Agradecida. Dulce Adriana vive feliz, no sólo por ganarle la batalla al cáncer, sino también por darle vida a Ximena.
Dulce tuvo que librar la batalla más difícil de su vida a sus 27 años de edad y en condiciones que todos creían desfavorables; se enfrentó al rechazo laboral y a la decisión más complicada entre su vida o la de su hija.
La joven fue detectada con cáncer de mama hace más de seis meses y pese a los pronósticos en contra, luchó contra la enfermedad y por dar vida a la pequeña Ximena que ya venía en camino y por lo cual perdió su empleo.
Ahora, Dulce Adriana Rangel Torres, sigue luchando, pero por contribuir para abatir el cáncer en las mujeres y ayudar en cada acción que pueda evitar que caiga una lagunera más a causa de esta enfermedad, que de manera alarmante, se ha convertido en la primera causa de muerte en el género femenino en todo el país.
Dulce, con la pequeña Ximena en brazos y ambas gozosas de salud, envió un mensaje de amor propio a todas las mujeres de la Región Lagunera de Durango, a tomar conciencia para cuidar su cuerpo, tomar acción ante cualquier malestar, realizar actividades de prevención de la salud y mantener un equilibrio mente, cuerpo y alma para seguir disfrutando la vida.
Como muchas mujeres, a su corta edad nunca pensó llegar a atravesar una situación adversa como lo es un cáncer y confiada, no pensaba tampoco en la detección, "yo también pensaba a mí no me va a pasar, no me va a dar alguna enfermedad y mucho menos pensé en el cáncer y cuando lo supe, se me derrumbó todo, pero fue Ximena la que me hizo luchar hasta librar la batalla", apuntó con una sonrisa en la boca.
Dulce siente un compromiso social muy importante, de difundir su historia y de promover las acciones contra el cáncer y participando en todas las actividades a las cuales sea invitada, para así poder ayudar a otras mujeres y seguir evitando que sigan los fallecimientos por esta causa.
Hace más de siente meses, fue despedida injustificadamente por la empresa en la que laboraba precisamente por su condición de maternidad; luchó contra ello en un proceso legal y contra el diagnóstico de su enfermedad.
Dulce vive agradecida con la vida por la oportunidad y el mensaje de vida que aprendió, pero también con la solidaridad de toda la Comarca Lagunera que le tendieron la mano en esta situación.