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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

El Bacheador y el Chapopote, hijos del gobierno que encabeza Rubén Moreira, están dando mucho de qué hablar y despertando suspicacias con sus trabajos patito en las calles de Torreón. El programa tiene una inversión de casi 250 millones de pesillos para todo el estado. En Torreón se anunció que serían rehabilitadas casi 80 cuadras y en unos 50 mil metros cuadrados se taparían los baches. Resulta que, según informes de nuestros subagentes disfrazados de hoyancos, estos trabajos no los realiza la Secretaría de Infraestructura del Estado, es más, ni siquiera los supervisa, porque de hacerlo ya los habría suspendido por las deficiencias que han sido evidenciadas en este diario. Lo que más llama la atención es que no existe referencia de que el millonario contrato haya sido licitado como debe ser según su monto, cosa que a los conocedores de estos temas provoca suma extrañeza.

Se sabe que la empresa Green Patcher México, domiciliada en la colonia Nápoles de la capirucha del esmog, fue la elegida -sabrán los dioses bajo qué criterios- para hacer estos trabajos. La compañía ganona se promociona en su sitio web como la mejor para la reparación de pavimentos, huecos, baches, agrietamientos, desgastes de calles y carreteras usando mezcla asfáltica en frío aplicada a presión neumática en minutos y no en días (aquí todos ponemos cara de asombro y exclamamos al unísono: ¡Oooh!). Pero con los problemas que han surgido en algunas calles, los preguntones se cuestionan ¿por qué el gobierno de don Rubén contrata a una empresa sin dejar rastro de licitación, pero sí huellas de ineficiencia, habiendo otras capaces de realizar un buen trabajo, incluso la propia Junta de Mejoras Materiales, que para eso está? ¿Será que como a varias compañías locales aún les debe unos cuantos milloncillos, ya no les puede pedir fiado? Lo cierto es que no hay coordinación ni supervisión en este programa el cual, curiosamente y dicho sea de paso, inició en plena época electoral.

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Y ya que hablamos de contratos, las críticas y sugerencias lanzadas por un importante sector de la Iniciativa Privada regional han venido a contradecir el discurso alegre que el alcalde de Torreón, Miguel Riquelme, mantenía sobre su gran logro de concesionar el sistema de alumbrado público. Y es que, como se recordará, la semana pasada don Miguel todavía presumía y agradecía el “respaldo ciudadano” para firmar el contrato de casi 3,000 millones de pesillos con Construlita. Pero no contaba con el señalamiento de los Ipecos, quienes le comprobaron con números que, extrañamente, el ayuntamiento dejó ir la oportunidad de ahorrarse 450 millones de pesillos, entre otras lindezas. Ante las evidencias, el discurso oficial ha ido cambiando y del “en la historia de Torreón quedará escrito quién se opuso a la modernización del alumbrado” se ha pasado ahora al “son muy respetables todas las opiniones y el contrato va a dejar una derrama millonaria para toda la ciudad”. Es decir, un clásico “va a haber para todos”. Pero la sospecha no termina y es que la hipótesis planteada desde hace meses en esta columna se ha ido confirmando de acuerdo con el reporte de nuestros subagentes vestidos de lámparas fundidas. Dicen que la empresa Cook Lite, aquella que como “muestra” renovó el alumbrado de la Morelos y la Colón y luego renunció a entrarle al concurso de licitación luego de invertir 20 millones de pesillos, se prepara ya para hacerse cargo de un contrato que le daría la concesionaria Construlita, previo acuerdo de hace meses. Sobre este punto, los conocedores del teje y maneje de la cosa pública local han puesto sobre la mesa algunas cartas que hay que considerar. Que el representante de Cook Lite es un conocido empresario local cercano al tesorero Enrique Mota, pieza clave de la concesión, quien, por cierto, fue funcionario en administraciones pasadas. Y que el mismo representante tiene una “estable” empresa constructora que es una de las consentidas del tándem Riquelme-Moreira. Quede ahí el contexto como mera referencia.

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Los asiduos visitantes a los cafés de franquicia, única pujante industria de la localidad, nos informan de la reunión de “jueves negro” que tuvieron algunos importantes militantes del PAN, quienes “llamar0n a cuentas” (eso dicen) a los que ahora etiquetan de “regidores traidores” por haber aprobado el contrato de concesión del alumbrado público de Torreón. La vapuleada cúpula panista, luego de la goleada que le puso el PRI el domingo pasado, colocó en una esquina a Verónica Soto e Ignacio Corona para que dieran cuenta de su apoyo al proyecto de iluminación, y en la otra a Ángela Campos y Sergio Lara para que explicaran el motivo de su abstención. Comentan que algunos de los asistentes al parecer se quedaron convencidos de los argumentos de los sentados en el banquillo, pero la mayoría, seguidores de la corriente dominante del senador Luis Fernando Salazar, los acusaron duramente. Los propios indiciados se quejaron de propaganda negra en su contra como volantes dejados a las puertas de sus casas donde los acusan de indisciplina y de que los exhibieron con fotografía en el “cuadro de honor” que tiene el PAN en su auditorio del comité municipal. Supuestamente se rompieron lanzas entre algunos de los integrantes de la bancada del Cabildo por la manera como los enjuiciaron y ya sólo esperan el revire. Habrá qué ver cómo será.

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Versa un conocido adagio que “en casa del herrero, cuchillo de palo” y cuentan nuestros subagentes disfrazados de semáforos que bien se le puede aplicar ahora a uno de los principales funcionarios del ayuntamiento de Torreón. Corren versiones de que la semana pasada acudió a la Secretaría del Ayuntamiento una abogada de una ciudadana afectada por un choque. La intención de la profesional del derecho era presentar ante Jorge Luis Morán, titular de la oficina, una queja por la conducta de un servidor público de primer nivel. Sin embargo, como don Jorge está de vacaciones (¿tan pronto?), no pudo cumplir su objetivo. El asunto es que el funcionario referido es Jesús Jasso Frayre, presidente del Tribunal de Justicia Municipal, dependencia encargada de, entre otras cosas, dirimir los problemas derivados de las constantes colisiones viales. Según el relato, hace más de diez días don Jesús tuvo la mala fortuna de chocar con una ciudadana la cual, al ver que el funcionario no se detuvo, lo siguió hasta que pudo darle alcance e informarle de los daños que había sufrido en su vehículo. Muy atento, el presidente del Tribunal se comprometió a hacerse responsable, pero resulta que a la vuelta de los días se hizo como de humo y ya ni el teléfono le contestó a la afectada, quien mandó a su abogada a señalar la falta de congruencia de Jasso. Curiosas maneras tienen los servidores públicos de predicar con el ejemplo.

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Dicen que la información dada a conocer sobre la investigación de infecciones en recién nacidos es apenas un síntoma de los problemas que tiene el Hospital 16 del IMSS, dirigido por José Ramón Algara. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de bacterias que dicho nosocomio no sólo ha sido rebasado por la creciente demanda, sino que gran parte del cuerpo directivo parece no tener muy claro que su principal función es la de servir a los sufridos derechohabientes que a diario acuden no porque quieran, sino porque necesitan atención médica. Se habla de que el trato de los jefes de área suele ser despótico y que la dilación de cirugías, la deficiencia en la atención y la falta de higiene son cosa de todos los días. Los médicos carecen del material adecuado para hacer su labor y en general sus reclamos tienen poca respuesta por parte del director, quien aseguran tiene la piel muy delgada ya que cualquier crítica, por mínima que sea, le provoca escozor. Quienes se ven en la penosa necesidad de acudir a consulta, a urgencias o a ser programados para operación tienen que padecer además el calvario de la espera y la poca sensibilidad de las autoridades del hospital. Los observadores de este lamentable y crónico problema de ineficiencia hospitalaria no se explican qué es lo que tiene al director tan amarrado en su silla. ¿Será que Saltillo, sede de la delegación, cada vez está más lejos de Torreón en todos los sentidos y no se dan cuenta allá de lo que acá padece el pueblo?

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