Curiosas “coincidencias” las que se dan en esta asombrosa República de folletín. Por si no resulta suficientemente polémico que el ayuntamiento de Torreón contrate los servicios de una arrendadora de vehículos a precios casi tres veces más arriba de lo que vale un auto en el mercado, mayor controversia suma el hecho de que esto no es la primera vez que sucede con la citada compañía. Nuestros subagentes disfrazados de choferes nos reportan de un caso harto parecido que se dio a principios del año pasado con el ayuntamiento, también priista, de León, encabezado por Bárbara Botello. Resulta que la autoridad de la metrópoli del Bajío adquirió en renta 150 vehículos para uso oficial con un sobreprecio de 16 millones de pesillos.
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El asunto es que la empresa contratada es la misma con la que la administración riquelmista adquirió en renta parte de los 91 autos que, según el tesorero Enrique Mota, le urgían al ayuntamiento por el desastre que heredaron de la pasada administración en materia de parque vehicular. Bajo el argumento de la premura, el guardián de las arcas municipales justificó el jugoso contrato con Adquisición Vehicular Asesorada, SA de CV, empresa radicada en León, ciudad que, dicho sea de paso, don Miguel y su séquito, incluido Mota, visitaron en septiembre del año pasado con el objetivo de conocer casos de éxito en materia de planeación. Pero a la luz de lo ocurrido, los mal pensados se preguntan si la finalidad verdadera era más bien aprender las mañas que tantos problemas le han ocasionado al ayuntamiento leonés. Y aunque el tesorero Mota jura y perjura que no hay nada turbio en el contrato otorgado por asignación directa y que todo es en beneficio de la ciudad, lo cierto es que a la fecha dicho contrato no aparece en la página de transparencia del ayuntamiento, ni la empresa de marras en el padrón de proveedores. ¿Por qué será?
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Y ya que hablamos de controvertidos contratos ¿se acuerda usted, enterado lector, de empresa Parque Solar Coahuila SAPI de CV, la cual con una inversión de 1,200 millones de pesillos va a dotar de electricidad producida con energía solar a los ayuntamientos de Torreón y Matamoros por 15 años? La idea, según se dijo, es que con este suministro los municipios ahorren ingentes recursos en sus servicios de alumbrado público al ya no tener que comprarle la energía a la “empresa de clase mundial” CFE, la cual se la pasó correteando a las administraciones pasadas para que cumplieran con el pago y sus adeudos. El Congreso estatal autorizó primero en octubre y luego en junio pasados que ambos ayuntamientos firmaran sendos contratos para tal efecto, luego de serios cuestionamientos de diputados y ediles de oposición del Cabildo anterior, quienes no estaban muy conformes con que se pusieran en garantía las participaciones federales además de que no hubo licitación de por medio (¡qué raro!). Lo que resulta intrigante es que, si bien quien está detrás es el gobierno de Coahuila, hasta ahora nadie en la administración riquelmista ha informado cómo se va a empatar este plan con el polémico proyecto de concesión del alumbrado público del municipio de Torreón y los detalles sobre cómo será la compra de energía una vez que las nuevas luminarias que instalará Construlita comiencen a funcionar. Tampoco se ha informado cómo va el proceso de construcción del parque y los detalles del contrato, si es que existe tal. Al respecto, comentan los optimistas que sería bueno que, entre tanta oscuridad que hay con todo este enjuague del alumbrado, las autoridades empezaran a dignarse a dar un poco de luz.
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Como si de una auténtica purga de Stalin se tratara, en el Instituto Municipal de Cultura que preside Ruth Idalia Ysáis ha concluido el proceso de barrido de la nómina para sacar a todos los empleados que Renata Chapa metió. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de caballetes arrumbados que las dos últimas personas fueron liquidadas el lunes pasado y que los poderosos argumentos esgrimidos por la guadaña se centraron en un contundente: “te vas porque eres gente de Renata”. Las grandes incógnitas que surgen entre el respetable (y grillero) público culturero es de dónde sale el dinero de las liquidaciones, puesto que se dice que el Instituto quedó muy cortito de recursos, y si dentro del barrido que se aplica estará el coordinador Arturo García Ysáis, hijo de la nueva zarina, quien aparecía hasta junio en la nómina del organismo. Porque, hay que decirlo, sería por lo menos extraño que doña Ruth, además de ser su madre sea su jefa. Otra de las interrogantes que circulan en estos tiempos de mudanza es qué va pasar con los ambiciosos proyectos que inició la exzarina, tales como el del mariachi y el de la cumbia, para los cuales se erogaron no pocos recursos. Las malas lenguas dicen que no se le dará seguimiento a los mismos dentro de la evidente estrategia de “todo lo que huela a Chapa ya no es bienvenido”. A propósito de los dineros, cuentan los subagentes que dentro de los primeros planes del Instituto en esta nueva era está la absorción del Instituto de Música Santa Cecilia, de la otra zarina cultural, Lucrecia Santibáñez, para crear la Escuela de Música del Municipio de Torreón, aunque hasta ahora el proyecto está en ciernes y no se sabe qué recinto se utilizaría para albergarlo. El detalle es ¿con qué ojos el IMCE pretende hacerse cargo de semejante carga? Habrá qué ver.
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Todo parece indicar que los tiempos de auge del famoso Paseo Colón han pasado. Y es que en las últimas semanas se ha hecho notar no sólo la disminución de la afluencia de paseantes, sino también de la oferta cultural. Como se recordará, la administración de Miguel Riquelme anunció en su arranque que relanzaría el paseo dominical con más atractivos y que, incluso, lo extendería hasta la otrora gloriosa avenida Morelos. Pero a siete meses de aquel enjundioso anuncio, poco queda de la oferta inicial. El discurso oficial, ese hermoso recurso de la excusa, apunta a que esta decadencia se debe al calor que azota las polvorientas calles de la Perla de La Laguna. No obstante, corren versiones alternativas que achacan el evidente fenómeno a la falta de recursos, toda vez que en los primeros domingos se gastaba hasta 180 mil pesillos para el esparcimiento del pueblo. Otro asunto que ha puesto la mirada de los críticos y criticones en el Paseo es el de la prohibición de la instalación de changarros improvisados para la venta y exposición de arte y artesanías que ya generó un altercado con uno de los expositores. Las voces disonantes se preguntan por qué no se les permite a estos exhibir su trabajo mientras a un conocido negocio de antigüedades se le da la oportunidad de sacar a la calle su mercancía, lo cual, de entrada no está mal, pero aquí debería aplicar el célebre “o todos coludos o todos rabones”. La respuesta quizás está en que dicho negocio está vinculado con la regidora Lourdes Quintero y que, como no todos gozan del privilegio de las palancas, pues el ayuntamiento les dice “con permisito pero no puedes estar aquí”.
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Del otro lado del río seco también se cuecen las habas. Dicen que el alcalde de Gómez Palacio, José Miguel Campillo, está muy cómodo con eso de no tener policía municipal, ya que así se quita la bronca de tener que andar persiguiendo a los malandros tercos que no han entendido que, según las voces gubernamentales, La Laguna ya es un edén de seguridad y tranquilidad. El asunto es que por más que las autoridades gomezpalatinas han intentado atraer a los candidatos a guardianes del orden, nomás las estrategias no han funcionado. Ya ampliaron el rango de edad y ya anunciaron la oferta de sueldos -aunque no se sabe si esto en vez de alentar, espanta-, pero las hordas de posibles matutes no llegan. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de ceniceros que entre la llamada clase empresarial existe extrañamiento por esta situación, ya que mientras Torreón cuenta con tres policías municipales, más las dos del estado y el Ejército, en la vecina urbe sólo existe un engendro al que llaman policía militarizada, que no es otra cosa que la tropa haciendo labores de gendarmes, con todo lo que eso implica para bien y para mal. Y en medio de este vacío, los ciudadanos no saben a quién reclamar cuando a los soldados se les pasa la mano. Para el paso que va, don Pepe va a terminar su administración sin contar con cuerpo policiaco propio y no podrá colgarse del socorrido argumento de la coordinación metropolitana, que tanto se usa por estos días. Al tiempo.