Todo indica que el tan cacareado Consejo Ciudadano para la Transparencia de las Finanzas y las Políticas Públicas del Municipio de Torreón nació moribundo o al menos tuerto. Entre los aficionados maldicientes de la cosa pública lo que más dudas ha generado es el nombramiento de Lorena Medina Bocanegra como presidenta de tal organismo. Como se sabe, la también coordinadora local de la principal fábrica de grillos de la región -perdón, UAdeC-, es integrante del clan Medina, el grupo que en las últimas tres décadas ha manejado como empresa familiar a la Facultad de Contaduría y Administración en Torreón, acumulando espeluznantes historias sobre travesuras que ocurren en esa institución que, dicho sea de paso, es uno de los bastiones operativos del PRI en los procesos electorales.
En la truculenta trama están involucrados personajes como Manuel Medina Elizondo, patriarca del clan; su hermano Eliseo; la incondicional Sandra López Chavarría; la propia Lorena, sobrina de Manuel, y ahora Silvia Julieta Aguilar Sánchez, esposa de otro Medina, Cecilio. Resulta que doña Silvia también es integrante del Consejo Ciudadano de Transparencia que preside su sobrina, con lo que, como suele suceder en la polaca local, todo queda entre familia. Pero los amantes de sospechosismo se preguntan: ¿a qué responde esta sobrerrepresentación del clan en el consejo de marras? ¿Qué compromisos tiene el jefazo Miguel Riquelme con los Medina? Y esto sobre todo porque la citada Facultad, y en general la coordinación de la Unidad Torreón de la UAdeC, dista mucho de ser un templo de la transparencia y la rendición de cuentas, sin que nadie al interior se cuestione seriamente los enjuagues que ahí se llevan a cabo. Uno de los principales vigilantes debería de ser el secretario general de la universidad, el priista Salvador Hernández Velez. Sin embargo -y aquí se pone más candente la cosa-, dicen los que saben que el posicionamiento de Lorena Medina en la esfera del ayuntamiento es resultado de una alianza política entre los Medina y don Salvador para mantener el control de la UAdeC en La Perla de La Laguna. Porque no hay que olvidar que el exdiputado tricolor ha hecho lo propio, a través de sus allegados, en la Facultad de Economía y además cobra en la FCA como “maestro investigador”. Para terminar de cerrar la pinza resulta que Lorena Medina no es la única pieza de la alianza Medina-Hernández dentro de la administración de Miguel Riquelme. El otro alfil es ni más ni menos que el excrítico Eduardo Holguín, director del Instituto de Planeación y Competitividad, capitán del equipo de porristas de don Salvador y acompañante en la mesa de honor de todas las reuniones organizadas por don Manuel. Es por eso que esta historia de condescendencia y concesión riquelmista hacia este grupo propietario de la principal universidad pública regional, que parece cuento de Jorge Ibargüengoitia, película de Luis Estrada o, si usted prefiere, de Buñuel por aquello de Los Olvidados, no deja cabida al optimismo sobre la pretendida transparencia que inunda el discurso oficial.
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Nuestros subagentes disfrazados de inspectores del Simas nos comentan que quien ya de plano le llenó el buche de piedritas al inqulino del séptimo piso de la Estufa Mayor de la ciudad es el hacker oficial del sistema de aguas, Luis Fernando Gallardo Amador. Cuentan que este sobreviviente de la nómina municipal -que trabajó en la administración de Eduardo Olmos- no sólo se dedica a sabotear el sistema un día por la pata de la facturación, otro día por la de la cobranza, y a hurgar en las computadoras personales de los empleados. Resulta que el funcionario protagonizó recientemente un sainete en el Club de los Industriales, en donde en plan “alegre” se puso gritar a voz en cuello que él tiene información para mandar a una fría celda al mismísimo exalcalde Eduardo Olmos y a su flamante escudero financiero Pablo Chávez Rossique. Pero no sólo eso. Los que saben de estos curiosos hechos dicen que hasta del gobierno de su patrón, Miguel Riquelme, hizo fuertes declaraciones, pese a que fue salvado por él de vivir en el error, y con un sueldazo. Los conocedores aseguran que el resentimiento de don Fernando es que ahora no lo dejan hacer los “negocitos” particulares que hacía en la pasada administración vendiendo, a través de sus amigos, cartuchos hasta seis veces más caros que su valor real, lo mismo que computadoras y desde luego softwares. Ya se oye que los días de Gallardo están contados y los de su séquito de seis amigos que se llevó al Simas donde tiene su cuarto de guerra ciberespacial.
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Muy fuerte se escuchan las voces de un supuesto “plan con maña” orquestado desde la capital estatal del adobe con resultados catastróficos que vendría a demostrar el descontrol en el manejo de la agenda del gobierno provincial y que habría causado la ira del jefazo Rubén Moreira. Resulta que el sábado, justo en el día y hora en que el delegado municipal -perdón, alcalde-, Miguel Riquelme, intentaba lucirse con el encendido del nuevo alumbrado público en la colonia San Felipe, acompañado de su patrón el señor gobernador, los empresarios brillaron por su ausencia. Pero no es porque hayan desairado la invitación al magno acontecimiento, sino porque en esos momentos estaban prácticamente agarrados de la greña con Eliseo Mendoza Berrueto, pastor del Congreso local, y los legisladores que aprobaron la controvertida Ley de Declaración de Ausencia por Desaparición Forzada que les “endosa” a empresarios la obligación de pagar el sueldo y conservar la plaza en el caso de que algún trabajador sea declarado desaparecido. Total que Mendoza acabó por echarle la culpa a los legisladores de La Laguna por no haber tenido un acercamiento con los empresarios previo a la aprobación de la ley. Pero las cosas no paran ahí. Todavía que vino a distraer la atención de las lucecitas del alcalde, a eso de las tres de la tarde don Eliseo compartió el pan, la sal y la chistorra con el titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, en el cumpleaños de un gran patrón empresarial comarcano. Y como se sabe, el secretario no es de los afectos de Moreira, con quien sostiene una silenciosa pugna interna en el PRI estatal por la renovación de las hamacas del congreso federal, en donde se dice que Martínez quiere colocar a su hijo con miras a la sucesión de la gubernatura en 2017. Lo más llamativo del asunto es que el mandamás provincial no fue requerido para el convite, pero sí Riquelme, quien no asistió por solidaridad con su jefazo, según cuentan. Tal parece que el antecesor directo del moreirato sigue manteniendo un estrecho vínculo con la clase empresarial lagunera para tejer sus alianzas en pos del relevo del grupo que controla al estado desde hace casi una década.
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Comentan las malas lenguas que el nuevo lema del Congreso de la Unión es “deséchese después de usarse”, como las jeringas. Y esto porque fue exactamente lo que hizo el preciso Enrique Peña Nieto en su segundo informe, al decidir no acudir a la máxima tribuna de la nación a entregar su mamotreto de propaganda y buenas intenciones. Y es que, una vez aprobadas todas sus panaceicas reformas por los partidos principales representados en las cámaras, para el gran tlatoani de la República no fue importante hacer acto de republicana presencia en el Congreso y optó por enviar a su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Los conocedores de los entresijos de la fauna política nacional dicen que con esto el primer mandatario lanza un claro mensaje de lo que significa en realidad el Poder Legislativo y para qué sirve en esta “nueva era en donde México ya está en movimiento”. Y a propósito del informe, se extrañó algún anuncio importante para la Comarca Lagunera, más allá de las sobadas cifras del delito, sobre todo por lo adelantado por el presidente local de Canacintra, Eugenio Treviño, respecto a una supuesta megainversión de Pemex para la región. Lo único que se escuchó en toda la propaganda relacionada con el informe fueron las obras interminables y transexenales del hospital general y la carretera a Cuatro Ciénegas, que sabrán los dioses cuándo van a acabar.