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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

A los cobradores -perdón, regidores- que les fue peor con la exhibida que les puso el contralor municipal, Javier Lechuga, por tener el porcentaje de ponches más alto en las respuestas de solicitudes de transparencia que hacen los ciudadanos, son el priista Miguel Mery y el panista cuasi priista Ignacio Corona. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de bolígrafos escurridos que en la reunión que esta semana sostuvieron los ediles con el contralor se mostró una gráfica en la que ambos personajes aparecen con el número más elevado de recursos de revisión entre todos sus compañeros. Frente a esto don Nacho poco o nada dijo fiel a su estilo de no meterse en broncas y nadar de muertito en el máximo órgano de autoridad del municipio.

Pero quien no pudo ocultar su disgusto fue don Miguel, quien siempre se muestra muy preocupado por cuidar su imagen como funcionario público, y no dejó pasar la oportunidad para excusarse de los constantes revires en sus respuestas argumentando que hay varios ciudadanos quisquillosos que le piden información que, según alega, ni el científico más avezado, ni el Nobel más reconocido, podrían proporcionar. Pero para que no diga, el contralor Lechuga ya les está organizando a todos los ediles unos cursitos sobre cómo responder a los requerimientos de los preguntones para que mejoren su porcentaje de bateo en transparencia. A ver si así ya pegan de hit.

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No todo fue miel sobre hojuelas en el festejo que le organizaron en el Invernadero Mayor al alcalde de Torreón con motivo de su cumpleaños. Nuestros subagentes disfrazados de betún duro dicen que la edil panista Gabriela Casale sigue masticando el disgusto que le hicieron pasar ya que, según ella, fue llevada con “engaños” al mitote. Y es que de acuerdo con versiones de sus allegados, a la síndica de vigilancia la citaron para un desayuno sin especificarle que la reunión era para desearle hartas felicidades al jefazo Riquelme. Incluso, aseguran, deliberadamente la invitaron a sentarse cerca del munícipe para que le ayudara a apagar las velitas. Lo cierto es que, según las imágenes que circularon sobre el festejo, la incomodidad que ahora manifiesta no se observa en el momento del jolgorio. Algunos creen que con eso de que sus compañeros de bancada ya no le hacen segunda en sus cuestionamientos, doña Gaby anda viendo moros con tranchete en todos lados. ¿A quién creerle?

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Nuestros subagentes vestidos de asistente sindicalizado nos informan que esta semana los regidores que integran el Cabildo estarán “moviditos” porque tendrán que trabajar en serio (ahora sí) y no solamente posar para las fotos de los tuits, a los que se han hecho bastante aficionados. Y es que en estos días se generará el estira y afloja en el tema de la polémica solicitud de un sector del transporte público que insiste en que se les “ajusten” las tarifas del transporte porque, dicen, ya no les alcanza para el chivo. Y es que en este tema nadie encuentran qué hacer, porque por un lado es más que evidente el rezago en la calidad del servicio que proporcionan los desvencijados taxis que, aunque muy pintados de amarillo, por dentro se les saltan los resortes, y en los camiones destartalados que de plano desconectan las máquinas del servicio de prepago. Y por el otro, están los que sí han cumplido y cada año se han alineado al cumplimiento de los requisitos que marca el reglamento, aunque sigan con la misma tarifa y apechugando todos los “gasolinazos” que el preciso Peña Nieto dijo que iba a eliminar. Habrá que ver la postura de los ediles ante este escenario y la justificación que den en caso de que se atrevan a ceder (otra vez) a las presiones del temible pulpo transportista.

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Otro tema del que seguro saltarán chispas la semana entrante es la modificación que se pretende dar a la Ley de Desarrollo Urbano que, entre otras cosas, pretende eliminar el “candado” que dejó la anterior administración municipal al limitar la instalación de gasolineras a un radio de distancia de dos kilómetros entre una y otra. Nadie sabe -o nadie dice saber, mejor dicho-, a quién se pretendió beneficiar con esta disposición, pero lo cierto es que hay siete solicitudes de igual número de empresas gasolineras que están pendientes de recibir el permiso para operar y sólo se tienen a una conocida tienda de conveniencia trabajando “solita”. Quienes le saben a estos negocios opinan que se coartó la famosa libertad de comercio, tan ponderada sólo en el discurso en el capitalismo mexicano de cuates, y otros dicen que fuertes intereses económicos figuraron para que en los últimos meses del anterior gobierno, allá por mayo, se diera esta autorización que frenó la inversión y la generación de empleos.

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Amargo sabor de boca dejó en la administración riquelmista la reciente visita a la región del director del Instituto Mexicano de Competitividad, Juan Pardinas, ya que por más que intentaron algunos funcionarios acoplarse a las reuniones o aunque sea intercambiar un par de impresiones con él, pues nomás no fueron requeridos. Uno de ellos fue el excrítico Eduardo Holguín, jefazo del Implan, quien ha intentado hacer malabares para evadir lo que le toca en lo que se refiere a la caída de la competitividad regional. Y es que don Eduardo se las está viendo negras para justificar su puesto ante la sociedad, que no ante sus patrones, a quien, dicen, los puede marear muy bien con su discurso. La pregunta que se hacen algunos espectadores de la espantosa cosa pública ante las bajas calificaciones de la ciudad y su zona metropolitana es ¿cómo le irá a hacer el alfil del eje Medina-Hernández Vélez para levantar dichos indicadores siendo que tanto el “Consejo Ciudadano de Transparencia”, que encabeza Lorena Medina Bocanegra, y el Instituto de Planeación que él dirige son concesiones del alcalde Miguel Riquelme a ese grupo que empieza a acaparar los espacios de la “participación ciudadana”? Muy difíciles se ven las posibilidades de que don Miguel pueda cumplir su promesa de elevar la competitividad de Torreón al término de su administración, sobre todo si se empeña en aplicarle a la ciudad el “modelo UAC-Torreón” y si el Implan hace de todo menos cumplir su encomienda, como lo demuestra el pobre papel que desempeñó durante el tan cuestionado proceso de licitación del contrato de alumbrado público. Súmele a eso otros goles de los gobiernos municipal y estatal como el tratar de convencer a los torreonenses sobre las “ventajas competitivas” de contar con dos teleféricos o el de privilegiar un programa como el “bacheador” sobre un sistema de drenaje pluvial ya no digamos moderno, sino básico para la ciudad. Pero no todo son malas noticias -para que no se desanime, atribulado lector- ya que un importante sector de la sociedad lagunera busca otras opciones más interesantes y menos burocráticas para impulsar la competitividad. Tal es el caso de Fomec que tuvo la atinada idea de traer al presidente del Imco para firmar un acuerdo con el organismo y trabajar en conjunto para elevar a la región a las alturas en las que merece estar.

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Las constantes misiones al exterior que realiza el gobernador Rubén Moreira con su séquito de funcionarios y munícipes, entre los que se encuentra el alcalde Miguel Riquelme, comienzan a generar severas dudas sobre las “bondades” que el mandamás de la provincia pregona en sus reuniones con los inversionistas. Y no tanto por los escasos resultados que hasta ahora han tenido estos viajes de placer -perdón, de trabajo- al menos para la Comarca Lagunera, sino por las misivas oficiales que llegan desde los lejanos países que visita. Resulta que en su primer día en Corea, los informantes de la delegación resaltan que don Rubén ha presumido la copiosa inversión en infraestructura carretera que se ha hecho en Coahuila. Y aquí es donde saltan las interrogantes como palomitas de maíz: ¿se referirá el jefazo provincial a la carretera San Pedro-Cuatro Ciénegas que lleva en construcción desde los tiempos inmemoriales del sexenio de Felipe Calderón, y que se vendió como uno de los proyectos clave para detonar el crecimiento de La Laguna dentro del corredor económico del norte? De ser así, no estaría de más recordarle al gober que para presumir algo, primero ese algo debe existir. Ojalá no se le vaya a ocurrir presumir avances en materia de transparencia y rendición de cuentas, porque nomás alguien le saque el tema de Javier Villarreal y la megadeuda, ahora sí, como dice Emmanuel, “todo se derrumbó”.

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