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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Dicen que el que anda que brinca de gusto es el jefazo de la Policía Municipal, Adelaido Flores, ahora que ya no tiene que lidiar con Guillermo Flores, exdirector de Vialidad. Y tan de buen humor anda que se desvive en abrazos con el nuevo jefe del área, Ricardo Handam, cada vez que lo ve. Lo que se preguntan los espectadores de la cosa pública es si el teniente quiere ayudarlo en su nueva encomienda y orientarlo -porque, como el mismo Handam reconoció, no sabe mucho de vialidad-, o por el contrario pretende hacerle ver de forma muy sutil quién es el que manda. Ante esto, los subagentes disfrazados de custodios del Invernadero Mayor nos informan que los elementos de Tránsito ponen cara de signo de interrogación ya que se preguntan, con un cierto dolor de estómago, si estos abrazos esconden el regreso de aquellos tiempos en que don Adelaido les daba tremendas esculcadas en las bolsas de su pantalón y casi los quería pasar por escáner para detectar si traían el producto monetario de las travesuras con los conductores para ingresarlo a la "caja chica" -ni tan chica- de la Dirección de Seguridad que, dicen, vio sus mejores tiempos cuando Tránsito y Vialidad dependía de ella.

Y ya que hablamos de "tenebras", son cada vez más insistentes los rumores de que Guillermo Flores, a quien todos ya veían fuera de la jugada, parece que regresará y por la puerta grande. Y es que, según nuestros subagentes que deambulan por los terrenos de la Secretaría del Ayuntamiento, ya se cocina por ahí la apertura de una área de Inspección interna donde el exjefazo de Vialidad tendrá la encomienda de controlar varias dependencias para amarrarles las manos a los traviesos que hay en la administración riquelmista. El demiurgo de esa área es el oscuro secretario del Ayuntamiento, Jorge Luis Morán, que tiene bajo su control al nuevo grupo táctico, y que cuando el teniente Flores se sale del redil, manda a su guardia pretoriana a que se den algunas "vueltecitas" por la ciudad con el fin de atrapar a los malandros que "curiosamente" los muchachos de don Adelaido no ven.

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Además de bonitos fuegos de artificio y circo para el pueblo, las fiestas patrias y de la ciudad dejaron en Torreón una evidencia más de que no se mide por el mismo rasero a todos los empresarios de la pujante industria antrera de la ciudad. Y es que mientras a algunos se les aplica con mano dura la ley de alcoholes en lo que tiene que ver con los horarios de venta, a otros se les deja cerrar a la hora que les pega la gana, a pesar de las declaraciones que hiciera la gente del alcalde Miguel Riquelme de que por ningún motivo se iba a permitir que los bares cerraran después de las 2 de la mañana durante el mes patrio. Los subagentes disfrazados de parroquianos nos comentan de varios casos de antros que siguieron la fiesta incluso casi hasta el amanecer. Como ejemplos están el de un negocio de reciente apertura que se encuentra en los alrededores de la Plaza Mayor y de otro que está ubicado en una esquina de las plazas comerciales de la llamada zona dorada de Torreón, en donde cuentan que la pachanga se prolongó por la presencia de un reconocido deportista recién galardonado. Los amantes del "sospechosimo" dicen que esta laxitud con algunos antros tiene que ver con el curioso fenómeno del binomio político-empresarial que existe y que es responsable en buena parte del resurgimiento de la vida nocturna local que tanto presumen nuestras autoridades como evidencia de la "paz romana" que impera en la región, aunque se sigan presentando asesinatos y asaltos a plena luz del día. Sobre los privilegios de que gozan los antros de ese binomio, bien vale la pena recordar aquí el popular dicho de "o todos coludos o todos rabones".

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A propósito de la seguridad, han causado extrañeza entre el sufrido pueblo las declaraciones del alcalde Miguel Riquelme respecto a que el repunte en la violencia que se ha registrado en Torreón tiene que ver con meros "ajustes de cuentas" entre bandas criminales y que la población nada debe temer. Este discurso oficial supone que todas las personas que han muerto por las balas de estos "ajustes" tenían vínculos con la delincuencia, lo cual nos lleva a pensar que, o bien nuestras autoridades han avanzado tanto en eso de la investigación que de inmediato saben la historia de todos los asesinados, o se está incurriendo en aquello que tanto se le criticó al expreciso Felipe Calderón de criminalizar a priori a las víctimas. Los pesimistas creen más que se trata de lo segundo. Ahora bien, respecto a que la población no debe tener miedo ya que estos hechos no representan riesgo alguno para la ciudadanía, los maliciosos sugieren que se les informe de ello a los comensales que fueron testigos del crimen afuera de conocido restaurante y quienes vivieron momentos de pánico, a ver qué opinan. Porque es un hecho que ellos nada seguros se sintieron al escuchar los balazos. Pero surge otra incómoda pregunta: ¿también los robos violentos de vehículos que se han registrado afuera de colegios y colonias residenciales son "ajustes de cuentas"? A lo mejor en la reunión extraordinaria que tuvieron el miércoles pasado los jefes de seguridad en la peronera capital con motivo de este repunte de violencia respondieron a esta pregunta. Esperemos que haya salido algo bueno de ahí.

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El que anda muy sentido con el gobierno estatal es el senador Luis Fernando Salazar, quien no desaprovecha ocasión alguna para lanzar dardos emponzoñados contra el jefe de la provincia, Rubén Moreira. Resulta que el legislador que sueña con la candidatura para gobernador o, de perdida, para alcalde de Torreón, recibió una atenta invitación para asistir a la exposición "Dos entidades: una historia compartida Coahuila-Puebla" en la urbe de adobe. Y cuando el senador ya estaba muy puesto para acudir, le enviaron una "desinvitación" en donde le informaban, también de manera muy atenta, que la exposición había sido cancelada y que guardara mejor el traje que pensaba ponerse. Pero resulta que el evento no se canceló, ya que se llevó a cabo como estaba previsto y hasta asistió el diputado federal Guillermo Anaya a quien, por cierto, los de la oficina de prensa del gobierno estatal confundieron con senador, pero esto no le importó al también suspirante a la candidatura para la silla del Palacio Rosa, ya que salió muy sonriente en las fotos oficiales. La gente de Salazar cree que el motivo por el cual fue "desinvitado" es la crítica que lanzó contra Moreira por pedir otro crédito para pagar a acreedores en lugar de investigar dónde quedó el dinerito de la deuda de su hermano. Será el sereno pero, de cualquier manera, el caso no deja de ser curioso y evidencia dos cosas: que en el PAN no todos están en la misma sintonía y que el gobierno provincial está presto para aprovechar las luchas internas de los azules. Y en el supuesto de que la cancelación de la invitación al senador se deba a lo que su gente cree, demostraría también, una vez más, que el gober es de piel sensible.

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En su gira de trabajo de ayer en esta ciudad, el gobernador Rubén Moreira salió con más deudas. Pero no crea que nos referimos al crédito por 2,000 millones de pesillos que está por solicitar su gobierno o a que se haya descubierto que su hermano, el Profe, tenía escondidos más adeudos. Resulta que en la inauguración de la cancha de futbol que se creó para el divertimento de los famosos gates, también conocidos como los "hombres de negro", don Rubén quiso hacerle a la Cristiano Ronaldo tirando dos penales a la portería que resguardaba el comisionado de seguridad, Ricardo Aguirre. El primero lo anotó, pero el segundo fue a dar a la cámara de uno de los fotógrafos de prensa del ayuntamiento de Torreón que estaban prestos a captar el segundo gol. Al momento del impacto, de entre los espectadores se dejó escuchar un sordo lamento: "¡mi cámara!". La voz era del alcalde Miguel Riquelme quien vio cómo "su cámara" era averiada por el balonazo del gober. Luego de aclarar que "no es nada contra la prensa", al gober le informaron sobre el propietario del aparato y pues ahora va a tener que reponerla. Esperemos que para ello no tengan que pedir otro crédito.

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De forma harto misteriosa, el enojo de los ipecos contra la ley de desaparecidos de Coahuila, que les endosa la responsabilidad a las empresas, se ha diluido y ya nadie se acuerda de la misma. Nuestros subagentes disfrazados de abogados del diablo nos informan que el supuesto juicio que iban a promover para tumbar la ley quedó sólo en dos firmas de particulares que, dicen los que saben, ni empresas tienen. Cuentan que los líderes de cámaras empresariales optaron por creerles a los diputados que muy obedientemente aprobaron la ley promovida por el gobernador Rubén Moreira, y que están a la espera de que haya respuesta a sus peticiones (se les recomienda que consigan unas cómodas mecedoras para que la espera no se les haga tan pesada). Curiosamente esta caída del encanijamiento coincide con el anuncio que el gobierno provincial hizo de pedir un préstamo a un banco para pagar a los empresarios contratistas y proveedores el adeudo que tiene desde los tiempos del Profe Moreira. ¿Será este un caso más de "pragmatismo" de la IP organizada para canjear un reclamo por una promesa? Vaya usted a saber. Lo cierto es que los organismos empresariales ya no han vuelto a tocar el tema y andan muy "manitos" con el gobernador.

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