Cuentan nuestros subagentes vestidos de señalamiento vertical que desde este lunes en que se confirmó que el presidente Enrique Peña Nieto visitará La Laguna, las autoridades locales, como en corral revuelto comenzaron a cacarear órdenes y hacer que las plumas saltaran por la urgencia de culminar las obras del nuevo Periférico de cuota, hecho con recursos federales. La orden fue clara desde los altos mandos: acabar como sea para el encuentro con el mandatario. Así, las cuadrillas de trabajadores laboran día y noche para que al arribo de Don Enrique todo luzca, al menos por fachada, limpio, seguro y funcional, y puede cortar el listón de inauguración con la amplia sonrisa que le caracteriza en sus selfies con sus fans.
Lo que nuestros subagentes precisan es que las autoridades locales prefieren mirar hacia otro lado, porque la pregunta que intriga es ¿cómo hará el Estado Mayor para realizar un “control de daños” previos a la visita presidencial? Ante tantas mechas prendidas en la región con el tema de la Ley de Desaparecidos y la oposición de los empresarios, no será empresa sencilla. Por otro lado las amenazas constantes de los “onappafos’’ que cilindreados por sus dirigentes, han incrementado sus protestas contra la reciente ley estatal promulgada por el gobernador Rubén Moreira que determinó carcel para los defraudadores y por si fuera poco, el tema de la inseguridad, cada vez más preocupante. ¡Bonito panorama!
***
Parece que para las autoridades policiacas de Torreón la vida está en otra parte, porque mientras los operativos antialcohol se caracterizan por su aparatosidad y no faltan ni las fanfarrias, el combate al delito común es desatendido. Al menos así lo consideran vecinos de varias colonias residenciales de la ciudad, a quienes carcome la angustia y el temor. Nuestros subagentes, en sus caminatas nocturnas en las plazas de las colonias, han atestiguado una serie de delitos a los que ninguna patrulla acude, y el ciudadano queda en total desamparo. Esto se repite en otras zonas habitacionales, donde al oscurecer ya no es seguro salir ni a la miscelánea de la esquina a comprar leche, las cuales, por cierto, son de los blancos preferidos entre los maleantes. Los jefes policiacos, encabezados por Adelaido Flores, se han reunido con varios grupos de vecinos, pero las reuniones, más allá del refresco y la fritura compartida, no han dejado soluciones, sólo promesas incumplidas. Las quejas vecinales contrastan con la firmeza del alcalde Miguel Ángel Riquelme sobre que no hay repunte de delitos del fuero común, que Torreón es un páramo de justicia y seguridad, donde el ciudadano no sufre vejaciones.
***
El nuevo Reglamento Metropolitano de Movilidad Urbana es el tema de temas en la región. Nuestros subagentes disfrazados de meseros, entre canapés y vinos franceses, pararon bien la oreja en una reunión de prominentes abogados laguneros, a quienes preocupa la forma en que se aplicará el citado reglamento. Si bien reconocen que el fin de éste es adecuado y progresivo, el problema está en los métodos de aplicación y el criterio oportunista que, parece, podría utilizarse. Mientras en otras ciudades el alcoholímetro es un artículo preventivo, con toda una política enfocada a disminuir accidentes y generar una conciencia, en La Laguna todo indica que será un elemento de castigo, sin mayor pretensión que la de fustigar a aquellos que manejen en estado de ebriedad. Nuestros subagentes precisaron que los abogados, a la hora del digestivo, afirmaron que la tolerancia cero no debiera ser tan extrema, es decir, literalmente “cero”, por el derecho de cualquiera de ingerir alcohol mientras no sobrepase los límites. ¿Y si algún automovilista viene directo de su consulta de tratamiento homepático? Los chochos, por tanto, infringen el reglamento.
***
Y brincando el charco seco del Nazas, allá en Rancho Grande, digo, Gómez Palacio, no cabe duda que son unos genios para la innovación, el equipo de Google les queda pequeño. En su intentona por “calarse” en la aplicación del nuevo Reglamento Metropolitano de Movilidad Urbana, desde hace varios fines de semana se instalan retenes en las entradas de la ciudad y se aplica lo que los intelectuales gomezpalatinos llaman el “soplido de la libreta” que no, no es un ritmo musical de moda, sino la petición de los agentes de vialidad para los conductores. “Sóplele a la libreta”, solicitan los uniformados, para realizar una cata de aliento alcohólico como buenos sumilleres de la justicia. Y si usted, a entender del experto en soplidos tiene aliento alcohólico, es suficiente para ser multado y revisado hasta la conciencia. Curiosamente, los retenes sólo se colocan en la circulación que entra a la ciudad y no en la que sale, por lo que los parroquianos de los ya varios bares instalados en el Bulevar Miguel Alemán pueden beber felizmente hasta muy entrada la madrugada y salir bien “arreglados” sin que nadie les moleste.
***
Siguiendo con Rancho Grande, no cabe duda que es Fuenteovejuna, todos a una: el desorden. Pero no es que Gómez Palacio sea una ciudad sin ley, sino que es una de “leyes adaptables” según convenga al alcalde José Miguel Campillo, quien aprovecha la debilidad de la oposición en el Cabildo para gobernar sin críticos a su alrededor. Nuestros subagentes disfrazados de aviadores en la Presidencia Municipal de Gómez Palacio, cuentan que Campillo tiene controlados a los regidores panistas mediante cuotas de poder superfluo, con un par de cacahuates del bolo, es decir, les hace sentir que son primordiales en la intrascendencia. A hombres como Paco Ramírez, quien se dice sería el candidato panista a la alcaldía, digamos suavemente que les delega los asuntos sin importancia. Y los azulejos, tan felices, luciéndose en Facebook con fotos en las comisiones, donde apenas hablan, pero, eso sí, en la pose de galanes no transigen. El poder consume al que no está preparado y lo atestiguan los blandos panistas gomezpalatinos. Preocupados debieran estar por la impunidad reinante del municipio, donde, por ejemplo, existe una venta de piratería al por mayor. Como si se tratase de una calle de la zona libre de la frontera Chetumal-Belice, en la Avenida Victoria pululan los ambulantes que sin el menor recato ofrecen películas, ropa, perfumes y hasta cigarrillos piratas, con el riesgo de salud que eso implica.
***
Desde Saltillo, nuestros subagentes, vendedores de pan de pulque, informan que a Isidro López le sacaron los colores. Literalmente, al alcalde saltillense no le han autorizado realizar licitaciones para programas de Conapred, presuntamente porque se retrasó en la presentación de proyectos. Lo cierto es que entre sus proyectos tenía pensado remozar algunas plazas y pintar… de azul, las bancas, lo cual no gustó a la gente de Conapred, que en el pasado no puso pegas porque el PRI pintara de verde, blanco y rojo la infraestructura. Don Isidro no ha dejado de mostrar su molestia en su primer círculo, porque considera que es una injusticia, que no es equitativo. Claro que gente de su equipo le hace ver que los programas de infraestructura no deben someterse al capricho del gobernante, lo cual no gusta mucho al mandatario y prefiere mantener el berrinche en la nostalgia por sus bancas azules.
***
Muchos funcionarios no suelen responder llamadas telefónicas de medios de comunicación, es una política no escrita para darse una importancia que muchos no tienen. Entre los que suelen ignorar su aparato en los últimos tiempos está Juan de León, flamante vocero del estado de Coahuila. El asunto no tendría importancia si Don Juan no fuera, precisamente, el encargado de la atención a medios. En específico para el caso Allende y su matanza, Don Juan no responde cuestionarios, no devuelve llamadas ni responde mensajes de texto. Hasta en el Whatsapp deja en “visto” a los periodistas, que sólo observan cómo frecuentemente cambia de foto de perfil y de estado. Mientras el estado de las cosas que él atiende, no cambia, en paradoja coahuilense. El equipo de Rubén Moreira afirma que revisará el tema y solucionará las fallas de comunicación. Y tras decirlo, apagan el celular.
