Como pavimento de cualquiera de las calles de nuestra amada comarca, la tesis del gobierno de Coahuila respecto al dinero lavado en Texas por funcionarios estatales y empresarios, ha comenzado a desmoronarse (si es que alguna vez estuvo firme). Las diligencias que nos llegan del vecino país del norte reportan que las investigaciones respecto a la presunta red de corrupción se están poniendo color de hormiga para el grupo político de marras. Resulta que en un expediente de la corte del Distrito Oeste de Texas se deja ver que casi dos millones de dolarucos que fueron depositados en cuentas de Rolando González Treviño para la compra de medios de comunicación salieron del agujereado erario de Coahuila. ¡Cáspita!
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Pero no es todo. Además se habla de una reunión en 2009 en la casa del exgobernador Humberto Moreira en la cual se habría pactado realizar los depósitos. ¡Recáspita! Sin duda estas son malas nuevas para la familia virreinal de la antigua Nueva Extremadura y su corte, quienes ahora, sin saque, tendrán mucho qué explicar respecto a los dineros que fueron a parar a cuentas y propiedades de exfuncionarios y empresarios clientes del régimen y al boquete que eso dejó en las finanzas estatales, mientras el sufrido pueblo coahuilense paga los platos rotos, de su bolsillo. Aunque, como ya es hábito, el secretario de Gobierno Armando Luna ya salió a repetir el discurso célebre de que “el dinero no salió de las arcas del estado”. Entonces ¿de dónde? Por lo pronto, corren como río las versiones de que el “Profe de la deuda” ya se prepara para regresar al pancracio político, y en el ciberespacio circula una supuesta entrevista hecha en Saltillo con el exgober bailarín en la que dice que buscaría un puesto de elección popular aunque no sea por su partido. Lo curioso es que los guaruras de su “humilde” casa en la urbe de adobe comentaron a nuestros subagentes que no le han visto desde hace meses por ahí.
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Las policías de ambos lados del río Nazas dieron el jueves pasado a los laguneros una bonita exhibición de cómo funciona la coordinación metropolitana. La persecución iniciada por el robo de una camioneta en la autopista Torreón-San Pedro fue a terminar en el puente Hamburgo del periférico de Gómez Palacio, hasta donde llegaron matutes locales de Torreón, “gates” y gendarmes estatales de Coahuila. El asunto es que cuando una patrulla de estos últimos se estampó en un autobús foráneo, elementos de la DEI de Durango hicieron acto de presencia para “auxiliar” por el reporte que habían recibido. Sin embargo, los agentes duranguenses fueron recibidos con todo menos amabilidad por parte de los agentes torreonenses y coahuilenses. Como era de suponer, los ofendidos no se quedaron callados y respondieron a las agresiones verbales lo que concluyó en una riña a puño limpio entre ambos bandos. Y cuando los “gates” de Torreón ya iban para apoyar a sus compañeros en el accidente, fueron advertidos de que ni se acercaran porque la cosa estaba por demás candente. Afortunadamente sólo fueron golpes y no balas, las cuales, por suerte, no fueron disparadas al calor de la reyerta porque, dicen los maliciosos, los agentes se acordaron que tienen contado el parque y luego les cobran los cartuchos. En fin, vaya espectáculo de coordinación policiaca.
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De todo el tremendo caos que ocasionaron -otra vez- las lluvias en la zona metropolitana, llamaron poderosamente la atención los problemillas de inundaciones que se presentaron en los parques industriales de La Perla de La Laguna. Y es que algunos huéspedes de zonas fabriles como la Ciudad Industrial de Torreón, Oriente, Lajat y Mieleras comenzaron a cuchichear severamente. Entre las cosas que se mencionan sobresale que mientras el gobierno coahuilense es asiduo visitante a extranjia para vender las bondades de estas tierras otrora prósperas, el hospedaje industrial de La Laguna de Coahuila está hecho un desastre. Y para muestra basta observar los encharcamientos que siempre se registran cuando llueve en el valle del Padre Nazas y los cráteres que se forman una vez que se seca el agua. Dicen los maliciosos que la delegación coahuilense probablemente lleve en las promociones algunas fotos de las condiciones en las que se encuentran los parques, lo cual además de inhibir cualquier posibilidad de inversión para la comarca, provoca tremendo susto a los inversionistas, quienes en su mayoría terminan comprometiendo su capital en la región Sureste, o sea, en lo seguro. Y a propósito de las lluvias, nuestros subagentes disfrazados de impermeables rotos, de esos que entregan las oficinas de desarrollo clientelar -perdón, social-, nos comentan del rapapolvo que le dio el alcalde Miguel Riquelme a su director de Protección Civil, Alberto Porragas, por andar diciendo que el temporal en Torreón había dejado “leves encharcamientos”, cuando media ciudad estaba bajo el agua. Parece que don Beto, al igual que su antecesor y amigo Ricardo Hamdan, tiene el bonito hábito de no enterarse primero de lo que sucede antes de abrir la boca.
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Nuestros subagentes disfrazados de trabajador municipal, de esos de confianza que luego por alguna extraña razón (monetaria) se convierten en sindicalizados, nos informan que cada vez es más fuerte el rumor de que la secretaría general del sindicato grande del Republicano Ayuntamiento de Torreón estará presidido por una mujer. Incluso ya se maneja la especie de que dicha empleada suspirante a dirigir al rebaño sindical labora en una oficina ubicada en Revolución y Colón. Dicen que cientos de empleados municipales que han sido objeto de algunos excesos del actual dirigente, don Saúl Moreno, ya le andan “poniendo la camita” para hacerlo renunciar o hacer que pierda las elecciones que se realizarán en los primeros días de abril próximo, tiempo suficiente para documentar, dicen, un largo historial que incluye un elevado sueldo y algunas jugosas compensaciones que se otorga por su trabajo, entre ellas, las diferentes tarifas que se manejan por la sindicalización.
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Grandes chispas saltaron en la reciente reunión de la comisión de Hacienda en la cual estuvo el tesorero municipal Enrique Mota Barragán. Nuestros subagentes disfrazados de tazas de café informan que la síndica de vigilancia Gabriela Casale se dio un “resbalón” que sorprendió hasta a sus compañeros de bancada. Resulta que doña Gaby intervino a título personal a favor de una empresa para que fuera beneficiada con la venta de 15 mil toneladas de chatarra vehicular. La síndica explicó que la empresa Chaco Residuos, SA de CV, a cuyos propietarios dijo conocer perfectamente, le hizo llegar importantes documentos con una mejor propuesta económica que la empresa a la que se daría la venta de los fierros fuera de subasta pública. Aseguró que en los documentos se hacía constar que la empresa contaba con amplia experiencia por trabajos realizados al gobierno de la capirucha del esmog, que era una empresa sólida, que constituía una mejor opción y que, en suma, debería de ser la buena o, en su defecto, debería compartir el contrato con Recicladora Siderúrgica de La Laguna, SA de CV, que fue la ganona de todo. Ante tales manifestaciones se le solicitó la documentación para cotejar si tal propuesta había sido presentada en tiempo, pero Casale se negó a soltar prenda. En medio de gran cuchicheo y sonrisitas se encendió la alerta entre los presentes puesto que lo hecho por Casale supone una violación a la confidencialidad de la información. Total, que los colegas de la síndica acordaron realizar una investigación para esclarecer las razones por las que la empresa le presentó a ella una segunda propuesta de compra más alta, en vez de seguir el cauce legal que es la Tesorería Municipal. Parece que le salió el tiro por la culata.
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Quien andaba echando rostro por Torreón en estos días es el líder del Partido de la Revolución Coahuilense, y suspirante fallido a una hamaca plurinominal del Congreso del estado, Abundio Ramírez. Nuestros agentes disfrazados de franeleros comentan que don Abundio salió muy bien vestido de una tienda de autoservicio de la zona Centro con unos lentes oscuros, a pesar del clima nublado, y se dispuso a subir a un automóvil que se encontraba en el estacionamiento del sitio. La sorpresa de nuestros informantes fue grande cuando observaron que el coche que el “líder social” se disponía a abordar era un Mazda 3 último modelo, totalmente equipado, eso sí, con su calca del PRC en uno de los cristales. Ramírez, quien se asume como defensor de las clientelas desprotegidas, salió del lugar metiéndole duro al acelerador de su potente vehículo y se esfumó en el tráfico muy sonriente. Nuestros agentes se preguntan si la felicidad de Abundio Ramírez es gracias al flamante automóvil que maneja o al hecho de que ni siquiera tuvo que desgastarse pidiendo el voto a los coahuilenses en las elecciones pasadas, aunque el Tribunal electoral lo dejó sin su curul. Juzgue usted.