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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Una de las grandes sorpresas del primer informe del alcalde Miguel Riquelme fue la reaparición en público de su amigo el exmunícipe Eduardo Olmos, con quien se tomó la foto en saludo, abrazo y felicitación, y hasta con aplausos del respetable de por medio. Pero los maldicientes no dejaron de ver en este bonito acto casi fraternal una enorme paradoja política, de esas que “rara” vez ocurren en la Perla de La Laguna. Y es que en su mensaje, don Miguel presumió varios programas y obras aplicados desde la pasada administración bajo el argumento de que a él le tocó rescatarlos y sacarlos del abandono en el que estaban.

Además, como el propio Riquelme ya había reconocido, en su segundo diagnóstico -éste ya como alcalde- se dio cuenta de lo que todo mundo sabía: que la ciudad estaba peor de lo que pensaba. O sea que con una mano el presidente municipal trata de sacar al municipio del hoyo en el que Olmos lo dejó y con la otra, muy sonriente, saluda y agradece la felicitación de su antecesor. Tal vez el alcalde es de los que cree que don Lalo le hizo un gran favor al dejarle las cosas tan descompuestas, ya que cualquier cosa que haga, por minúscula que sea, se notará y le servirá para marcar “su estilo personal de gobernar”.

Otro hecho que llamó poderosamente la atención fue la forma en la que don Miguel estructuró la presentación de su informe con varios actos en distintos lugares, según él para que su mensaje llegara directo a la gente y no a través de los medios de comunicación. Pero la realidad es que, con la intención de no dejar duda de para quién gobierna, antes de realizar la presentación en el Teatro Nazas, que se supone era el acto para la ciudadanía, el alcalde primero compareció ante los priistas, en donde obviamente fue recibido con loas, vítores y serpentinas. Claro que nadie se acordó ahí del polémico contrato de alumbrado público o de los controvertidos convenios, mucho menos de las cuotas partidistas. Es decir, todo fue miel sobre hojuelas, olvidándose acaso que debería gobernar, según los estándares democráticos, para todos, sean de su partido o no. Pero para rematar, la máxima autoridad de la ciudad cerró su pasarela con un acto al que fueron invitados los líderes y lideresas de las colonias. Y ahí se lució y fue harto espléndido ya que, para motivar la asistencia, rifó de todo un poco y entregó despensas entre quienes son los encargados de cuidar a la clientela electoral. Y es que estos “promotores del desarrollo social” son para don Miguel piezas claves para pavimentar su camino hacia la candidatura a ser el próximo inquilino del Palacio Rosa de la urbe de adobe, aunque ya se sabe que el camino al cielo está lleno de tentaciones.

Cuentan que son varios los jefes de departamento que han puesto sus barbas a remojar luego del anuncio que hizo el alcalde sobre posibles bajas que vienen. Y es que la bancada panista que encabeza Sergio Lara recordó que son oposición en el Cabildo y, montados en la ola nacional de exigir la renuncia de cuanto funcionario y político la riegue -o sea, casi todos-, pidieron al alcalde que le corte la cabeza a los directores que no han dado el ancho. Y él respondió que lo haría, pero no porque el PAN se lo pida, sino en base a una sesuda evaluación de cada dirección. Con todo y que el munícipe aseguró que él no trabaja para obtener una calificación. En fin, el asunto es que en esas encuestas varios de los servicios están reprobados por la ciudadanía, salvo el servicio de limpieza. Así que de hacerle caso a estas valoraciones, lo cual es remotamente posible, muchas cabezas rodarían a inicios del próximo año. Pero nuestros subagentes disfrazados de lámparas de la Presidencia Municipal nos informan que don Miguel va a aprovechar esta coyuntura para sacudirse de varios funcionarios que no son de su equipo cercano y que están en el gabinete más por cuota que por convicción. Se habla que el más perjudicado podría ser el grupo de Gabriel Calvillo, director de Urbanismo, quien tiene a Ricardo Hamdan en la dirección de Vialidad, y éste a su vez a su cuñado Alberto Porragas en Protección Civil. De este último se cuenta que ya casi tiene un pie fuera de la dependencia debido a los problemas que ha ocasionado por su enfrentamiento a gritos y casi golpes con sus subordinados, además de las “travesuras” que, dicen, anda haciendo y permite hacer en contubernio con empresas que usan las normas de prevención para trapear. ¿Será?

Entre más se habla en el gobierno provincial de Coahuila del asunto de la megadeuda, más niebla aparece. En su comparecencia de esta semana en la oficina legislativa estatal, el secretario de Finanzas, Ismael Ramos, reconoció de forma tácita que él fue el causante de la gran confusión en torno la desaparición de documentos que avalan el destino de todos y cada uno de los créditos que solicitó el exgobierno “de la gente” del Profe bailarín. Con todo y el mea culpa y su firme convicción de que la megadeuda está plenamente justificada, don Lito olvidó un pequeño detalle: explicar en qué obras y programas fue invertida. Si, como él jura y perjura, están todos los papeles que indican a dónde se fueron los 18 mil millones de pesillos que no aparecen en las cuentas públicas de la pasada administración ¿no sería conveniente que tuviera la amabilidad de explicar al sufrido y endeudado pueblo coahuilense en qué se gastó la lana que está pagando de su agujereado bolsillo?

Y también conforme más se le rasca al tema de la mentada deuda, aparecen oscuros pendientes olvidados en el hoyo negro de los escritorios burocráticos. Nuestros subagentes disfrazados de curules nos informan de sendos exhortos que el Senado de la República realizó el año pasado a petición de la fracción panista -obvio- a los gobiernos de la República y de Coahuila por los procesos legales en contra el extesorero Javier Villarreal, mejor conocido como el Gran Houdini. Dichos exhortos, hechos en abril de 2013, van dirigidos específicamente al procurador Jesús Murillo Karam, al canciller José Antonio Meade y al mismísimo gobernador Rubén Moreira, para que informen a detalle los avances en las investigaciones que se supone están haciendo derivadas de las denuncias por la deuda contratada en parte con turbios enjuagues. En el caso específico de don Rubén, se le pide que explique con santo y seña (nótese el optimismo) las acciones que está llevando a cabo para reclamar el dinero que se le ha incautado a Villarreal en Estados Unidos -cerca de 35 millones de dolarucos- bajo la premisa de que ese dinerillo salió de las arcas coahuilenses, como lo sospechan los fiscales del Tío Sam. Pero a la vuelta de los meses, ese exhorto sigue dando vueltas y vueltas por el Arco del Triunfo porque simple y llanamente las autoridades provinciales, y también a las federales, no creen que el tema merezca la menor atención. Y, bueno, en lo que se refiere a la PGR, se entiende que con el espeluznante caso de los normalistas masacrados y el escandalazo de las “Casas Blancas” del virrey Videgaray y La Gaviota tengan otras cosas en qué preocuparse. Pero en lo que concierne al Ejecutivo estatal, no se explica cómo por una parte reconocen que la megadeuda los tiene con el cinturón apretado al límite, y por la otra se rehúsen a solicitar, aunque sea para guardar las apariencias, el dinero que ya está en manos de los muchachos de Obama. Claro, eso sería aceptar que sí hubo una megatravesura.

Para no perder la bonita costumbre de esta polvorienta comarca, una nueva obra recientemente terminada presenta algunos problemas legales que amenazan con entorpecer su operación. Nuestros subagentes disfrazados de fantasmas de carretera nos informan que detrás del Libramiento de Cuota de La Laguna, el cual fue inaugurado recientemente con bombo y platillo por el preciso Enrique Peña Nieto, hay un lío de varios propietarios que se quejan de que no les han pagado por el derecho de paso de la obra, la cual atraviesa por sus predios. Pero ya la SCT publicó el decreto de funcionamiento de ese tramo de la carretera 40 y hasta permitió que se cobre la cuota a los automovilistas, lo cual ha motivado a los afectados a presentar recursos de amparo para presionar el pago. Este caso se suma a la larga lista de obras que, aunque necesarias, siempre terminan emproblemadas por la eterna cuestión de la propiedad de la tierra. Pero además de esto, surge una pregunta entre los malpensados: ¿sabrá el Gran Tlatoani o la gente de su corte las broncas que tiene esta obra privada a la que lo invitaron a cortar el listón? Lo más probable es que no. Y lo más seguro es que las autoridades provinciales traten de mantener el asunto guardadito para evitar que a don Enrique se le quiten las ganas de volver a La Laguna.

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