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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Una vez que se sabe quiénes son los nuevos -y otros no tan nuevos- beneficiarios de la sagrada nómina municipal, comienzan a surgir los primeros inconvenientes. De entrada, a nuestros subagentes disfrazados de patrullas yonkeadas les llama mucho la atención el nombramiento del director de Tránsito y Mordidas, perdón, Vialidad, Guillermo Flores Sánchez, quien tiene algunos antecedentes oscurillos en su historial. Resulta que don Guillermo fue mencionado en diciembre de 2012 como uno de los 164 agentes estatales que fueron dados de baja de la Policía del Estado de Coahuila, en donde se desempeñaba como coordinador regional, por haber reprobado el examen de control y confianza.

Este hecho motiva rostros con signos de interrogación y admiración a la luz del discurso que viene manejando el jefazo Miguel Riquelme en el arranque de su gestión al frente del changarro local. El viernes pasado, haciendo gala de firmeza y autoconvencimiento, don Miguel habló con policías y elementos de tránsito para leerles la cartilla. Les pidió que se despidan de las mordidas, lo que provocó no pocas caras sonrojadas y hasta lágrimas (no sabemos si de risa o de tristeza). También solicitó que respeten a la ciudadanía y que trabajen con honradez para dignificar la labor de las corporaciones (aquí los agentes se miraron entre sí tratando de entender de qué estaba hablando el patrón). Entonces, como que lo dicho no cuadra con los hechos. Por una parte se pide honradez y, por la otra, se contrata a un funcionario reprobado. A menos de que esto sea la confirmación de que las famosas pruebas de control y confianza sólo sirven para dos cosas… ya sabe usted para qué.

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Y entre los nombramientos realizados esta semana por el jefazo Riquelme siguen apareciendo más sobrevivientes de la pasada administración, a pesar de que había dicho que los que ya bailaron ahora les tocaba sentarse. Entre los que seguirán prendidos de la sagrada nómina destaca Mario Cepeda Villarreal, quien repite en la Dirección de Desarrollo Social, aunque nadie sabe a ciencia cierta qué méritos tiene para permanecer en el cargo ya que desde que relevó a Shamir Fernández hace un año, sólo se la ha pasado quejándose de que no tiene recursos para aplicar los programas sociales. Pero don Mario es un auténtico trapecista de la nómina, pues lleva años viviendo del erario. Primero en el ineficiente Simas Rural, luego como contralor del caótico Simas de Torreón. Otro que sobrevive, contra todo pronóstico, es David Fernández, en la Dirección de Servicios Públicos, una de las dependencias más cuestionadas de la pasada administración. Y es que entre el alumbrado público apagado y los deteriorados parques y jardines de la ciudad, nadie se explica cómo es que don David pudo haber sido ratificado. La explicación que ha dado el jefazo Riquelme es que Fernández tiene la encomienda de darle continuidad al proyecto de renovación del sistema de alumbrado, por lo que habría que suponer que, una vez concretado (en el caso de que lo haga), podría pasar a vivir en el error. Otro que se aferra a la nómina desde hace tiempo es Marco Mora Varela, quien se ha beneficiado con creces de la cuota corporativa que la Confederación de Trabajadores de México mantiene en el PRI. A don Marco lo nombraron director de Autotransporte, lo cual fue más bien una ratificación. Y es que no es ningún secreto que Mora Varela hacía y deshacía a su antojo en dicha dependencia, saltándose a su supuesto patrón, Luis Campos, quien ahora estará en Informática. Así que el nombramiento de don Marco no es más que un mero formalismo. ¿Harán por fin estos tres personajes lo que no han hecho hasta ahorita, es decir, dar resultados? Al tiempo.

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Poca gente sabe de una reunión “secreta” que hubo en el hotel Marriot previa a la toma de protesta del alcalde Miguel Riquelme. Dicho hotel fue el lugar donde el nuevo jefazo de Torreón junto con el mandamás de Coahuila, Rubén Moreira, y otros personajes de la política, se reunieron para “hacer tiempo” antes de llegar al Teatro Nazas, sede del acto solemne. Nuestros subagentes disfrazados de manteles nos informan que cuando el reloj marcó la hora de irse, con las prisas, Ramón Verduzco, líder estatal de la Confederación Nacional Campesina, hizo un movimiento y accidentalmente tiró el jugo de naranja sobre el flamante alcalde, quien ya no tenía tiempo para cambiarse. Entonces, don Miguel comenzó a ponerse nervioso y entre broma y broma trataron de calmarlo. Finalmente la mayoría de los políticos tienen algo de supersticiosos, de ahí que alguien comentara que el nuevo alcalde ya había pasado la prueba del ácido (aunque fuera cítrico) por lo que el accidente sería de buena suerte para su gestión. Pero para como están las cosas en el ayuntamiento, don Miguel deberá apostarle más al trabajo duro que a la fortuna, porque le dejaron un barco haciendo agua por todos lados. Por cierto, de la sesión solemne del Teatro Nazas se comenta que, como ha pasado en otros actos organizados por autoridades de extracción priista, hubo problemillas de organización, ya que varios de los acarreados VIP, perdón, distinguidos invitados, batallaron para ubicarse en los lugares que les tenían asignados. Otro detalle a destacar de la ceremonia es que, mientras el aplausómetro fue cálido con don Miguel, don Rubén y doña Cristina Gómez, flamante síndica de mayoría del ayuntamiento, con el alcalde saliente, Eduardo Olmos, fue más bien frío. Parece que ni entre las huestes priistas ya encuentra cobijo don Lalo.

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En el Simas de Torreón el agua turbia está muy revuelta. Tras la visita que realizó el jueves pasado el jefazo Miguel Riquelme, aumentó la incertidumbre en cuanto al destino que correrán (literalmente) más trabajadores del único monopolio local que opera en números rojos. Se habla de que la guadaña caerá sobre la cabeza de varios de ellos la próxima quincena. Los subagentes disfrazados de trompo taquero nos informan que saldrá otra buena cantidad de integrantes de la fuerza aérea que durante años sólo se enquistaron en la nómina. También hay muchas expectativas respecto a lo que sucederá en la primera reunión del Consejo Directivo del Simas (sí, estimado lector, existe un consejo) que se llevará a cabo el próximo jueves nueve de enero, en la que se presentarán las cuentas “reales” de la empresa (¡chanfle!). Se dice que en esa reunión el nuevo jefazo les anunciará a los consejeros de la reestructuración del traqueteado sistema y les dará un mensaje duro y directo de que no habrá negocios ni descuentos de agua para consejeros pues se “sacudirá’’ el sistema de proveeduría y el padrón de una vez por todas (ponga cara de asombro). ¿Será?

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Mucho se ha hablado de los cambios que vienen en el gabinete del preciso Enrique Peña Nieto y que incluso pudieran afectar a uno que otro coahuilense, como al primer tocayo de México, Enrique Martínez. Pero del otro lado del Nazas también hay suma preocupación. Cuentan los subagentes de la capirucha del smog que el exalcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, dejará muy pronto el hueso de director general de Programas Regionales de la Secretaría de Turismo, -en donde sabrán los dioses qué es lo que hace-. El motivo de esta separación de hueso se desconoce con certeza, pero el rumor de que don Ricardo pasará a vivir en el error corre fuerte por los pasillos de la burocracia.

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