Desatados anduvieron todos los gendarmes, agentes e inspectores estatales y locales con eso del tremendo operativo de decomiso de los autos que no portan placas en sus vehículos o las que traen no son vigentes. El problema es que los celosos guardianes de la ley y el orden (contenga la risa, por favor) aprovecharon para hacer su agosto en enero y así poder “reportarse” con sus superiores. Y es que, según reportan algunas presas de esta cacería, sin mediar criterio alguno, los agentes querían despojar de sus vehículos a ciudadanos que habían sufrido el robo de sus láminas -cosa harto extraña en estos lares-, con todo y que se les presentaba un acta circunstanciada emitida por la propia autoridad ministerial de la Procuraduría de Justicia.
Ante los reclamos ciudadanos, los agentes sólo se dignaban a pronunciar el clásico “estamos cumpliendo órdenes”. Otros incautos les reclamaban por qué no actuaban de la misma manera contra los autos “chuecos”, que portan identificaciones de “honorables” organizaciones que, gracias a la vista obesa de las autoridades, funcionan con auténticas patentes de corso. La respuesta siempre era la misma: “la instrucción que tenemos es detener a los autos sin placas o que traigan placas vencidas”. Para colmo, varios de los agentes que salieron de cacería el fin de semana no predicaron con el ejemplo, ya que sus unidades carecen de las matrículas que sí exigen a los ciudadanos. Con estas actitudes, lo único que hacen las autoridades es lanzar una invitación a todos los contribuyentes a que es mejor comprar un auto “gabacho” a muy bajo precio y empadronarlo en las agrupaciones de la mafia de los “chuecos”. Todos coludos o todos rabones, dicen por ahí.
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Quienes andan de promoción turística, muy emocionados porque dicen que La Laguna ya es un Edén de la seguridad, son el jefazo de jefazos de esta pujante y endeudada provincia, Rubén Moreira, y el jefazo de la progresista y agujereada urbe de Torreón, Miguel Riquelme. El sábado pasado los equipazos de los dos mandatarios se disponían a grabar los nuevos spots que se lanzarán para mostrar las bondades de esta tierra. El sitio que escogieron para su aventura de turismo propagandístico fue, obviamente, el Santuario del Cristo de las Noas, símbolo de toda la región. Hasta aquí todo muy bien. Pero las cosas no salieron como esperaban. Nuestro subagentes disfrazados de olivos marchitos nos cuentas que, ya listos los equipos de grabación y medida la iluminación, en la escena de pronto irrumpió el cura rector del Santuario, José Rodríguez Tenorio, alias “Pepe Grillo”, al estilo del Superportero, folclórico personaje del acervo televisivo nacional, para decir: “¡Córtenle, mis chavos… córtenle!”. Don Pepe tuvo a bien comunicarles a los distinguidos visitantes que, con la pena, pero no podían grabar en ese “su” santuario, ya que el gobierno de don Rubén hasta ahora no se ha puesto “la del Puebla” para mejorar el recinto, es decir, que no ha apoquinado nada de nada. Y en el caso de don Miguel, aunque aún no termina de acomodarse en la silla, hasta ahora no ha dado señales de “ponerse guapo”. Así que, luego del intento frustrado, las cámaras de “ATM TV” tuvieron que escoger otro lugar para mostrar las bellezas de esta hermosa tierra.
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Grandes duelos se esperan en la administración del jefazo de Torreón, Miguel Riquelme, la cual apenas empieza a agarrar el trote. En el ámbito de la cultura y la inspiración artística, ya se había advertido en días pasados de las chispas que podrían saltar en el encuentro de la directora de Cultura, Renata Chapa, y la presidenta del Consejo Ciudadano, Lucrecia Martínez, quien hoy obtendrá su nombramiento oficial. Y es que todavía no han quedado del todo claras las facultades que cada una de las instancias tendrá a la hora de aprobar los proyectos que recibirán apoyos de una supuesta bolsa millonaria que ya se engorda. Hasta ahora todo ha sido buenas intenciones y propósitos de año nuevo y de nueva administración, pero lo cierto es que el esquema es confuso y hay una gran incertidumbre entre los habitantes del mundo culturero. Por lo pronto hoy, una vez que se instale el citado Consejo, doña Renata presentará a doña Lucrecia su plan de trabajo el cual, se dice, estará enfocado a los temas de la prevención de la violencia en las colonias populares. Por otra parte se avizora un duelo interesante en el llamado gabinete económico. El flamante director de Fomento Económico, Jaime Russek -quien, dicho sea de paso, fue integrante de la legislatura local que avaló la megadeuda de Coahuila-, ya anda muy contento porque por fin le dieron nuevas oficinas en el antiguo Banco de México. Pero aún no tiene presupuesto, mucho menos plan de trabajo. La contraparte de don Jaime será el presidente del llamado Instituto de Planeación y Competitividad, Eduardo Holguín, quien ya anda armando un robusto equipo de trabajo que podría contar hasta ¡26 elementos! para distintas áreas y labores. El asunto es que, más allá de las oficinas nuevas y el superequipo, la pregunta que flota en el aire es: ¿qué va a hacer cada uno de los personajes y cómo se van a coordinar? Para nadie es un secreto que don Jaime y don Eduardo tiene cada uno su temperamento. Habrá que ver cómo se pone.
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Si las expectativas que generó el priista Miguel Riquelme en la Perla de La Laguna han sido altas como cirrus, las del panista Isidro López en la industriosa urbe de adobe alcanzaron la estratosfera. Sin embargo, nuestros subagentes disfrazados de baches -que son legión-, nos reportan que esas expectativas han ido en caída libre porque la administración (así le dicen) de don Isidro nomás no arranca. Mientras que el pavimento de la capital de la provincia coahuilense está para llorar -dicen que hay más de 15 mil hoyancos-, el gobierno del reputado empresario avenido a político está más preocupado en desandar lo andado por su antecesor, Jericó Abramo Masso. Que si el aumento de sueldo a funcionarios, que si la posible reapertura de yonkes, que mejor pintar de “azul PAN” los edificios públicos y áreas urbanas, y que quiere volver a meter a los vendedores ambulantes a la Alameda Zaragoza. De su equipo de colaboradores, se dice que cunde la falta de experiencia y que hasta ahora no se les ha visto muy avezados en el manejo de sus áreas. Con todo esto, la gran apuesta en la urbe de adobe es: ¿le durará el bono de gracia hasta la simbólica estación de los 100 días?
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Quienes andan muy calladitos con eso de los planes de la zona metropolitana son los jefazos de Lerdo y Matamoros, Luis de Villa y Raúl Onofre, respectivamente. Y es que mientras sus homólogos de Torreón, Miguel Ángel Riquelme y de Gómez Palacio, José Miguel Campillo, ya se reunieron para ponerse de acuerdo en temas importantes como la normatividad, el instituto de planeación metropolitana y el llevado y traído Metrobús, don Luis y don Raúl andan como en Babilonia y ninguna declaración de peso han hecho en el sentido de que quieren ser incluidos en las pláticas. Hasta hoy, el dúo de los Migueles se ha manejado al nivel de un comité VIP en donde sólo parece contar la decisión de los alcaldes de las ciudades más grandes. Mientras, el jefazo De Villa parece más preocupado en terminar de cuadrar su equipo de trabajo, y el jefazo Onofre, en convencer al pueblo de Matamoros de que ahora sí va a concluir su gestión, puesto que las dos ocasiones anteriores que fue alcalde dejó tirada la chamba. Tanto los Migueles como don Luis y don Raúl ya deberían saber a estas alturas que la zona metropolitana de La Laguna está conformada, hasta ahora, por cuatro municipios -quizás la organización ELLA le pondría como 15 más- y que, para hacer funcionar las cosas, debe contarse con la participación de todos.