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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Barack Obama como Julio César: vino, vio y... el “Chapo” cayó. Y es que, “casualmente”, apenas dos días después de que el emperador del poderoso vecino del norte estuviera en suelo azteca para agradecer -perdón, felicitar- al preciso Enrique Peña Nieto por las reformas, sobre todo la energética, el criminal más buscado del mundo fue detenido en un edificio de condominios del puerto de Mazatlán, en donde visitaba a su esposa e hijas. Obama estuvo en México unas cuantas horas, departió con don Enrique, jugó golf y le apostó unas cervezas al primer ministro de la helada nación de la hoja de maple, Stephen Harper -a quien, por cierto, le tendrá que pagar pronto luego de las dos derrotas que los equipos canadienses de hockey le propinaron al estadounidense en los Juegos Olímpicos de Sochi.

En la llamada cumbre de líderes de América del Norte, don Barack concedió a su vecino del sur -¿como pago por favor recibido?- un plan para agilizar el flujo de personas y bienes, al cual los patriotas de vestiduras desgarradas ya ven como la consumación de la anexión del resto del territorio nacional, pendiente desde la guerra de 1846-48. Pero lo más trascendente fue que la agencia antidrogas de Estados Unidos, la famosa DEA, prácticamente le hizo la chamba al gobierno mexicano y le puso en bandeja de plata al “capo di tuti capi”, Joaquín Guzmán Loera, quien ya anda armando pleito para no purgar su condena del otro lado del río Bravo, en donde el Tío Sam ya le señala con su dedo flamígero y su imperativo “I want you”. Cabe destacar que dentro de las condiciones de la DEA para aportar la valiosa información estaba que fuera la Marina la que ejecutara el operativo, ya que no confía en ninguna de las otras corporaciones, incluyendo el Ejército. Pero a pesar de esto, el gobierno de Peña Nieto ha levantado las banderas del triunfalismo a toda asta, y con justicia dirán sus apologistas; pero los maliciosos, que nunca faltan en estos temas, ya andan cuestionando si la estrellita compartida no está más del lado del gobierno de Obama, quien, por cierto, ya tiene dos tiburones en su red: Bin Laden y el “Chapo” Guzmán.

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Y ¿adivine usted cuál fue el primer lugar que visitó el preciso Enrique Peña Nieto luego de tan sonoro campanazo cortesía de la DEA? Pues nada menos que la provincia coahuilteca, hasta donde viajó a bordo del Boeing 757-225 TP01 presidencial, muy bien escoltado -eso sí- por cuatro aviones Pilatus PC-9 de la Fuerza Aérea Mexicana, no vaya a ser la de malas. Don Enrique estuvo en el municipio de Frontera en donde, además de celebrar con desfile y toda la cosa el Día de la Bandera, inauguró el cuartel militar de 300 millones de pesillos que albergará al 105 Batallón de Infantería. Muy contento y satisfecho con la captura del hombre más buscado del mundo en su bolsillo, hasta presumió la coordinación de las fuerzas armadas mexicanas para dar semejante golpe. No obstante, tanta contentura no alcanzó para que el preciso mostrara un poquito más cálido con su anfitrión, el gobernador Rubén Moreira. Nuestros subagentes disfrazados de cornetas de fila de banda de guerra nos informan que Peña Nieto se portó más bien indiferente. Durante el acto no se vió mucha comunicación entre ambos, salvo alguno que otro intercambio de palabras. Y aunque en su discurso don Rubén agradeció al presidente todas las acciones para regresar la paz al país, obtuvo como respuesta un saludo de manera general, sin mención especial alguna respecto a la supuesta disminución de los índices delictivos que tanto nos gusta presumir a últimas fechas. Llamó también la atención que en las fotografías del acto que enviaron a través de las cuentas oficiales, el gobe sólo aparece en una de cinco y, como se sabe, los priistas cuidan mucho las formas y a veces mandan mensajes crípticos a través de ellas. Los malpensados ya se cuestionan si esta actitud tendrá algo que ver con el asuntillo del extesorero estatal, Javier Villarreal, que habita la cárcel de un condado de Texas a la espera de cantar al son que le toquen los gringos.

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Y a propósito de preocupaciones, quienes se muestran cada vez más nerviosos son los priistas por la proximidad del proceso electoral para renovar el Congreso de Coahuila. Y es que hay varios asuntos que amenazan con profundizar las derrotas que vienen acumulando desde 2012, cuando se les escaparon las senadurías de mayoría y algunas curules, y en 2013, cuando perdieron las alcaldías de los municipios más importantes de la provincia, salvo Torreón. En primer lugar, está el espinoso caso de Javier Villarreal, operador financiero y otrora funcionario consentido del exgobernador Humberto Moreira, que luego de su entrega a las autoridades estadounidenses, amenaza con soltar la sopa y embarrar a más de dos personajes que siguen adheridos a la nómina y a uno que otro pez gordo. Nuestros subagentes disfrazados de mercadólogos políticos nos informan que los panistas, siempre dispuestos a aprovechar con fines electoreros cualquier pifia del PRI, ya preparan una dura campaña negra para colgarse del tema de la megadeuda y demás travesuras de don Javier con la idea de arrebatarle al tricolor varios distritos, claro, siempre y cuando no se peleen entre ellos. Un detalle interesante será ver el papel que harán dos de los suspirantes priistas, Verónica Martínez y Francisco Tobías, que ya estuvieron en una hamaca en el Congreso y desde donde legalizaron los chanchullos de Villarreal. En segundo lugar, está el conflicto magisterial por el incremento en el cobro del Impuesto Sobre la Renta a los profesores, quienes ya se están organizando para atizar la lumbre porque, aseguran, el gobierno de Rubén Moreira, con quien firmaron un convenio, nomás no les ha cumplido. Y por si fuera poco, aún está caliente el descontento de los familiares de personas desaparecidas, agrupadas en la organización Fuundec, luego de lo que consideran que fue una tomadura de pelo por parte de la Procuraduría de Justicia con el tan anunciado operativo masivo de búsqueda en el norte del estado. Con toda esta pesada carga a cuestas, el orgulloso priismo coahuilense se prepara para enfrentar las elecciones. Y tan apurados están que el jefazo estatal del partido, David Aguillón, ya le mandó hablar al polémico excontralor de Torreón, Lauro Villarreal, para que se hiciera cargo de la Secretaría de Acción Electoral, en donde esperan que demuestre sus amplias dotes de alquimista.

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Y en temas del otro lado del Nazas, nos informan que una pintoresca reunión tuvo lugar la semana pasada en una casa de la calle Vergel, atrás de la sede de gobierno de la industriosa ciudad de Gómez Palacio, hasta donde llegó el exsecretario de Desarrollo Económico estatal, expresidente del tricolor, exalcalde, excuruleco y exdirector de programas regionales de la secretaría de Turismo, Ricardo Rebollo Mendoza, a quien por cierto se le vio con varios kilitos de menos pero muy alegre. En dicha reunión compartió el vino y el pan otros “ex”, como el exdirector de Desarrollo Social del Municipio, Gabino Guerrero; el exdirector del “Cisen municipal”, Hiram Morales Sánchez; el exsíndico municipal Efrén Peña Morán, y Jesús Luna, hermano del también exregidor Pedro Luna. También estuvo el actual delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Raúl Alberto García de la Hoya. Llama la atención que no acudieron otros funcionarios de primer nivel que eran más cercanos a los Rebollo, supuestamente para que no se regara la sopa de lo que tramaron -perdón, conversaron- los distinguidos caballeros durante casi siete horas. Nuestros subagentes disfrazados de ceniceros nos comentan que uno de los temas discutidos fue el de la reciente cercanía de la exalcaldesa Rocío Rebollo, funcionaria estatal, y hermana de don Ricardo, con el gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera, quien no se portó del todo bien con ella cuando estaba al frente del municipio. Corren versiones de que don Jorge anda preocupado por la falta de control de su estructura en La Laguna, situación que estaría aprovechando la senadora Leticia Herrera para comenzar a construir su candidatura para la elección de 2016, cuando pretende disputarle al grupo de Durango capital la gubernatura, tal y como hizo su padre hace cuatro años. Con este escenario, Herrera Caldera estaría tratando de establecer alianzas con personajes de la grilla local para contrarrestar las movidas de doña Leticia. Y una de ellas sería la de Rocío, quien terminó su gestión con un nivel, bastante decente, de aceptación. Por ahí dicen que Ricardo prefiere mantenerse al margen de esta alianza. ¿Hasta cuándo?

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Y ya en la ruta de la fiesta y de la antigua Nueva Vizcaya, nos llegan noticias de la capital de los alacranes -de dos y ocho patas- en donde todavía resuenan los ecos del tremendo convite que organizó el exgobernador y actual senador Ismael Hernández Deras con motivo de su medio siglo de vida el sábado pasado. Cuentan nuestros subagentes vestidos de meseros que don Ismael tiró la casa por la ventana ya que el guateque se llevó a cabo en la exhacienda de La Ferrería, a siete kilómetros de Durango capital, a donde asistieron cientos de invitados, la crema y nata de la sociedad durangueña. Para amenizar la tarde noche a los empresarios y politiqueros asistentes, el senador contrató los servicios de nada menos que la Banda El Recodo. Pero en medio del baile y el banquete, una singular pareja llamó la atención de propios y extraños. Se trata del expreciso Vicente Fox -el mismo en cuyo sexenio se escapó el “Chapo” Guzmán cuya captura tanto presumen hoy los priistas- y su esposa, doña Marta Sahagún, quienes estuvieron sentados en la mesa de honor, hombro con hombro del senador. Por supuesto que a tremendo ágape no podía faltar el gobernador Jorge Herrera Caldera, pero en esta ocasión, como se puede ver, no fue el invitado de honor, ya que la pareja expresidencial fue la que robó los reflectores.

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