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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Por si quedaba alguna duda entre el respetable público observador de la cosa pública sobre la verdadera motivación de nuestros políticos para no proceder contra los autos de las mafias “protectoras del patrimonio familiar”, el mismísimo mandamás coahuilteca se encargó de dejar en claro de qué se trata el enjuague dilatorio. Resulta que en la pasada reunión del “gabinetazo” de seguridad nacional en la Perla de La Laguna con un grupo de empresarios -de los de verdad-, salió a relucir el siempre pospuesto tema de meter en cintura a los decenas de miles de propietarios de vehículos sabor chocolate. El planteamiento de los almirantes de negocios a los capitanes de las dos provincias en las que se parte la comarca fue que si se quiere la legalidad hay que observarla en todos los órdenes y no sólo aplicarla para algunos, y entonces por qué las autoridades no actúan contra la base del poder de los “ppafa-líderes” decomisando los carros ilegales.

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Fiel a su estilo, el regente duranguense, Jorge Herrera, volteó la mirada hacia otro lado, eso sí, con su reticente sonrisa en el rostro. Pero Rubén Moreira, que ante el más débil estímulo externo reacciona, confirmó sin empacho alguno lo que nuestros subagentes ya habían consignado: que emprender una cruzada contra los carros de las mafias sería como cometer un acto de suicidio político. ¡Zaz! Así sin más se las soltó a los importantes empresarios, que quedaron abrumados por tal arrebato de sinceridad del gobernador. Y muy seguramente don Rubén tenía en mente los comicios del 6 de julio, en donde el PRI no se sabe si las tiene todas consigo. El detalle es que en una región donde un año hay elección y otro también, los gobernantes siempre tienen la palabra “votos” en su mente. Aquí sí, y con todo y el apasionado discurso oficial de la defensa de la legalidad, la ley es convertida en un bonito objeto de decoración de las oficinas gubernamentales.

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Y ya que tocamos el siempre divertido tema de las elecciones, quienes andan intentando ponerse el disfraz de oposición son los regidores panistas del Cabildo de Torreón. Nuestros subagentes vestidos de ventiladores insuficientes del máximo horno municipal nos informan que en los últimos días se les ha visto muy activos a los ediles azules cuestionando aquí y allá cualquier asunto que parezca importante para el alcalde Miguel Riquelme. Como ejemplo está la visita imprevista que realizaron los regidores pitufos al guardián de las arcas municipales, Enrique Mota, para que les explicara cualquier cosa del proceso de licitación del alumbrado público. También se mostraron muy inquisitivos con el manejo de los recursos del Copladem, aunque con poca claridad en sus interrogantes. Este aparente despertar de los panistas ha generado sorpresa entre los espectadores de lo público, ya que la fracción en cuestión se ha caracterizado en estos poco más de cuatro meses por ser, digamos, condescendiente con don Miguel, incluso al grado de ruborizar a los propios priistas. Dicen las malas lenguas que esta nueva actitud combativa de los azules se debe a una línea dictada desde la gerencia del diputado Guillermo Anaya, es decir, desde la oficina que ocupa el dirigente estatal del PAN, Bernardo González, con la clara intención de aumentar la presencia del partido, demostrar que son una verdadera oposición y entorpecer en la medida de lo posible el andar de la administración riquelmista, de cara a la elección venidera. O sea que los Lara, Corona, Casale, Soto y Campos ahora están tratando de hacer pozos en la calle que ellos mismos se han encargado de pavimentar.

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A propósito del PAN, corren versiones de que la aparente partición del grupo que encabeza don Memo con motivo del pleito de vecindad -perdón, elección interna- entre Gustavo Madero y Ernesto Cordero, es una estrategia fríamente calculada. Nuestros subagentes disfrazados de matracas rotas albicelestes nos cuentan que los anayistas han movido las piezas en su tablero de tal forma que han quedado distribuidas en ambos bandos de la contienda para garantizar posiciones en la estructura del partido independientemente de quién sobreviva a la elección de dirigente nacional que se llevará a cabo el próximo domingo. Por eso, el alfil del diputado Anaya, Chuy de León, su mueve con Cordero, mientras que el propio Memo anda con Madero. La treta también contemplaría una especie de alianza, implícita o explícita, con figuras que han mostrado su descontento con el grupo que controla (es un decir) al organismo en Coahuila, tal es el caso del exalcalde José Ángel Pérez, que ya se tomó la foto con Anaya, y el exembajador Jorge Zermeño, a quien cuentan entre los corderistas. Pero los más avezados aseguran que la estrategia no se queda ahí. El plan sería que, estando la cargada definida por un suspirante, los que aparentan apoyar al otro no sólo filtren información del cuarto de guerra sino que, además, trabajen para descarrilar el tren del “verdadero opositor”. ¿Serán capaces las huestes de don Memo urdir una telaraña tan compleja? De ser así, no se explica uno cómo no le meten la misma ciencia y empeño para sacar al partido del hoyo en el que se encuentra.

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En donde sí se ha tejido una verdadera y densa telaraña de paranoia es en la Presidencia Municipal de Saltillo. Y es que con todo el asunto del espionaje telefónico hacia la administración del panista Isidro López, la seguridad se ha exagerado en el recinto del ayuntamiento. Nuestros subagentes disfrazados de cuervos espías nos informan que por el temor de que más pájaros se cuelguen del alambre, varios funcionarios de don Chilo no permiten que los representantes de los medios de comunicación y otras personas “ajenas” al edificio entren con teléfono celular. A los reporteros sólo se les autoriza entrar con grabadora, la cual sólo debe ser usada en entrevistas de carácter oficial. El temor al balconeo es tal que los capataces de la alcaldía de la peronera capital han ordenado levantar una auténtica fortaleza digital para intentar bloquear señales telefónicas y de internet, además de contratar “hackers” profesionales para que revisen si los celulares de los funcionarios están intervenidos, lo cual, por lo visto, no ha servido de mucho. Mientras tanto, cierto sector de la prensa mantiene el tiro al blanco con la accidentada gestión de don Chilo quien, con sus medidas extremas, arroja combustible a la hoguera del enojo de esos medios.

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Con los preparativos de su eventual “viaje de trabajo” al oriente asiático en la bolsa y las ganas incontrolables de demostrar lo mucho que quiere a La Laguna, Rubén Moreira inauguró en Torreón y Matamoros tres plantas industriales. Quizá la euforia por tan grande e inusitado acontecimiento fue tanta que el secretario de Desarrollo Económico, Antonio Gutiérrez Jardón, no se acordó cuándo había sido la última vez que se abrieron fuentes de empleo de esa magnitud en esta olvidada región. O, tal vez, como fue hace tanto tiempo, la memoria no alcanza para recordarlo. Pero don Antonio no sólo olvidó precisar ese dato, sino que tampoco pudo dar norte sobre los resultados concretos para La Laguna de los anteriores viajes de su patrón. Porque hay que recordar que desde los tiempos de Eduardo Olmos, el gobe comenzó las giras por varias partes del mundo y en todas ellas decía que habría múltiples beneficios para la comarca. Quizá sean tantos esos beneficios que el secretario Jardón no pueda memorizarlos “todos”. Quizá sea precisamente lo que usted está pensando, incrédulo lector. Ojalá que en el próximo viaje amarren más los proyectos para que no estemos, como ahora, contando de a tres por década.

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