No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, dice el siempre sabio y sufrido pueblo. Se fue 2013 y con él la administración municipal de Eduardo Olmos Castro, quien ha pasado a vivir en el error, aunque todo parece indicar que no por mucho tiempo. Una vez cerrado el changarro local, dicen que el exjefazo torreonense pasará a reportarse al Palacio Rosa de la urbe de adobe para ahora sí decir, sin empacho ni temor alguno: “a sus órdenes, jefe”. ¿Qué es lo que le tiene reservado el gober Rubén Moreira a don Lalo? La opción de la hamaca, perdón, curul en el Congreso local parece estar ya muy lejos, al menos por la vía de mayoría relativa.
Y es que en el PRI estatal saben bien que poner al exalcalde a competir en cualquier distrito con todos los negativos que se carga luego de su cuestionada gestión, sería algo así como un caso perdido. Ya nuestros subagentes disfrazados de escritorios de tres patas nos han adelantado que don Rubén le estaría reservando a su “entenado” una secretaría. Mientras tanto, lo cierto es que don Lalo debe recibir del respetable un aplauso atronador por haber concluido su gestión, lo cual no sólo resulta increíble a la luz de las innumerables broncas que enfrentó (y le crearon sus colaboradores, también), sino porque, después de ser un consumado “chapulín”, logró terminar un encargo. Y es que hay que recordar que don Lalo, antes de ser alcalde, recorrió varias nóminas en un corto periodo de tiempo. Fue diputado federal, cargo del cual pidió licencia para ser por primera vez candidato a la presidencia municipal. Al no ganar, el profe Humberto Moreira se lo llevó a la Secretaría de Obras Públicas, primero, y a la de Desarrollo Regional, después. Luego se lanzó por una diputación local, hizo campaña 35 días, ganó, y a los 13 días de asumido el cargo, lo dejó para volver a pelear la alcaldía de Torreón. Así que vaya para don Lalo ese aplauso por encontrar en la presidencia municipal su chamba más duradera… aunque no pocos han de estar lamentándose de eso.
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Y quien se tomó muy en serio las fiestas navideñas y nomás le faltó disfrazarse de San Nicolás de Bari fue el, a partir de hoy, jefazo de Torreón, Miguel Riquelme… con una pequeña variante: en lugar de regalar, se la pasó todo diciembre prometiendo hasta lo que no para el año que entra. Ochocientos millones de pesillos de inversión, pasos a desnivel, vialidades, nuevos semáforos, modernas luminarias, agua potable con presión en las colonias, dos parques, 25 por ciento menos de nómina, pavimento, internet público, seguridad. Todo esto, lea usted bien, ¡en un año! Es decir, don Miguel quiere hacer en doce meses lo que no hicieron las dos administraciones anteriores en siete años. Y no nada más eso, sino que también va a corregir las averías que sí hicieron ambas gestiones. En el extrañísimo caso de cumplir al pie de la letra todo lo prometido, habría que nominarlo para gobernador, pero a la voz de ¡ya! Aunque el flamante jefazo de la comuna dice que todo lo tiene fríamente calculado, los maledicientes, que siempre andan esparciendo su ponzoña, cuchichean que igualito entró el hoy desempleado Eduardo Olmos, quien prometió rescatar Torreón y terminó pidiendo que lo rescataran. Pero nuestros subagentes disfrazados de puertas nuevas del reluciente Palacio Municipal comentan que el optimismo que mostraba don Miguel hace unos meses respecto al estado de las finanzas, se ha ido mermando al empezar a conocer de cerca todas las travesuras que hizo el extesorero Pablo Chávez, alias “El Catrín”. Respecto a esto, se esperan sorpresas en los primeros días de la administración.
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Ya entrados de lleno en materia, la campechana frase de don Miguel de que a los que bailaron en la administración que (¡aleluya!) ya terminó ahora les toca sentarse, parece que nomás quedó en eso. Basta ver algunos de los nombres que aparecerán en la sagrada nómina a partir de este mes. De entrada, entre los que repiten está el tenientazo Adelaido Flores como director de la Policía Municipal, aunque dicen que ya le leyeron la cartilla para que deje de tomarse atribuciones de zar antidrogas y se concentre en prevenir los delitos del fuero común que tanto han golpeado a la ciudadanía. Otro sobreviviente es Luis Campos, quien en la Dirección de Autotransporte poco o nada pudo hacer para meter en cintura a los concesionarios y choferes para que cumplieran con el sistema de prepago de los camiones. Don Luis va ahora al departamento de Informática, donde, dicen, ya opera desde que se fue el “hacker” oficial del ayuntamiento, Luis Fernando Gallardo. La exregidora y expanista Martha Rodríguez estará al frente de la renovada Dirección de Atención Ciudadana, que ahora será un “call center”, premio de consolación que le dieron al negarle la jefatura del Instituto de la Mujer; pero premio al fin por su disciplina mostrada durante la campaña electoral, cuando abandonó la nave blanquiazul. A dicho Instituto va Dulce Pereda, quien fue directora del DIF Municipal, donde se la pasó peleándose con el extesorero Pablo Chávez. Otro que probablemente seguirá prendido del erario es Xavier Herrera Arroyo, exdirector de Servicios Administrativos y hasta ayer contralor del sistema de aguas y saneamiento, ya que suena para ser el gerente general del único monopolio que opera con números rojos. Otro rostro que no es nuevo es el de Eduardo Holguín, quien presidía el Consejo de Planeación y Competitividad, el cual sólo los dioses saben qué fue lo que hizo o para que sirvió tan rimbombante organismo. Don Eduardo será el presidente del Instituto Municipal de Planeación, o sea, un poco más de lo mismo pero con otro nombre. Así que, visto lo anterior, no serán pocos los bailadores de la pasada administración que seguirán rumbeando en la administración que acaba de iniciar. Entre los “nuevos” nombres que se manejan está Gerardo Berlanga Gotés, exdirector municipal y exsubsecretario estatal de Obras Públicas, quien regresa por sus fueros al área que muy bien conoce y en la que, dicen, Miguel Algara hizo su agosto en diciembre. El que también agarró hueso municipal es el primer becario del Estado en La Laguna, Gabriel Calvillo Ceniceros, representante del gobernador en la región, sea lo que eso signifique, quien estará al frente de la Dirección de Urbanismo. Otro importado del gobierno estatal es Fernando García Tapia, que de la Delegación Regional de Transporte pasará a la Dirección de Transporte y Vialidad, o sea que seguirá tratando con las mismas mafias. Y los que de plano no van a repetir son los 100 empleados del Simas que fueron despedidos ayer como parte del plan de recorte anunciado por el jefazo Riquelme. A temblar, pues, porque la guadaña anda suelta y va por más.
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En los ecos de las calificaciones que emitió la supercomputadora Pony, que ya se encuentra en estado de hibernación, nuestros subagentes comentan que faltaron de evaluar dos funcionarios municipales importantes (es un decir): el ya exdirector de Servicio Públicos, David Fernández y el exjefazo de Urbanismo, Arturo Lozano. Los subagentes, tomándose las atribuciones de la Pony, lanzan juicios poco favorables a las gestiones de ambos personajes. Del primero, dicen, basta con revisar las condiciones deplorables del alumbrado público y el deterioro de los parques y jardines de la ciudad para asestarle una calificación reprobatoria que bien podría rondar el dos. De don Arturo, luego de una ardua investigación, nuestros subagentes se declaran imposibilitados para evaluar su trabajo, pues nadie sabe qué fue lo que hizo… además de cobrar bien, claro está. La planeación urbana fue una de las grandes ausentes de la administración de don Lalo y como el cero es lo más parecido en matemáticas a la ausencia, vaya pues ese redondo número para el exfuncionario Lozano.
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Gran revuelo causó en la capital del feudo coahuilense el supuesto avistamiento del exzar financiero de Humberto Moreira, Javier Villarreal, alias “El Invisible”. Las malas lenguas empezaron a correr la especie venenosa de que don Javier andaba muy campante recorriendo las calles de la industriosa urbe de adobe, ya sabe usted, por eso de las fiestas decembrinas que son aprovechadas por muchos paisanos para visitar a sus familias. Incluso, en el chismógrafo moderno, entiéndase redes sociales, hubo quienes se aventuraron a decir que lo habían detenido, con lo que ya empezaron a entrar serias dudas. Lo cierto es que, aunque las autoridades norteamericanas lo buscan para echarle el guante por los delitos de fraude bancario y lavado de dinero, cabe recordar que en Coahuila estuvo detenido en octubre de 2011, pero sólo durante 15 horas y lo dejaron ir. Por lo que bien pudiera don Javier pasearse por cualquier lugar de esta hermosa provincia en donde nada pasa, aunque todo pase en realidad.