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Viajes parlamentarios

JULIO FAESLER

Es inaceptable que se siga abusando de los viajes parlamentarios para fines de recreo y turismo a costa del erario.

En la LVII Legislatura de Diputados (1997-2000) se estableció un sistema para encauzar y asegurar que los encuentros parlamentarios rindiesen frutos. La medida consistió en crear el Comité de Asuntos Internacionales al que se le encomendó la función de normar los viajes al extranjero de los señores diputados.

Para este fin el Comité, de integración pluripartidista, sesionó periódicamente para conocer y programar las salidas al exterior correspondientes a compromisos formales preestablecidos así como las demás que fuesen planteadas por los propios legisladores.

La organización de los encuentros de las comisiones binacionales interparlamentarias en las que participan senadores y diputados era preparada por el Comité así como las agendas y documentos de respaldo con los respectivos detalles protocolarios. Terminadas las reuniones el Comité se encargaba del seguimiento de los compromisos para el Congreso.

Además de las reuniones internacionales con organismos e instituciones el Comité conocía, evaluaba y en su caso autorizaba en estrecho contacto con los partidos y en consulta con la Junta de Coordinación Política de la Cámara las solicitudes de viaje al extranjero de los diputados.

Para la aprobación de un viaje, el diputado interesado debía presentar al Comité la justificación respectiva, expresando la entidad organizadora, los asuntos por tratar y la agenda respectiva. A su vez el diputado se comprometía presentar a su regreso un informe comentando las características y conclusiones de la reunión describiendo los efectos que a su juicio se desprendieron para nuestro país. Los informes fueron remitidos a las comisiones correspondientes.

Siendo siempre atractiva la perspectiva de un viaje al exterior, no faltaban casos en que uno o varios diputados hallaran la forma de hacerse invitar a un evento por el presidente o director amigo de una institución extranjera y con ello sustanciar su petición. Detectado el transparente pretexto, el Comité cumplía su ingrata tarea de negar su autorización y por ende los gastos que se solicitaban.

El Comité de Asuntos Internacionales procuró tener a toda la Cámara al tanto de las novedades que acontecían en los congresos y parlamentos del mundo. Para ello preparaba un boletín mensual "Parlamentos del Mundo", para distribución entre los quinientos diputados, sobre los debates y decisiones en otras legislaturas de asuntos de interés para nuestros diputados.

La colección de fotografías, regalos y trofeos que la Presidencia de la Cámara recibía de los funcionarios extranjeros en visitas de cortesía o de trabajo los custodiaba el Comité exhibiéndolos en un salón que se preparó para ese fin.

Más que el monto considerable de recursos que la Cámara de Diputados se ahorró gracias a la vigilancia del Comité lo más importante fue la labor de concientización sobre el trascendental papel que los legisladores cumplen en el exterior.

La diplomacia parlamentaria es una de las armas suaves más efectivas en las relaciones internacionales. La conveniencia, e incluso la necesidad, de establecer contactos personales con los legisladores y funcionarios de otros países es clara ya que, como en cualquier tipo de negocio, la conversación directa, cara a cara, es la única manera de forjar los lazos de confianza indispensables para, primero llegar a la comprensión mutua y cabal de una situación, para luego proceder a la acción correspondiente.

Siempre hay noticias en la prensa sobre los viajes que los senadores y diputados hacen al exterior. Hay la tentación de encontrar abusos en ellos. A los propios legisladores compete no dar pie a tales sospechas.

Lo que es de extraordinaria importancia es evitar que los recursos del Congreso no se disipen en gastos que no rinden frutos tangibles en términos de aportar acuerdos, experiencias e información privilegiada para dar solución a nuestros problemas de actualidad.

Los contactos de nuestros senadores y diputados suponen precisión en los objetivos, preparación y el seguimiento necesario. La experiencia exitosa del Comité de Asuntos Internacionales que sirvió a la LVII Cámara de Diputados así lo confirmó e indica la urgencia de replicar este modelo de transparencia.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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