No deja de ser paradójico que el primer presidente de la democracia mexicana y artífice de la alternancia sea un hombre que ve a la democracia básicamente como un obstáculo. Es lo que saqué en claro ayer después de una entrevista-conversación con él sobre la monarquía española, el desarrollo chino y Cabo Pulmo.
- La democracia está dejando mucho que desear en cuanto a resultados que espera la ciudadanía de este debate interminable de los partidos políticos y de los tres poderes.
Así empezó cuando comentábamos las manifestaciones en España con motivo de la abdicación del rey Juan Carlos.
Para el expresidente de México lo que provocan los partidos políticos y la separación de poderes es sólo un debate interminable que impide la toma pragmática de decisiones que servirían para detonar el desarrollo económico y terminar con la pobreza.
- El mejor ejemplo es México, atorado por 18 años, a veces por uno que estableció su oficina en Reforma, a veces por otros macheteros que impidieron un aeropuerto que ojalá ahora se pueda realizar. Por 18 años estuvimos esperando que se llegara a una decisión (sobre el tema energético) la propuso el presidente Zedillo, el presidente Fox, el presidente Calderón, y por azares de la democracia no se tomaron decisiones".
Le comenté que en México hay mucha gente que no piensa que la solución era cambiar la Constitución y abrir el sector energético a la inversión extranjera.
- Fueron personas de nombre y apellido que detuvieron esto. No es tan claro que el pueblo se exprese en la democracia, menos con la clase de diputados que hoy tenemos que no rayan en la ignorancia más profunda porque no rebuznan.
Nos gobernó una persona que no piensa que existen versiones distintas de cómo crecer y para qué crecer. No hay intereses genuinos y legítimos que se oponen y se enfrentan sobre los temas, no hay un disenso real en la sociedad y por lo tanto en la política. Todo es una cuestión de personas: de López Obrador, de los macheteros y en el caso de Cabo Pulmo de un grupo de ecologistas (...) que se han hecho propietarios del mar de Cortés, que no quieren que se toque absolutamente nada de eso, porque además ahí viven, ahí disfrutan y ahí contaminan.
Para Fox, los diputados, los macheteros y los ecologistas no representan a nadie.
No pude dejar de recordar la toma de posesión el 1 de diciembre de 2000 cuando saltándose todo protocolo y rompiendo con las más elementales formas políticas empezó saludando a sus hijos antes que a los diputados y senadores que estaban en Congreso general justamente para en su calidad de representantes del país atestiguar su toma de posesión.
En su versión de lo público existe una sola forma de hacer las cosas, él la llama pragmatismo, es la suya y la imagina desideologizada, puro sentido común. Fox no ve que detrás de sus posiciones hay una ideología, una visión de lo que debe ser la vida, la relación entre las personas y con el mundo. Su única brújula es el desarrollo económico, darle de comer a la gente, de cualquier manera y a cualquier costo. Si los macheteros, como él los llama se opusieron a vender sus tierras es porque alguien los manipuló no porque consideraran que su tierras no estaban a la venta a ningún precio porque tenerlas definía, así lo dijeron muchas veces, su lugar en el mundo. Y si los habitantes de Cabo Pulmo no saltan sobre la oportunidad de hacerse ricos con un megadesarrollo en su zona es por dogmáticos u obcecados y no porque quieran mantener la belleza del lugar en el que viven.
Fox admira a China y me lo repitió varias veces. Por pragmáticos.
- Nadie habla de Mao o del comunismo, el gobierno está haciendo su tarea, hay 300 millones de clases medias, lo que no tuvo Estados Unidos en 250 años China lo hace en 25, ellos están viajando y disfrutando la vida, son los mayores consumidores de Mercedes Benz y Ferrari.
Fox gobernó un país que desconoce. En México hay muchos lugares donde la gente no sólo quiere comer.
