EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Violencia, enemiga de la democracia

JULIO FAESLER

Durante la inauguración de la Feria del Libro del Palacio de Minería, en el Pabellón del Estado de Morelos, el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero se refirió a varios temas que son de actual interés para los mexicanos.

En primer término, llama la atención la importancia que le concede a la región latinoamericana dentro del devenir económico y social del mundo. América Latina, dijo, es un Continente joven y emergente. En este esquema, el desarrollo de nuestros países dependerá mucho de la democracia para realizar los objetivos de progreso equitativo y, por ende, genuinamente popular.

La violencia, señaló por otra parte, el expresidente español, se combate con democracia. Es precisamente la falta de ésta lo que se advierte en muchos lugares del mundo y que está provocando el que cientos de miles salgan a las calles y las plazas exigiendo justicia social y un desempeño responsable por parte de sus gobernantes. Las protestas se alzan contra los abusos de los que se han adueñado del poder público e instalan dictaduras que no sólo echan a la borda las promesas por las que se hicieron del poder, sino el atropello institucionalizado de los derechos y las libertades individuales y de la comunidad.

Venezuela es el caso que más se agrava en estos días en nuestra comunidad latinoamericana. Leopoldo López, líder de la oposición, optó muy inteligentemente por entregarse a la policía. Con la cárcel que se le decretó por 45 días, a fin de impedirle participar en las manifestaciones, se desenmascara la ya consabida torpeza con que el dictador Maduro vanamente pretende perpetuar un sistema de anquilosado socialismo marxista a un pueblo que, pese a todos los lamentables episodios de autoritarismo que ha padecido en el pasado, es básicamente, como todos los pueblos del mundo, un amante de la paz, concordia y ante todo respeto a su opinión.

Opinar desde fuera como lo hacemos aquí no es intervenir en asuntos internos de otro país. Corresponde a cada electorado definir no sólo el tipo de gobierno que desea para sí, sino los que se encarguen de operarlo. Como hermano latinoamericano, tenemos el deseo de encontrar en los países de nuestra comunidad hemisférica con quienes podamos desarrollar un diálogo fraternal dentro de un ámbito de valores políticos compartidos. Es entre democracias genuinas como se logra un mejor entendimiento con respecto de metas que nos son inevitablemente comunes como desarrollo educativo, equilibrio entre factores económicos, todo lo cual produce un clima de paz, seguridad y confianza.

La Cumbre Norteamericana que acaba de celebrarse en Toluca, se centró primordialmente en aspectos operativos del Tratado de Libre Comercio que hace 20 es marco de una parte de las relaciones entre los tres países firmantes del TLC, es indispensable que dicha coordinación sirva para promover justicia en el reparto de los frutos del progreso económico. No sólo México adolece de una notable desigualdad donde una proporción pequeña de sus ciudadanos controlan la explotación de las riquezas nacionales, sino nuestro poderoso socio al norte, exhibe indicadores igual o más preocupantes. La falta de equidad en la distribución del PIB nacional, los altos índices de desempleo que persisten, los obstáculos para que los individuos mejoren su nivel de vida mediante su trabajo honrado, son los ingredientes de las inquietudes que fácilmente revientan en violencias.

México comienza a sentir la diferencia entre la violencia como actividad del crimen organizado y la que es resultado de la protesta cívica contra gobiernos arbitrarios. En el primer caso, se requiere el uso inteligente del orden público. En el segundo caso, se aplica el principio al que se refirió Rodríguez Zapatero, la democracia es el antídoto.

El fenómeno de la violencia tiene pues, diferente causas. La violencia que aparece cuando un gobierno reprime arbitrariamente una protesta popular, como es el caso de Venezuela, demuestra la existencia de un autoritarismo que está inevitablemente condenado a ser vencido por la voluntad popular. Tarde o temprano Venezuela saldrá adelante superando definitivamente largos años de antidemocracia.

juliofelipefaesler@yahoo.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 965059

elsiglo.mx