Captura. José Juan Gatica, jefe policiaco, fue retenido.
Un grupo de maestros se enfrentó ayer con policías en la ciudad mexicana de Chilpancingo en el marco de la radicalización de las protestas por la desaparición de 43 jóvenes, en una jornada en que las autoridades dan nuevos detalles del caso a los familiares.
El enfrentamiento se produjo después de que los maestros del estado mexicano de Guerrero atacaran la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Chilpancingo, causando numerosos destrozos y prendiendo fuego a parte de las instalaciones.
La policía antidisturbios de Guerrero intervino para frenar el ataque, lo que causó un choque con los miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) que se prolongó aproximadamente una hora.
Aunque no se ofrecieron hasta el momento datos oficiales, hay varios heridos, entre ellos tres periodistas que cubrían el enfrentamiento y varios policías.
Los maestros, la mayoría encapuchados, estaban armados con palos, piedras y cócteles molotov que tiraron contra los agentes antimotines, quienes repelieron la agresión con gases lacrimógenos.
Dos maestros fueron detenidos por los policías, mientras que los profesores capturaron al subsecretario de Seguridad, por el que hicieron un intercambio horas después.
Los maestros, quienes acampan desde hace semanas en el Zócalo de la capital de Guerrero, han protagonizado numerosas protestas por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela Normal de Ayotzinapa con acciones pacíficas, pero también con ataques violentos como el producido ayer.
Sin embargo, en pocas ocasiones han intervenido policías ni en las protestas de los maestros ni en las de los estudiantes de Ayotzinapa, entre ellas marchas, cortes carreteros o violencia contra edificios oficiales como el Palacio de Gobierno de Guerrero.
Las protestas por los 43 jóvenes que desaparecieron el 26 de septiembre en Iguala a manos de policías y que presuntamente fueron asesinados por miembros del cártel Guerreros Unidos se expandieron ayer al estado de Michoacán, donde un grupo de estudiantes también atacaron edificios oficiales y sedes de partidos políticos.
Pese al recrudecimiento de la violencia, siguen predominando las marchas pacíficas como la de anoche, en la que los mexicanos se unirán para decir "basta de destruir" al país con velas en mano, en una iniciativa ciudadana bajo el nombre de "11.11 luz para México".
Por otro lado, el fiscal general, Jesús Murillo, se encontraba ayer en el aeropuerto de Chilpancingo con los familiares de los 43 estudiantes para informarles sobre los avances en la investigación, después del encuentro realizado el viernes pasado en la misma terminal aérea.
En la reunión del viernes, Murillo anunció a los familiares que tres miembros de Guerreros Unidos detenidos la semana pasada habían confesado haber asesinado y quemado durante 14 horas a más de 40 personas que dijeron ser estudiantes para no dejar rastro.
Después el procurador ofreció una rueda de prensa en la capital mexicana, donde dijo que los estudiantes serían considerados "desaparecidos" hasta que pruebas genéticas a los restos encontrados permitan su plena identificación.
Los familiares aseguraron que mientras no haya pruebas, seguirán exigiendo la búsqueda de sus hijos vivos, y que sólo confiarán en los datos que les proporcionen los peritos argentinos.