Normalidad. Desde hace dos años aproximadamente, los fieles comenzaron a regresar a las iglesias.
Aunque la ola de violencia y de robos aún sigue latente en la región, las visitas a las parroquias y capillas católicas han comenzado a normalizarse.
Ignacio Mendoza Wong, sacerdote y vocero de la Diócesis de Torreón, comenta que al igual que los negocios que se vieron afectados por la inseguridad en los últimos seis años, la iglesia también sufrió sus efectos con una baja importante en la presencia de los fieles en las diversas actividades que se realizaban sobre todo por las noches.
Ahora, desde hace casi dos años, todo comienza a normalizarse. Prueba de ello, es la mayor asistencia primero, en las peregrinaciones y la asistencia a los dos últimos Viacrucis que se realizan en el Cerro de la Cruz de esta ciudad.
percepción, sino porque no se puede quedar encerrada”. — IGNACIO MENDOZA, Vocero Diócesis Torreón
Pero Mendoza Wong recalca que no se debe a que la inseguridad haya terminado, sino a que la gente "tiene que seguir con su vida", dice.
El hecho de que la gente regrese a su vida nocturna y a sus actividades normales, como hace algunos años atrás "no se debe a que haya más vigilancia o que haya cambiando la percepción, sino porque la gente no se puede quedar encerrada, sale, pero con sus reservas, con más cuidados, eso es lo que en verdad percibimos", comenta el vocero de la Diócesis de Torreón.
MÁS ROBOS
El sacerdote comenta que los robos están a la orden del día y las iglesias no se han escapado de los "amantes de lo ajeno".
Señala que en los últimos 10 meses, en los alrededores de la Vicaría Pastoral y de la Parroquia de San José de esta ciudad, no hay semana en la que no se registre un atraco, ya sea a peatón o a vehículos.
"En los alrededores nos han golpeado seriamente con robos, llevamos desde hace 10 meses en donde no hay semana donde no haya robos, a peatones, a mano armada y hasta algunas iglesias les ha tocado que las roben también", comenta Mendoza Wong.
Como el caso de la Parroquia de Cristo Rey, en donde desapareció la imagen del Señor de los Afligidos, y días después, los ladrones regresaron por los reclinatorios.
Pese a estos acontecimientos, la gente sale a la calle y sobre todo ha tenido un acercamiento más a la iglesia.
Atrás, los fieles preferían no salir a las calles