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Volverán las oscuras golondrinas

GILBERTO SERNA

En Durango se armó una algarabía por algo que no se dice con claridad en la nota que deja entrever a través de un velo de tul de tal manera que todos los políticos y los que dedican sus esfuerzos a obtener el pan con el sudor de su frente, están enterados del pleitazo que se cargan el actual gobernador Jorge Herrera Caldera y su antecesor Ismael Hernández Deras.

El asunto al parecer radica en el hecho de que Ismael quiso seguir despachando desde la casa del aguacate, manejando la res pública como si aún estuviera al mando. Se le olvidó que constitucionalmente sus seis años al frente del gobierno acabaron. Lo despacharon con todo y sus bártulos a enchinchar a otra parte. No le gustó, acostumbrado a hacerse obedecer. Por más que pataleó, lo único que logró fue alborotar el gallinero y se diera paso a una comisión para investigar si en su administración hubo desvíos de dinero. Al parecer las señales retadoras y ofensivas que hizo durante su festejo de 50 años tuvieron varias consecuencias.

Les mandaron un mensaje a ambos contendientes: o se sosiegan o los sosegamos. No hay más que de dos sopas, una es de fideos, que ya se acabó y la otra … no se las recomiendo.

Donde el gober se fue hasta la cocina es cuando escribió que "nadie tiene derecho a poner obstáculos a nuestro proceso de desarrollo. Aquí lo que importa es el bienestar de la gente, por ello en este momento, las ambiciones políticas personales o de grupo están fuera de lugar", agregando más adelante: "Lo digo con claridad porque los tiempos políticos están perfectamente definidos en la agenda electoral".

Ya para este momento un exalcalde estaba detenido y se había creado una comisión legislativa para investigar presuntos actos de corrupción cometidos supuestamente por Ismael Hernández Deras.

Sea como sea, dicen que el hilo siempre se rompe por lo más delgado. En el caso hay dos potencias frente a frente. Por un instante imaginemos que fuera una pelea de box, ambos de seguro, serían considerados de la división de peso completo. La pelea sería pactada sin límite de tiempo, en un cuadrilátero ubicado en la plaza Centenario. Estarían prohibidos los boxers y los piquetes de ojos. Los clinches, cuerpo a cuerpo, podrían durar sólo 30 segundos, no más, para evitar malas habladurías. Se revisarían los bolsillos antes y después del encuentro. Las uñas, tratándose de políticos, podrían usarlas de gavilán. No se usarían los guantes tradicionales esculcándolos para evitar que se introduzcan acordeones de discursos que puedan provocar un pesado sueño al contrario. Se autorizaría el uso de calzoncillos con varios bolsillos.

De los pecados capitales, incurre Deras en el de la soberbia que en la política suele ser el más grave de los pecados. Cometió el error de considerar un debilucho al nuevo mandatario creyendo que al igual que el científico Víctor Frankestein había dado vida a una creatura que obedecería ciegamente las órdenes que se le dieran, él podía seguir manipulando a su antojo a los siguientes gobernadores durante el tiempo que calculaba que seguiría imponiendo sucesores por el resto de esta centuria, pues de acuerdo con sus cuentas su esposa y su hija seguirían sus pasos. Ojalá recapacite y se entere de que el poder lo ejerce, mal o bien, el gobernador en turno, que se imponga la conciencia de que el poder está en las manos en que debe estar. Quien se fue, se fue. ¿no habrá leido a Gustavo Adolfo Bequer?

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