Partamos de donde nos quedamos. Es mayo de 2004 en Buenos Aires, Argentina, y Santos Laguna queda eliminado de la Copa Libertadores en los octavos de final.
La jornada deja tristeza y dolor en la Nación Albiverde. Hay en el ambiente un dejo de injusticia. Es normal sentirse víctima, el favoritismo para el equipo de casa, el sudamericano, es evidente.
Pero el tiempo ha pasado y Santos no es el mismo. Hoy, en su escudo se aprecian dos estrellas más; diez años de aprendizaje tendrán que ser aprovechados.
El miércoles de la semana pasada, los Guerreros dejaron ir una oportunidad inmejorable de traer ventaja para el partido de vuelta en los octavos de final.
El rival no es el mismo de aquella primera vez, es un equipo de menos renombre. El estadio tampoco tiene el peso histórico del Monumental. Sin embargo, la ciudad sí es la misma donde Santos terminó su participación en 2004, y la instancia también.
Quizá si hubieran jugado como hace 10 años, cuando eran dirigidos por el Yayo de la Torre, el marcador hubiera sido distinto.
Los Guerreros son ahora el equipo más goleador del torneo mexicano y sólo un error de su parte más vulnerable los derrotó en los minutos finales; el gol de visitante es lo que tienen a su favor... y cerrar la serie en casa.
La derrota por un tanto ante Lanús en la ida es un mal resultado, pero es bastante "remontable".
El peso de competir en dos torneos finalmente se manifestó en el partido de la Liga MX ante Jaguares, pero con la ilusión de trascender en otras latitudes, el poder ofensivo del equipo, el corazón y unión que demuestran los jugadores en momentos difíciles y el apoyo de su gente, no hay motivo para no pensar en la siguiente fase.
Quedan 90 minutos en casa. Es aquí donde se decidirá el futuro inmediato de los Guerreros en el torneo continental.
Noventa minutos para disfrutar por parte de los aficionados. Noventa minutos para que Caixinha y su defensa corrijan errores.
Sólo una victoria de 2-1 mandaría el encuentro al alargue, mientras que el 1-0 pondría al Santos en cuartos de final. Pero cuidado con los goles recibidos, ya es tiempo de aprender de las semifinales de liga y las finales de "Concachampions".
Es tiempo de dejar atrás el bache donde nos quedamos y seguir caminando.
Síganme los buenos (twitter: @Foko_54) y no dejen de asistir el miércoles al Corona, que la Libertadores no se juega cada año.
jsepulveda@elsiglodetorreon.com.mx