Ya pasó una semana del fichaje "bomba" del próximo torneo de la Liga MX. A estas alturas, ya todos deberíamos haber digerido la noticia.
No deja de sorprenderme la reacción de muchos aficionados con la partida de Oribe Peralta al América. Puede causar coraje, malestar, incertidumbre, animadversión, enojo, frustración, tristeza, decepción, incredulidad, ganas de mentar... bueno, reacciones varias, pero no olvidemos que para lo que nosotros es entretenimiento o pasión, para los futbolistas es su forma de vida (una vida corta).
Dejemos que las cosas tomen su curso. Oribe no iba a estar aquí toda la vida y esta es su oportunidad de irse a un club con más proyección internacional y, sobre todo, de pensar en ahorrar un dinerito para su retiro; "El Hermoso" ya tiene 30 años.
Además, en la liguilla no hizo algo extraordinario para evitar la eliminación en semifinales (como tampoco lo hizo en los octavos de final de la Libertadores). Y no tiene por qué hacerlo, no juega solo.
Ahí está el Atlético de Madrid, que ganó la liga de España sin tener a Cristiano Ronaldo o Messi en sus filas. Lo que el "Atleti" tiene diferente a los dos grandes de la Liga es un más conjunto (y un entrenador que vive su mejor momento).
Volviendo a Oribe, él ya había preferido en una ocasión quedarse en Santos porque así le convenía (en vez de Europa). Hoy, ante una jugosa oferta, el cambio lo convenció.
Oribe no es un villano. Sudó la "albiverde", la portó con orgullo, dejó todo en la cancha (como dicen) y ahora hará lo propio con la "azulcrema". Es un profesional.
La directiva santista tampoco es "la mala" de la película. Seguramente quería conservar a su jugador emblema, pero el dinero esta vez no le alcanzó. ¿Y América? Bueno, las Águilas tienen billetes; es el Real Madrid de México y si le gusta algo, lo compra.
Incluso por ese poder adquisitivo podría decirse que América es un equipo grande (y parece que también se quedará con el defensa argentino que Santos quería).
Y sí, Oribe jugará con uno de los "grandes". Porque esa grandeza se hace con los años.
A su favor, los Guerreros ostentan el "Poco tiempo, mucha historia"; se han vuelto protagonistas, han ganado títulos y seguido están en la pelea, pero eso no borra la historia de los equipos tradicionales, ni les quita peso.
Borgetti dijo que él, en su tiempo, prefirió quedarse en Santos: "ganaba bien, la gente me quería, el equipo peleaba por títulos". Y cuando se fue, lo hizo a su natal. Luego probó suerte en el extranjero y volvió para jugar con Cruz Azul y Monterrey; metió goles. También profesional. También pensando en él y su familia. Es normal.
Quizá lo triste ahora es que los goles de Oribe en la Selección serán "del América". Pero el equipo sigue ahí, para todos.
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