Voz del Dihablo

Es abril, tiempo para recordar a los muertos. El 5 de abril de 1994, Kurt Cobian se mató. En la misma fecha, pero 8 años después, Layne Staley lo alcanzó en el más allá.

La muerte de Cobain (que se conoció luego de dos o tres días) lo elevó a la categoría de inmortal. No así la de Staley, su contemporáneo de la escena grunge, misma generación (1967). Cosa curiosa, el vocalista de Alice in Chains fue reemplazado sin problema y el grupo siguió su camino (su último disco es disfrutable), mientras que Nirvana se esfumó con la muerte de su 'frontman' (aunque claro, el negocio no paró; primero con el Unplugged; luego, discos de rarezas, conciertos, dvd's, reediciones de aniversario, etc.), a mí gustó, musicalmente aportó más Alice in Chains.

Son ya 20 años sin Kurt en la tierra y las opiniones siguen divididas. Hay desde quienes lo adoran hasta jóvenes que ni siquiera lo conocen. Como sea, no se puede negar que en los 90 ambos músicos (Cobain y Staley), junto a sus bandas y otras más (Soundgarden, Pearl Jam…), irrumpieron en la escena mundial como una nueva opción para escuchar.

Esa década maravillosa (lo digo porque me tocó vivirla a plenitud, así como los 60, 70 y 80 debieron ser también buenas para quienes se iniciaban en algo) dejó un gran legado en lo musical. En 1991, salió Nevermind, segundo álbum de la banda que según su líder, no pretendía demasiado y terminó como un 'hit' comercial. Pero también salió el esperado quinto disco de Metallica, para abrir un parteaguas entre sus fieles y nuevos seguidores.

Faith No More, si no mal recuerdo, andaba con su Epic (de The Real Thing). Pantera, entre el debut Cowboys From Hell y el Vulgar Display of Power (y no tardó mucho en llegar Far Beyond Driven). Guns N' Roses se hizo popular con algunos temas de los Use Your Illusion I y II. Iron Maiden abría otra etapa en su carrera con Fear of the Dark. Mientras que Judas Priest vivía del memorable Painkiller y sacaría más tarde el Metal Works '73-'93, un repaso por lo más notable de sus anteriores discos. Scorpions conquistaba el mundo con el tema Wind of Change y Ozzy Osbourne sacó el ovacionado No More Tears.

En el glam, Mötley Crüe se mantenía vigente con Dr. Feelgood (considerado una joya por muchos, pero con la excelente producción de Bob Rock) pero sobre todo, en 1991, editó su primera recopilación: Decade of Decadence, con algunos temas extra. Qué decir de Skid Row con su álbum homónimo y el siguiente, Slave to the Grind. Y así nos podemos seguir.

En fin, que los 90 fueron una época prolífica, donde las leyendas entregaban entre materiales nuevos y recuentos de los "daños", el hard rock estaba en su clímax y llegaban las corrientes que comenzamos a llamar alternativas. Había casi de todo, rock clásico, 'heavy', 'thrash', comenzaba a tomar rumbo el 'death'. Y así. Incluso grupos como los Red Hot Chilli Peppers se reinventaban dejar trabajos como el Blood Sugar Sex Magik o más tarde, Californication.

Vivían a la par Megadeth, Slayer, Testament, Kreator, Sepultura (¡pff!, recordé Arise y Chaos A.D.), Accept, Anthrax, Helloween, Queensyrche, Aerosmith y Def Leppard.

Entre todo esa avalancha de grupos y géneros, hubo uno que en 1993 editó un trabajo que por estos días regresó a mi cabeza: Candlebox (y su material del mismo nombre).

Aún con las secuelas del 'grunge', pero volviendo a un sonido más clásico, Candlebox llega a sacar uno de esos materiales que casi podríamos meter en la clasificación de "Discos Perfectos"; lo tiene todo: ruido, armonía, cadencia en la batería, voz, 'feeling', 'riffs'.

Y ustedes, ¿cuales discos recuerdan como "perfectos"? El tema da para seguirle.

@Foko_54