Lección. María del Carmen cuenta su experiencia vivida aquel 19 de septiembre en la ciudad de México.
"Toda la vida nos dijeron que en la ciudad de México no pasaría nada porque el subsuelo era agua", dice María del Carmen, al recordar aquella mañana del 19 de septiembre de 1985, en la que un terremoto de 8.1 grados sacudió el Distrito Federal y dejó miles de personas muertas y otras tantas desaparecidas.
"Nos agarró por sorpresa", cuenta María, quien reconoce que en aquel entonces la gente no estaba preparada para un acontecimiento de tal magnitud, únicamente, dice, alguna vez su madre y su abuela le dijeron que no se moviera o que se refugiara en el marco de una puerta cuando se registrara un sismo.
Pero ni eso recordó ese jueves 19 de septiembre. Tenía 27 años de edad y trabajaba como educadora en un jardín de niños en Coacalco, a unos 20 minutos de su hogar en la delegación Miguel Hidalgo.
El reloj marcaba las 7:19 de la mañana cuando todo comenzó. "Estaba saliendo de la regadera cuando comenzó el baile muy fuerte", recuerda ahora con una sonrisa, pues en ese momento se salió dejando a un lado el pudor para ponerse a salvo.
Fueron los minutos más largos de su vida. Y es que aunque estaban acostumbrados a pequeños sismos, nunca de tal magnitud. "Nosotros pasábamos muchos temblores, pero ése lo sentimos muy fuerte".
Salir a la calle fue devastador. Grandes edificios se habían desplomado, las banquetas se levantaron, las calles estaban desechas, y el agua y la luz se habían suspendido.
A tres décadas de esa terrible experiencia y a cientos de kilómetros del lugar de los hechos, los recuerdos siguen.
Para María del Carmen, el "llorar" de las sirenas aún la llenan de temor, así como los ruidos que provocan los camiones al circular a gran velocidad, pues recuerda cuando los materialistas retiraban los restos de los edificios y los depositaban cerca de casa.
Lección
Esa amarga experiencia que le enseñó que "nadie tiene asegurado nada. Es una experiencia de vida fuerte que te deja marcada de por vida", dice María del Carmen.