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…¡Abarqué mucho territorio!

El Filósofo de Güémez

RAMÓN DURÓN RUIZ

Me cautiva la sabiduría de Deeprak Chopra cuando afirma: "Confía en el plan de tu alma aunque no lo entiendas y ten la certeza de que todo saldrá bien".

Confiado en el plan supremo que dicta mi alma, de que todo saldría bien, hace 30 años inicié la tarea de adentrarme a trabajar en el humor del tamaulipeco, la vida ha sido harto generosa conmigo al darme la oportunidad de conocer personajes llenos de genialidad, con un sentido de vida excepcional.

Así he publicado diez libros del humor del tamaulipeco -entre ellos El Filósofo de Güémez- y uno invitado por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través del querido Ministro Don Guillermo Ortiz Mayagoytia, con motivo del bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

El humor del mexicano es un provido venero de contundentes y eficaces enseñanzas, que me han llevado a fluir con el universo, a no hacer una tragedia de cosas insignificantes, en ocuparme en mi trascendencia, en ser feliz, dejando de preocuparme, trabajando y confiando en el plan maestro que hay para mi vida.

El humor del que goza el mexicano me ha enseñado que: "El gran problema de este mundo, es que los pen... están seguros de todo, mientras que los inteligentes… están llenos de dudas".

Si como mazorca desgranamos al humor, nos damos cuenta que tiene características muy singulares, éste debe ser: Breve, pues el humor largo aburre; Claro, porque palabras rimbombantes no van con su simplicidad; Corto, para que atrape, como los nock out en el box; Sencillo, porque simplifica la vida; Ingenioso, porque huele a pueblo; Inesperado, porque su secreto es la sorpresa.

Desconocido, porque nadie sabe el origen, nace de las entrañas del pueblo como una catarsis colectiva, convirtiéndose en patrimonio de todos; Itinerante, porque es como el dinero, es para contarse y al trasmitirse de boca en boca y al hacerlo se va enriqueciendo con el ingenio popular; Imperecedero, porque no sabes dónde nace y tampoco dónde termina.

Atemporal, porque que rebasa los entretelones del tiempo y del espacio; Prolífico, porque surge de la fuente inagotable de una vena popular llena de chispa; Multitemático, porque lo mismo toca el tema de la muerte, que de políticos, de curas, gallegos, cornudos, diputados, presidentes o candidatos, a ninguno lo sube más, a ninguno lo baja menos; y es Universal porque lo mismo se cuenta en el norte, centro o sur de México, que en otras latitudes… la universalidad hace que en todos lados lo sintamos nuestro.

En la universalidad del humor las frases y anécdotas que pongo en voz del Filósofo, las he escuchado, leído, oído en radio, TV, periódicos, Internet, revistas, charlas de amigos, simplemente las hago mías, las adecuo imprimiéndole las características del Filósofo: Una pretendida buena fe, sentido de vida, ingenuidad provinciana y sentido común… y las pongo a su disposición.

Al escribir del humor de los personajes populares, me centro en los de mi Tierra ¡Pa' no abarcar mucho territorio! y me pase lo que al "Cotico" -aquel viejo ferrocarrilero, del que guardo el más afectuoso recuerdo- entra a la cantina "El Guayín", se acerca a la barra y pide a su amigo Ramón Tijerina, el afamado cantinero del pueblo:

- Dame "Pistón y viela" -es decir un caballito de tequila y una cerveza- después de darle un trago a ambos y enjugar las bebidas con el limón -más seco que las pompis del Filósofo- voltea y echa una mirada a todos los parroquianos, entonces en voz alta espeta:

- ¡'Ing... a su máuser' todos los de Texas y Arizona!

- En la ma..., este cab... ha de ser policía ministerial -susurran los parroquianos agazapándose.

Después de degustar otro trago de su "Pistón y viela", "El Cotico" vuelve a mirar a los parroquianos y voz en cuello dice: - ¡'Ing... a su máuser' los de California y Nuevo México!

- Este cab... ha de ser de los que queman oficinas y toman autopistas.

Envalentonado vuelve a gritar: - ¡'Ing... a su máuser' los de New York y Florida..!

De entre los parroquianos se para un chaparrito, como roble de una sola pieza, un tronco de pelao', que le da una severa madriza. Ramón Tijerina llega al lugar de la pelea y con la franela roja, con la que pule la barra y las mesas, le limpia el hocico, que estaba todo sangrando - y le dice: - ¡Ya ves "Cotico" ¡Por andar de hablador!

"El Cotico" ayudado a levantarse por su amigo el cantinero dice:

- No es que sea hablador, lo que pasa es que… ¡Abarqué mucho territorio!

filosofoguemez@prodigy.net.mx

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