Las puertas del Centro de Reinserción Social de Torreón se abrieron ayer para recibir a un invitado especial: El obispo José Guadalupe Galván Galindo, cuya misión era imponer la ceniza a los internos como parte del inicio de la Cuaresma.
Desde temprano los internos esperaban su visita como cada Miércoles de Ceniza. Cerca de las once de la mañana, monseñor arribó al lugar. Juan Francisco Estrada Picena, director del Penal acompañó al obispo a la capilla "El buen Pastor", localizada en el patio central.
A lo largo de su camino, una larga fila de hombres y mujeres, algunos acompañados por sus hijos, lo esperaban para no perder la oportunidad de recibir su bendición.
Al interior de la pequeña capilla, todo estaba listo. El coro conformado por jóvenes y adultos de la tercera edad, entonaron cánticos para recibir al obispo, quien estuvo acompañado por el vocero de la Diócesis de Torreón, Ignacio Mendoza Wong.
El lugar lució abarrotado por las y los internos que atentos escucharon la celebración especial para la imposición de la ceniza.
"En nuestra Diócesis tenemos la pastoral penitenciaria en donde nos acercamos a los internos, durante todo el año hay programas especiales y yo como obispo algunas tres o cuatro veces visito, y el Miércoles de Ceniza es una oportunidad, en ese día todos queremos recibir la ceniza, por eso vengo a celebrar la misa", dijo Galván Galindo.
Tras bendecir las cenizas, los internos formaron dos largas filas para recibir la ceniza con gran devoción.
"Con el signo de la ceniza empezamos ese tiempo señalado Cuaresma, 40 días, la finalidad es prepararnos a celebrar la Pascua, muerte y resurrección, y ese tiempo de Cuaresma, es un tiempo de reconciliación con Dios, con nuestros hermanos", explicó monseñor.
Asimismo, dijo que en este tiempo la oración y la caridad, son prácticas debemos de fomentar, y siempre tener un espíritu de convivencia.
Devoción. Una larga fila de internos se formó para recibir la ceniza a manos del obispo.