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'Abortar es un pecado...'

HAY DISTINAS OPCIONES ANTES DE TOMAR ESTA DIFÍCIL DECISIÓN, SEÑALAN

Decisiones. De forma gratuita mamás pueden pedir asesoría y apoyo hasta el último día de su parto.

Decisiones. De forma gratuita mamás pueden pedir asesoría y apoyo hasta el último día de su parto.

AGENCIAS

En un cuarto de tres por tres metros, pintado de amarillo, una cruz de madera corona el lugar, bien iluminado y fresco, por una gran ventana. Un paquete de pañuelos desechables, decorado con encaje, está al lado del único sillón doble.

Ahí, Dalia llora, sosteniendo un pañuelo que le fue ofrecido. Hace un par de minutos se encontraba segura de su decisión. Con 20 años, se enfrenta a un embarazo no deseado, hecho que la separó de la protección paterna y del supuesto afecto de su novio. "Mi papá me corrió de la casa, dijo que no quería volver a verme, se enojó porque me faltaba poquito para terminar la prepa", susurra.

Cuando se vio sola, tomó la decisión de abortar. La remitieron a Yoliguani, un hogar para embarazadas que por sus circunstancias se ven desamparadas o sin ningún tipo de ayuda. Andrea, quien la recibió en uno de los tres albergues -hay uno en Playa del Carmen y dos en el Estado de México-, le mostró imágenes de embriones y fetos destrozados, presuntamente durante interrupciones de embarazo. Pese a ello Dalia reiteró que lo mejor era abortar, pero Andrea, sin practicarle algún tipo de examen, le aseguró que ya había pasado el tiempo establecido para realizarse un aborto legal en el DF, que es de 12 semanas.

Dalia insistió en que llevaba muy bien la cuenta y que estaba segura que aún no había cumplido los 3 meses de embarazo. Sin embargo, metida en su discurso, Andrea le dijo: "(con más de 3 meses) lo único que te queda es ir a una clínica clandestina, pero ¿y si te desangras? Ellos no se harán responsables de ti y te transferirán a una clínica del gobierno, y ahí sabrán lo que hiciste. Porque eso ya es un delito, te podrían meter a la cárcel".

Andrea le indicó que podrían brindarle otro tipo de ayuda: permanecer hasta su parto en el albergue, donde recibiría alimentación, vestido y atención médica. "Y fue cuando me dijo que podía darlo en adopción ahí mismo para que una familia que lo quisiera pudiera tenerlo". Dalia asegura que la presionaron para poner una fecha de ingreso; propuso un día sin pensarlo y le dijeron que debían hacerle su expediente; le tomaron sus datos, señas particulares y huellas digitales.

Antes de irse, le hicieron firmar cuatro hojas. En las primeras aceptaba la ayuda de la casa Yoliguani y la última "decía que en dado caso de estar graves los dos, ¿quién se haría cargo del bebé?, como si le dieran preferencia a él en un caso de peligro". Firmó y salió con la certeza de no volver.

Para Dalia, en aquella casa sólo la hicieron sentir mal con argumentos basados en castigos divinos y penales, por lo que podría pasarle si acudía a una clínica clandestina. Según sus cuentas, aún no llega a las 12 semanas, así que está segura de que puede buscar otras soluciones en el DF.

ONG: NO DEBE HABER MANIPULACIóN

Para Regina Tamés, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), es obligación del Estado asegurar que todas las mujeres tengan las herramientas para tomar una decisión frente a un embarazo sorpresivo, ya sea reconciliarse con él, dar al bebé en adopción o decidir interrumpir la gestación legalmente.

Asegura que una institución que manipule o no entregue el panorama completo de opciones que tiene una mujer gestante incurre en una falta de ética.

"Sin duda, las mujeres tienen la capacidad suficiente para decidir por sí mismas, pero deben conocer todas las opciones que tienen y una institución, aunque sea privada, debe otorgar toda la información necesaria para que así sea, para permitir que sea ella quien tome la determinación", aseguró Tamés.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México habitan más de 4.5 millones de madres solteras. Seis de cada 10 madres solteras viven con sus padres y más de 70 % trabaja, aunque la gran mayoría pertenece a estratos sociales medios y bajos. Además, entre 25 y 33 % de mujeres embarazadas sufre algún tipo de violencia en el embarazo.

Cifras del GIRE destacan que 130 mil 824 mujeres han interrumpido de manera legal su embarazo de 2007 a octubre de 2014. De éstas, 73 % de mujeres lo hizo en el Distrito Federal, donde está permitido el aborto hasta las 12 semanas de gestación, mientras que el 27 % restante, en otros estados, en los que se puede practicar, pero con algunas condicionantes, como violación o males congénitos, entre otros; 61.5 % de las que han recurrido a esta opción son católicas.

 ADOPCIÓN, ALTERNATIVA REAL

También hay jóvenes que consideraron a Yoliguani como la opción a seguir. Este es el caso de Alejandra, una joven de 22 años, quien llegó al albergue, tras ser canalizada en una casa hogar de Santa Clara, en la que ella estuvo de pequeña.

Desde que tiene memoria, Alejandra siempre ha tenido que enfrentar la vida sola. A los tres años su madre se la "regaló" a su abuela y a los cinco años de edad salió a la calle para escapar de ella, pues la golpeaba; un policía la llevó al Ministerio Público, desde donde la trasladaron a un hospicio.

A los 17 años dejó la casa hogar y por varias semanas dormía en los camiones porque no tenía casa y ahora, cinco años después, enfrenta sola su embarazo. Los últimos dos años, su vida pintaba bien: había conseguido trabajo en un refresquera y rentó un pequeño departamento, donde vivía con el padre de su hijo, quien estaba separado de su esposa.

"Él siempre me decía que tuviéramos un bebé, pero creía que no podía porque un médico me dijo que mi matriz era muy pequeña y no podía alojar a un bebé, pero mira", narra mientras toca su vientre con siete meses de embarazo.

Como el guión de una farsa, el mismo día que se dio cuenta que estaba embarazada encontró a su pareja con su ex mujer y le dijo que regresaría con ella.

Ahora se siente segura en Yoliguani, en Tecamachalco, a donde llegó con seis meses de embarazo; ese día hizo una promesa: "Voy a quererlo muchísimo, como a mí nadie me supo querer", concluye al asegurar que no ha recibido ninguna presión para darlo en adopción.

Como Yoliguani, hay otras organizaciones a favor de vida al alcance de un clic; basta con escribir en un buscador las palabras madre soltera o embarazo no deseado para que aparezcan varios sitios web como Vifa, el cual también ofrece atención médica y un lugar donde vivir para mujeres vulnerables en su embarazo y que no desean abortar o que por su avanzado estado de gestación es imposible hacerlo.

En contraparte, también en Internet, hay páginas como Womenonwaves, una organización civil que defiende el derecho de las mujeres al aborto y en la que, entre otras cosas, ofrecen viajes en barco hacia aguas internacionales para mujeres de países donde está penada la interrupción del embarazo.

 "QUISE ABORTAR, PERO FALLÓ"

"Mi papá estaba hasta Chiapas y por teléfono me dijo que no me iba a recibir así, y mi novio me pidió que lo abortara; él me dio las pastillas, y yo me las tomé", cuenta Elena.

Ella llegó a la casa hogar de Yoliguani en Playa del Carmen, Quintana Roo. Mira hacia un punto fijo en el piso y habla con una voz apenas audible. Se apretuja nerviosamente las manos contra su vientre que ahora está vacío, porque su bebé ya nació, fue una niña.

Elena narra que las pastillas no funcionaron; las tomó cuando tenía tres meses de embarazo y le provocaron un sangrado que interpretó como el fin exitoso, pero dos meses después notó que su hija se había aferrado a la vida.

"Me asusté, no sabía qué hacer, su papá y yo habíamos terminado porque nunca quiso hacerse cargo y no podía regresar a Chiapas", dice Elena.

Originaria de la comunidad de Trinitaria, una tierra que es tan fértil como escasa en dinero, Elena llegó a Playa del Carmen unos días después de que su madre murió; su padre, que se dedicaba a la milpa, la envió para que buscara un trabajo en el puerto para pedir ayudar y mantener a sus cinco hermanos.

No terminó la primaria y encontró trabajo en el área de limpieza de un hotel; ahí conoció al gerente con quien tuvo una relación sentimental por dos años, hasta que se embarazó y la dejó. Entonces acudió con una amiga para pedir ayuda, ella le recomendó que fuera al DIF y de ahí la canalizaron a Yoliguani.

A primera vista, la casa de Yoliguani es normal, está en una colonia popular frente a un parque con canchas de básquetbol; no hay ningún anuncio o letrero que señale su existencia.

Por dentro, es pequeña. "No se compara con la de Tecamachalco, que es inmensa", asegura Lety, una antigua maestra de primaria, quien actualmente es la encargada de operar la casa.

En un solo espacio está la sala, comedor y cocina. Se cruza un patio para llegar a la parte de atrás donde hay tres cuartos blancos de dos por dos metros con una cama, donde se quedan las mujeres.

En el segundo piso, al igual que en la casa de Tecamachalco, hay una capilla -la organización, aunque no es religiosa, está vinculada a la Iglesia católica-, donde una vez por semana un párroco acude a dar misa y confesar a las mujeres. Sin embargo, Lety asegura que a la casa llegan jóvenes de diversas religiones y no están obligadas a orar.

"Esta casa de Yoliguani es especial porque Playa del Carmen, al ser un punto turístico, tiene mucha gente de fuera que llega a trabajar. Aquí hay mujeres de todas partes del país, también centroamericanas y de otros lugares del mundo. En años anteriores hemos tenido hasta italianas", indica Lety.

Al llegar a la casa las jóvenes deben firmar un documento donde se les indica que no están obligadas a pagar nada por su alimento, hospedaje ni atención médica, pero se les señalan los horarios de talleres como tejido, pintura y sesiones con psicólogos y se les advierte que deberán ayudar con los trabajos domésticos. También se les explica que tienen la opción de dar a su hijo en adopción, aunque, según Sergio Palma, administrador de los albergues de Yoliguani, de las mil 400 madres que han pasado por la institución desde 1996 (fecha de su fundación), 80 % ha decidido quedarse con su hijo.

El 21 de octubre del año pasado nació la bebé de Elena con sólo 32 semanas y un peso de un kilo 700 gramos y debió permanecer en la incubadora. Ella encontró un trabajo en un hotel y espera con éste ganar lo necesario para criar a su pequeña.

4.5

MILLONES

De madres solteras habitan en México.

130

MIL

Mujeres han abortado en siete años.

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