Las reformas se hacen agua. Por un lado y por otro, lo que se creían las decisiones más trascendentes en los últimos sexenios, ahora se diluyen ante las nuevas circunstancias. El mayor logro legislativo se presentó con la Reforma Energética, para meses después constatar que el petróleo vale tan poco, que ya no será el negocio esperado. No olvidemos que las finanzas del gobierno mexicano dependen en buena medida, de los ingresos petroleros. Al caer estos últimos, las opciones serán dos. Una, reducir el gobierno, es decir, burocracia, salarios, gastos e inversiones. Difícilmente esa situación va a pasar. La segunda opción, es subir nuevamente los impuestos, o crear nuevos, sobre todo, en aquellos productos exentos. Mientras estamos a un paso de las elecciones, el gobierno que impulsó la Reforma Educativa, decide suspenderla. Algunos dicen que para ganar tiempo frente a las elecciones, y que una vez concluida la jornada electoral, retomarían al tema. Sin embargo, la imagen que da con esa decisión, es ante todo negativa. Nos muestra a un gobierno incapaz de defender sus propias políticas, pero sobre todo, incapaz de ser consecuente y responsable con las mismas reformas que impulsó. Busqué la posición de la Secretaría de Educación Pública que dirige (lo cual es un decir), Emilio Chuayffet. Sorprende lo escueto del comunicado para el tamaño de la irresponsabilidad: "Con motivo de nuevos elementos a considerar en el proceso de evaluación para el ingreso, promoción y permanencia en Educación Básica y Media Superior, quedan suspendidas indefinidamente las fechas publicadas para su realización".
La educación es uno de los grandes fracasos del Estado mexicano, no obstante, la enorme cantidad de recursos públicos que ahí se invierten. Uno pensaría que tanto dinero va para la calidad y excelencia de maestros y alumnos. ¿Pero quién gana con la decisión de echar abajo la reforma educativa? Ganan los maestros del sindicato, no sólo los más radicales de la CNTE. Con la presión, tiraron las reglas de evaluación y contratación, para quedar nuevamente en una zona de discrecionalidad. Desde ahí se premia la pertenencia al gremio, pero no el desempeño y mucho menos, los conocimientos. ¿Para qué sirve un gobierno así?
Muy poco se puede esperar de un gobierno que cede ante el chantaje. Te bloqueo, te impido las elecciones, te violento, hasta que cumplas mis designios. A fin de cuentas, es el triunfo de una minoría no democrática, sobre la mayoría. Al mismo tiempo, de nada vale una reforma, si a los primeros conflictos y las presiones, es el mismo gobierno quien viola la ley. Volvemos a la pregunta: ¿Para qué sirve un gobierno así?
La costosa decisión de recular, muestra a un PRI muy capaz para ganar elecciones, pero sumamente pobre para gobernar. Olvídense de la visión de Estado o de hacer política, lo que importa es ganar las elecciones. No la educación. Por cierto, a pesar de las circunstancias adversas al gobierno, por los escándalos de corrupción, es factible que el PRI domine el Congreso como hasta ahora. Ahí las curules que falten, las sumará el Partido Verde Ecologista. ¡Ni para dónde hacerse!
HASTA BLATTER CAE ¿Y MOREIRA?
Finalmente renunció Joseph Blatter a la presidencia de la FIFA. Se creía inamovible, incluso después del tremendo escándalo de corrupción, pero pudo más la presión de Estados Unidos. Lo curioso es que mientras el poderoso amo del futbol cayó, Humberto Moreira sigue impune por la megadeuda de Coahuila. Por estos mismos días, Rolando González Treviño se declaró culpable ante la autoridad norteamericana, de conspiración para transportar dinero robado del estado de Coahuila. Por México, el exgobernador continúa impune, pero por Estados Unidos ¿también?
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