El 2015 es un año de un sorpresivo reacomodo internacional. Inicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los EE.UU. Grecia pone en jaque a Europa, al Euro y espanta al mundo. China regresa a las andadas, devalúa el yuan, sacude los mercados, invade con productos, incluso a los EE.UU. Los saudíes toman una decisión contraria a la racionalidad de mercado: derrumbar el precio de su principal producto de exportación.
No importan los costos, la decisión es política: no a los EE.UU. como grandes productores. Petróleo es poder. Pero esa guerra es compleja. En EE.UU. ya se cerraron por incosteables alrededor de mil pozos. Su apuesta es otra: tecnología, producir más con menos. Siguiendo al Financial Times, con mil pozos menos producen incluso un poco más que hace un año. Dos gigantes energéticos -ahora EE.UU. lo es- van a la guerra con armas distintas. Irán podrá incorporarse. El pronóstico de los especialistas es que: los petroprecios seguirán bajos. Va para largo. ¿Dónde queda México en lo que algunos llaman nueva era?
Habrá quien prenda una veladora pidiendo otro Cantarell, que en tres décadas nos dejó una cifra equivalente a 120% del PIB. La realidad se impone. En el corto plazo, la reforma energética no podrá recuperar la producción. De nuevo crisis: derrumbe en producción y precios. Las finanzas públicas se tambalean. Viene el presupuesto base cero y recortes. Pero, qué paradoja, quizá ésta sea la mejor oportunidad para, por fin, buscar una alternativa fiscal que no esté prendida del oro negro. A la mala, pero ya ocurrió, nos "despetrolizamos" como escribió M. Schettino. En el 2015 todo indica que los ingresos petroleros sólo serán alrededor de un 15% del total recaudado.
La difícil coyuntura es una gran oportunidad para lanzar una estructura fiscal más sana, sensata, más justa. Los datos desnudan el desastre provocado por la perversión petrolera. Las piezas son muchas. 1.-De no acabar con los privilegios dentro de Pemex y lograrse un nuevo esquema pensionario, la empresa no podrá competir. Éstos representan el 8% del PIB, ya lo advirtió la ASF. 2.-Del gasto programable del sector público, las pensiones se llevan ya el 44%, en el ISSSTE llegan al 78%. 3.-Pero con todo y petróleo, y milagros como Cantarell, la gran mayoría de los mexicanos, el 72%, no tienen previsión pensionaria. Las pensiones son un ejemplo de la perversión petrolera.
Con una producción ascendente y precios altos, México evadió la discusión de fondo: cómo recaudar más sin depender del petróleo. Resultado: tenemos un estado pobre que sólo recauda poco más del 10%, quizá 11%, del PIB. En México el estado gasta 4,100 dlls. por habitante; el promedio de los países de la OCDE es de 15 mil; hay países de 40 ¡y no tienen petróleo! Pero hay más. Cuando aparecen informes sobre desigualdad e injusticia, (ver los reportes recientes de OXFAM y CONEVAL), los legisladores se incendian. Lo mismo ocurre cuando nos recuerdan que el Índice de Gini no se mueve, o sea, que el actual sistema fiscal no redistribuye la riqueza.
Los discursos en tribuna se inflaman de ánimo justiciero, pero cuando se plantea la alternativa más común en el mundo, un impuesto generalizado al consumo -el IVA, para decirlo con todas sus letras-, los mismos ofendidos por la injusticia vetan la simple discusión. Los datos son demoledores. El actual esquema fiscal genera injusticia y desigualdad pero hemos sido incapaces de razonar otras opciones. Nada más en exenciones y privilegios fiscales se pierden 560 mil mdp al año. El mundo se transforma de raíz pero en México, hablar de IVA, es blasfemia. Allí está parte de la explicación de la injusticia que tanto les duele. ¿Cómo debe ser un esquema fiscal progresivo, justo y eficiente? La discusión es técnica pero con repercusiones sociales.
Ejemplos hay muchos, IVA en un mínimo de 24%: Rumania, Islandia, Finlandia, Suecia, Noruega y Croacia. Hungría con 27%. No es casualidad que ahí estén los países escandinavos, los más justos del planeta. Veinte por ciento más: Reino Unido, Marruecos, Francia, España, Países Bajos, Bélgica, Argentina, Uruguay, Italia, Portugal, Polonia, Irlanda y Grecia. Qué casualidad que Venezuela y México no apuesten a un IVA general y alto. Allí la injusticia se construye en cada acto de consumo. Hay otros impuestos madre que no aprovechamos. En muchos países el predial recauda más del 2% de su PIB. En México es 0.3%. Se dirá que este no es momento para aumentar impuestos. Nunca es buen momento. Algunos habría que subirlos, otros bajarlos, ISR empresarial a revisión.
Estamos contra la pared. El petróleo no nos va a salvar de esta. El país no crece lo que debería, la pobreza no se abate y la desigualdad se acentúa. Pagamos décadas de veneno petrolero. La disyuntiva está ahí: repetir y perpetuar la pobreza o innovar y construir un mejor futuro.