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Al acecho de una Playboy

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE

Con enorme sorpresa y nostalgia, hace un par de días me enteré que una de las publicaciones más emblemáticas e icónicas del mundo, la revista Playboy, sufrirá un rediseño integral a partir del siguiente año.

Ello es entendible y lógico dados los cambios en el patrón de consumo de los medios de comunicación y el modelo de negocios de la era digital. Sin embargo, llama la atención un extracto del comunicado que dice más o menos así:

"La revista Playboy reimaginada incluirá un editorial y un diseño completamente modernos y, por primera vez en su historia, no tendrá desnudos en sus páginas". Sí, leíste bien. Se acabaron las "conejitas" a lo largo un período de seis décadas que abarcó a grandes personalidades como Marilyn Monroe engalanando la primera edición, hasta Pamela Anderson por citar dos ejemplos.

Ante un descenso paulatino en su tiraje, pero sobre todo frente a la preponderancia de imágenes eróticas y pornográficas dentro de los buscadores de Internet, Playboy ha tomado la decisión de no publicar fotografías de mujeres desnudas. Cabe aclarar que dicho viraje aplica únicamente a la edición norteamericana, pues Playboy México continuará con la línea que la caracteriza.

Estoy en la treintena. Siendo adolescente, mi generación no conocía eso de "surfear en la Web", utilizar correo electrónico ni mucho menos de celulares inteligentes. Jugábamos en la calle porque vivíamos en otro México y dentro de un mundo no tan violento ni convulso.

La tarea la hacíamos acudiendo a las grandes bibliotecas, consultando enciclopedias, reuniéndonos con nuestros padres y maestros, o yendo a la papelería de la esquina a comprar monografías y otros materiales didácticos que hoy se escuchan antiquísimos. Tuvimos infancia y nos dio por preguntar.

Pero también, como todo adolescente, fuimos inquietos y lógicamente despertó nuestra curiosidad y deseos por conocer los misterios del sexo opuesto. Precisamente gracias a que no existían Google ni cosas así, adentrarnos a las delicias de una revista erótica era posible sólo gracias a un amigo, vecino o familiar en edad adulta.

Publicaciones como Playboy -habituales en los puestos de periódico de la colonia o en tiendas- se encontraban colocadas en los anaqueles "de hasta arriba", fuera de nuestra vista y trágicamente envueltas en un papel celofán imposible de abrir.

Uno, ni las alcanzábamos con tan corta estatura y dos, nadie en su sano juicio se animaba a vendérnoslas.

Pero como las reglas siempre se pueden romper y desde chavito fui transgresor de las mismas, a los trece años recurrí a mi creatividad y a través de un amigo que tenía varias revistas escondidas para que no lo cacharan sus papás, fue como incursioné en el fascinante mundo de Playboy y lo todo que su estilo de vida representaba.

Pasado el tiempo me interesé por Hugh Hefner, fundador de la publicación, y supe que detrás de la parafernalia de la bata roja y las conejitas siguiéndolo a todas partes, Hefner contribuyó a cimbrar a una sociedad conservadora, que a partir de la postguerra cambaría radicalmente en todos los ámbitos.

A partir de los años cincuenta del siglo pasado, Estados Unidos y otras muchas naciones se alejaron del puritanismo que las condenaba a no poder asumir y entender su sexualidad como un proceso lógico y perfectamente natural, en parte gracias a hombres como Hefner, considerado el precursor del erotismo gráfico.

"Para las nuevas generaciones Hugh Hefner es un venerable ancianito que se pasa todo el día en bata en su lujosa mansión rodeado de "conejitas" ligeras de ropa, pero el fundador de la mítica revista Playboy es uno de los hombres clave para entender la historia de América en los últimos sesenta años. Porque también fue un defensor de las libertades individuales y un activista por la igualdad racial", se lee en uno de los muchos perfiles que retratan a Hefner también como periodista, cartonista y hombre versado en las artes gráficas, la psicología y la literatura. Sin duda se adelantó a su tiempo…

En efecto, a partir de 2016 la edición norteamericana de Playboy ya no publicará desnudos. Vaya que el mundo ha cambiado y no es el mismo. Por primera vez en 37 años me sentí viejo y pasado de moda al enterarme de los cambios en la revista, pero aún queda mucho de ese adolescente intempestivo y transgresor que haciendo malabares y tratando de alcanzar los estantes "de hasta arriba", iba al acecho de la revista Playboy queriendo ver mujeres guapas.

La curiosidad por la vida y lo todo lo que de ella desconozco, esa jamás la quiero perder.

Nos leemos en Twitter y nos vemos en Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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