En el tiempo de Pedro García, el técnico solía argumentar cuando no marcaban, que "la pelota no quiso entrar" y el periodismo de su tiempo no solía cuestionar tan debatible idea, como si las declaraciones fueran emitidas por un tirano que irradiaba cultura y poder por encima de las posibilidades de la comunidad, cuando no era más que una burla a la inteligencia muy solapada.
El mismo técnico chileno, cuando tomó una ruta larga de goleadas y derrotas consecutivas, tenía por costumbre reconocer el mal tiempo y que le tomaría interés a "analizar el partido" y que ponía su continuidad en manos de la directiva. Claro, no renunciaba porque sabía que su ventaja económica sería reducida y si obligaba a la destitución, tendrían que indemnizarlo, algo que sucedió finalmente, a un alto costo, sin que los medios dijeran nada al respecto.
Hoy en día, uno tiene que examinar si vio el mismo partido que el técnico, porque siempre las opiniones son dispares y don Pedro alaba la disposición, el espíritu guerrero, la entrega con que sus hombres acometen el partido, cuando cualquiera medianamente pensante sabe que esas son obligaciones básicas de cualquier profesional del futbol, no una virtud novedosa. Lo novedoso sería encontrar mayor fluidez a su futbol, que la imprecisión no fuera el sello característico y que se mostrara la contundencia adecuada.
Puede ser que en medio de la frustración don Pedro refugie su calentura recalcando que han sido mejores en todo el trayecto y busca dejar en claro a todos que el rival sólo tuvo una y la hizo buena, mientras ellos tocaron muchas veces a la puerta... sin marcar. Esto se gana con goles y no se mide cómo quedó el rival con tantos sustos.
¿Creerá realmente el DT que todos vamos a creer en esos conceptos? Por méritos se gana en el boxeo, por decisión. En futbol eso no funciona.
En esta etapa de la comunicación ya es muy difícil engañar a la gente, que en base a tanta oferta radial, televisiva y escrita ha mejorado su entendimiento, por ello hay clubes que tienen su propio aparato informativo donde tratan de convencer al pueblo con argumentos carentes de validez y que la gente capta de inmediato.
Tal vez haya llegado el tiempo en que sea necesario hacer una autocrítica más amplia y de a poco convencerse de que solamente la verdad nos hará realmente libres.
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