Soportado el sofocón, habiendo celebrado lo necesario y rehabilitado el carnet de socio de élite, la vida sigue, le dan además la oportunidad a que ingresen sin permiso a su esfera, todos los efectos de la rumorología, la especulación y los vientos que indican movimientos, parte natural de este deporte.
Lo cierto es que el campeón no tiene asegurado a su técnico y éste, lo ha dicho muy claramente anteayer, tiene el legítimo deseo de dirigir en Europa, considerándose en condiciones ideales luego de lo que ha laborado, comprendido y aprendido en México, en dos años intensos.
Lo mejor de él mismo llegó en el último tramo de la historia. Siempre se supo que sus métodos eran de buen nivel de calidad, apegados a una modernidad pero en el estilo no se ajustaba al modelo su manera de examinar situaciones y de emitir sus opiniones, que generalmente escapaban en momentos de ira, tensión o nerviosismo, justo cuando no se debe hablar. A partir de esas manifestaciones contra medios, público, árbitros y sus propios jugadores, nació un rechazo popular por su persona y que Mr. Irarragorri ha reconocido y ha buscado entre "líderes de opinión" locales, razones y la manera de solucionar el entuerto.
No se trata de tener un líder simpático, carismático y bien parecido, sino uno que se identifique mejor con la raza local, etnia especial, híbridos de todo y gente singular, que se toma la vida entre polvaredas a falta de lluvias y bañada con un sol que tatema la piel. Ellos quieren un jefe que les hable con humildad, sencillez y buenas formas, nada más.
¿Cómo solucionarlo? El título puede ser suficiente, porque nuestra gente no es rencorosa y olvida fácil, pueden dar por seguro que estaría dispuesto a encarar lo que venga con su técnico y jugadores pero no podemos estar tan seguros de que habrá continuidad, así que no sería remoto pensar en un nuevo inicio, con otras caras y otras formas.
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