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Al Larguero

TALENTO Y AUDACIA

ALEJANDRO TOVAR

Para los jóvenes periodistas de Diplomado Deportivo de ULSA Laguna.

Con los años encima, uno si se muestra sincero consigo mismo, siente la no adaptación a las cosas nuevas, como una señal de advertencia de que envejecemos. La tecnología, sobre todo, -tan sorprendente y cada día más profunda, la tomamos con excitación y después nos causa una gran inquietud, aunque termina con fastidio y hasta un dejo de temor, porque a cada consulta nos va dando cuenta de un mundo que antes creíamos distante y quizá intocable.

En el periodismo, uno se da cuenta con facilidad que sobra demasiada "paja" al contenido. Tal vez por ello uno piensa que los viejos de hoy, cuando jóvenes éramos ignorantes por carecer de la información debida y ahora, es tanta que causa otros considerables daños, porque la velocidad con que llega la información, supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio. Esa literatura que se emana, tiene un efecto en la vida y en la historia.

Son tantos los medios y los espacios deportivos, que el universo se satura de imágenes y voces que buscan un sitio para sus ideas, no siempre acordes y a veces no cargadas del debido ingenio para convencer a un público cada vez más enterado pero que se ha convertido en un espectador que ve al mundo por la tv o la radio, sin acceso, por las razones que sean, a la realidad de los hechos.

No podemos cambiarnos entonces por los chicos modernos a la generación de muchachos que adoramos la decisión del Sr. Cobos de hacer del Estadio Laguna su casa, porque en Tlahualilo ya no cabían. Era 1965-1966 y la Liga Mayor de la región tuvo una época gloriosa, antes de arribar UL a la Liga Mexicana. Glafiro Arratia manejaba un equipazo. Ronnie Camacho en primera, Moi Camacho en segunda, Jorge Fitch el parador en corto, con Treviño en tercera. Los jardines eran con Héctor Espino, Diablo Montoya y Zurdo Contreras. El cátcher era Jesús Lechler. Su pitcher estelar era José "Peluche" Peña. Era disfrutar el escuchar la mascota de Lechler a sus disparos de calentamiento.

Hoy la tv te da a Lincecum apaleado, el hr. de Titán, el no hit de Sherzer. Maravilla. No hay forma de hacer comparaciones pero aquéllos nos iniciaron en el gusto del juego de beisbol. Peña lanzaba y ganaba el sábado. El domingo salía a calentar, corriendo, guante en mano. Cuando estaba listo le hacía una señal a Glafiro y entraba a lanzar calidad. Hoy hablan de inicialistas, preparadores y cerradores.

Peña tiraba hoy y relevaba mañana, era un caballo de Troya, de ésos que ya no vemos galopar.

arcadiotm@hotmail.com

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