"El límite de los héroes se rige por nuestra imaginación"
Cuando hoy ESPN ponga sus cámaras en el Great American Ball Park de Cincinnati, nos ha de conducir hacia la escala de los hombres diferentes, los que forjan su mito a través de los dones maravillosos que Dios les regaló y darán el nuevo gran espectáculo que ese coliseo puede obsequiar a los fans del beisbol. Y algunos de ellos, los viejos, hemos de recordar que en esa tormentosa Cincinnati nació Pete Rose (74), pelotero único que bateó 4256 jits y no está en el Salón de la Fama por esos baños de supuesta justicia y honestidad que suele dar el deporte.
Ahí mismo pero en el Riverfront, estadio ya demolido, se jugó un All Stars inolvidable en 1970 con Rose de protagónico central, como siempre, iluminando el cielo del gran pasatiempo con su genio belicoso, agresivo, punzante. No inició.
El orden al bat de la Americana lo invadían los Orioles con su mánager Earl Weaver (f). Saltaron en la novena inicialista estos angelitos: Luis Aparicio en el short, Carl Yaztrzemski en el center, Frank Robinson en el right, Boog Powell en primera, Harmon Killebrew (f) en tercera, Frank Howard en el left, Davey Johnson en segunda, Bill Freehan el receptor y Jim Palmer, el pitcher.
Del otro lado pura calidad. Willy Mays en el center, Dick Allen en primera, Hank Aaron en al right, Tony Pérez en tercera, Rico Carty en el left, Johnny Bench el cátcher, Don Kessinger el parador en corto, Glen Beckert en segunda y Tom Seaver el lanzador. El mánager era Gil Hodges (f).
Con el juego 4-4 en la entrada doce, todo se define. Ante Clyde Wright, Pete Rose y Graberkewitz ligan sencillos con dos outs y la locura general. Jim Hickman da sencillo al central, Amos Otis toma y tira al plato donde Fosse espera. Parece que lo vemos de nuevo, maravilloso día, hermoso recuerdo, Rose se lanzó a jom como una locomotora y arrolló al cátcher, que soltó la pelota. Anotación triunfal. Mientras Rose incrementaba su mito, Fosse, fracturado del hombro, nunca volvió a ser el mismo. En la mente sigue dibujada la figura de Pete llegando al plato con el gentío de pie, jugándose la piel, el show que todos idolatramos. Gracias beisbol.
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