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Al larguero

GARDEL Y MATÍAS

ALEJANDRO TOVAR

Si como dicen, Matías Jesús Almeyda (41) es el que puntea en las preferencias para técnico santista y llega a ser presentado por encima de Barros Schelotto, su paisano, el club seguiría la tendencia de tener en cartelera a jóvenes que detenten banderas diferentes en colores y sabores a los de la baraja mexicana, que tal vez ya está demasiado desgastada de las mismas caras y procedimientos de tantos años, así las cosas ya no se puede hablar de medias tintas y quien venga, tendrá ante sí obligaciones inmediatas. Se trata de enderezar al campeón.

El futbol es como las mujeres volubles o como las divas irresistibles. De pronto en su caso, el fenómeno local se transformó de tal forma que un técnico discutido, criticado y no siempre bien aceptado, pasó a ser casi una divinidad y convertido en un héroe inesperado, Caixinha se rebeló contra los prejuicios y convirtió sus ideas en azote de la susceptibilidad de todos. Casi pasó de la cordura a la locura y no entendió que a veces llega a ser preferible decir solamente la mitad de lo que se piensa y que es más hermoso cantar aunque se cante con pena.

"Así aprendí, que hay que fingir para vivir, decentemente. Que amor y fe, mentiras son y del dolor, se ríe la gente" cantaba el gran Gardel en la inolvidable "Madreselva" y nos mostraba, hace 80 años desde la Argentina de Almeyda y Barros Schelotto, que en realidad las sociedades alientan sentimientos torvos contra los que la cultura es un esfuerzo impotente y que tarde o temprano, los héroes mismos terminan por ser consumidos por el gran monstruo de la competencia, la incomprensión y sobre todo del arrebato propio o colectivo.

Cuando el destino se pone el turbo, es imparable. En 30 años verdiblancos hemos visto un desfile de protagonistas cuya lista tiene otro miembro distinguido y nadie se ha muerto de ello. Unos se van y otros llegan, porque cada iluminado de éstos aparece con un grupo de ayudantes de todo tipo, que tal parece llegan para imponer un califato y ellos precisan de sirvientes que les coloquen los arreos de guerra en un ritual que se da solamente en camerinos muy exclusivos, allí donde vigilan celosamente sus procesos para crear magia, como los matadores famosos que se visten con un esmero, tradición y hasta discreto encanto.

Don Matías fue un pistón del medio campo en River Plate donde jugó con Salas, Gallardo, Comizzo, Ayala, Francescoli, entre otros dirigidos por Pasarella. Jugó ocho años en Europa y volvió para llevar a River al ascenso, luego también regresó a primera a Banfield y ahora, se dice, vendrá para intentar levantar al campeón actual. No le será sencillo, porque tiempo es lo que la ilusión no tiene pero deberá comenzar con olvidar el clásico estilo argentino en el trato general y en el manejo, pues mucho dependerá de la discreción y sentido con que se enfoque a los medios y a su afición, donde después de tantos sobresaltos, ya no queda un solo iluso. Pero sobre todo deberá enfocar todos sus sentidos en el grupo; después de todo, el futbol y bien lo sabe Matías, ese solamente pasa por los jugadores.

arcadiotm@hotmail.com

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