El buen léxico no llega de gratis, precisa de lectura, estudio, investigación y tiempo. No todos podemos expresarnos con la propiedad debida, ni importa tampoco lo famoso que haya sido el hombre que pretende dar al público una explicación adecuada. Puede poseer la experiencia de haber jugado, de haber conseguido prestigio a través de una larga carrera y puede ser que las ideas reboten dentro de su cerebro pero no se dan los argumentos y el oficio de la palabra para explicarlos con la soltura y calidad que es menester.
No todos los ex jugadores que se muestran en tv tienen el oficio y la habilidad para convencer. Falta el toque cultural y en algunos casos el efecto maravilloso y contundente que da la memoria fotográfica o el detalle del conocimiento actualizado sobre los protagonistas y sus hazañas, porque muchos lo dejan a su experiencia y ésta no siempre juega el papel decisivo que se precisa ante un auditorio cada vez más dotado, más entendido y mejor conocedor, a fuerza de tener tanto contacto con la cartelera internacional del futbol, con diferentes versiones.
Uno de los mejores y lástima que se le otorgue un mínimo de oportunidades en FOX, es el Ing. Eduardo de la Torre Menchaca, que muestra en tv la fina soltura que le dan su discreción, seguridad, aplomo y tranquilidad, manejando los hilos de las dudas con la certeza de un experto que lo es por historial rico de jugador, de técnico y de esa escuela que cruzó desde niño, viviendo de cerca el desarrollo de su padre, Don Javier, entrenador de las célebres Chivas Rayadas multicampeonas.
Yayo, primo del Ing. José Manuel y del Lic. Néstor de la Torre Menchaca, pudo manifestar su carácter en la cancha y en las aulas, porque Don Javier le permitía jugar en las inferiores del Guadalajara pero sin dejar los estudios en Tecos UAG, de donde se recibió como ingeniero civil, aunque pronto se consagró como ídolo de Chivas, cuando llegado el momento fue escogido para jugar en primera. Los rayados tenían para el centro del ataque a Carlos Bracamontes, Jaime Pajarito y el paisano José Luis "Puma" Rodríguez.
Uno de los secretos mejor aprendidos de su padre, fue que el jugador más que listo, debe estar preparado para su momento crucial.
Supo de cuando se fue Salvador Reyes y entró Javier Valdivia. Lo mismo en el caso de Tubo Gómez, al que acudieron no uno, sino dos arqueros de alto nivel, Ignacio Calderón y Coco Rodríguez. Oyó que se fue Alberto Guerra al Monterrey pero ya estaban Juan Manuel Olague y Alberto Onofre para tomar el sitio. Un montón de casos, porque las inferiores de Chivas eran un vertedero de figuras.
Yayo de la Torre se convirtió en el ídolo esperado después de tanto tiempo. Era el goleador del campeón de 1986 con Zully Ledesma, Checo Lugo, Demetrio Madero, Fernando Quirarte, Gutiérrez, Benjamín Galindo, Wendy Mendizábal, Chepo de la Torre, Omar Arellano, Concho Rodríguez y Eduardo, con la dirección técnica de Alberto Guerra López.
Independientemente de su trayectoria, lo que uno mira es el ejemplo de lo que es combinar, con gran sacrificio y voluntad, claro, el estudio con el juego. De ahí que su habilidad para enfrentar micrófonos les resulte como algo común, lo que para otros muchos representa un verdadero reto. Y no todos, por famosos que hayan sido o sigan siendo, pueden solventar.
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