En el River Plate del más allá, persiste el malestar por la indisciplina manifiesta de su astro, José Manuel Moreno (1916-1978), que no puede ser controlado por el técnico Renato Cesarini, que no encuentra la forma de ubicarlo y su actitud desubica el ataque maravilloso de "La Máquina", que se completa con Muñoz, Pedernera, Labruna y Lostau.
De eso ha tomado ya cartas en el asunto el presidente del equipo, un hombre respetado, gentil, caballeroso y sencillo, Don Pablo Emilio Escobar Gaviria (1949-1993) quien primero recomendó paciencia pero luego tomó otros planes y llega al partido con un hombre moreno, de pelo rizado, con traje blanco, corbata roja y sombrero. Lo que los amigos ven extraño es que este joven cubano, que además es muy simpático y conocido, va esposado, nada menos y a gritos pide a Moreno por su libertad, lo que el jugador no entiende bien, por el griterío de la tribuna.
Se juega contra el Barcelona de Helenio Herrera (1910-1997) y están 0-0 pero Moreno, trasnochado y con una resaca tremenda falló un penal, aunque cuestionó que Ramallets se había adelantado. Eso tiene al presidente del club blaugrana, el honorable caballero mexicano, tan querido por todos por ser mecenas cultural e impulsor del deporte en general, Don Amado Carrillo (1956-1997) contento, esperando ganar.
Escobar esperó al medio tiempo y se encerró con su gente en el vestuario. Botó a Cesarini para que no se entrometiera y con ronca voz le dijo a Moreno que su amigo (el esposado) sería enviado, gracias a sus enormes influencias, directo al calabozo y condenado a trabajos forzados si no enmendaba su conducta de inmediato, porque de otra manera se vería obligado a darle su baja y contratar al hispano Isidro Lángara.
Helenio está jugando con su mejor cuadro; Ramallets en el arco, con Segarra, Gensana, Seguer, Bosch, Flotats, Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Ha dominado la mayor parte del tiempo, todo parece previsto para una gran victoria, a no ser que los argentinos reaccionen con una gran determinación para cambiar la historia.
Cesarini sale con una gran sonrisa del túnel, "ahora ganamos porque ganamos. Moreno ya no puede darle vuelta y debe resolver el partido". Ahí van llegando todos los jugadores, el último es Charro y tiene una cara de pocos amigos. El técnico le pregunta a quemarropa, estoy de acuerdo en que te preocupes si te quitan el trabajo, si Escobar te borra pero ¿qué tiene qué ver el cubanito de allá arriba, por qué te preocupa tanto?
-Bueno, maestro Renato, es el que nos enloquece noche a noche en el antro, un fenómeno del que uno ya no puede desprenderse apenas llega a escucharlo. Es frenético. Le llaman "El Bárbaro del ritmo".
¿Y CÓMO SE LLAMA?
Es Maximiliano Moré Gutiérrez (1919-1963). Simplemente "Beny, Beny Moré para todos sus amigos.
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