Posesión. En la imagen se observa a un yihadista colocando una bandera como señal de que Ramadi es del Estado Islámico.
El Ejército de Irak y las milicias chiitas se concentran en las afueras de Ramadi, en el oeste del país, para preparar una contraofensiva que les permita recuperar esa estratégica ciudad, recién tomada por los yihadistas del Estado Islámico (EI).
El Ministerio iraquí de Defensa informó en un comunicado que tropas, combatientes chiítas, carros de combate y vehículos blindados ya llegaron a la base militar de Al Habbaniyah, a unos 30 kilómetros al este de Ramadi.
Las tropas gubernamentales se concentran en la base Al Habbaniyah mientras otras tomaron posición en Husaybah, a unos siete kilómetros de la ciudad, según reportes de la televisión iraquí. "Esos lugares serán el punto de partida para las operaciones de liberación de las ciudades de la provincia de Anbar", dijo el jefe de la policía provincial, Kadhim al Fahdawii.
Un portavoz del grupo chiíta libanés Hezbolá indicó que su organización ya tiene unidades listas para ser desplegadas en Ramadi desde tres direcciones diferentes. A la espera de la contraofensiva, los yihadistas levantan fortificaciones en los accesos a la ciudad y siembran minas en las calles y edificios, mientras los civiles tratan de huir de la localidad.
Según estimaciones de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), unas 25 mil personas han abandonado ya la ciudad de Ramadi, la mayoría de las cuales se dirige a la capital iraquí.
El EI tomó la víspera el control de Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, expulsando a las fuerzas gubernamentales a pesar de los bombardeos de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, contra los extremistas. La pérdida de la ciudad, a unos cien kilómetros al oeste de Bagdad, es la peor derrota militar que ha sufrido el ejército iraquí desde que inició a principios de año la ofensiva para detener el avance de los yihadistas.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, exhortó a formar grupos de voluntarios para recuperar Ramadi, cuya caída y la expansión del EI en la provincia de Anbar representan una amenaza para Kerbala, ciudad santa para los chiitas.
En un mensaje de audio difundido la víspera por medios yihadistas, el máximo líder del EI, Abu Bakr al Baghdadi, advirtió que después de tomar la ciudad de Ramadi, sus combatientes liberarán Bagdad y Kerbala.
Por su parte, al menos 170 miembros del grupo terrorista EI han muerto en las últimas 48 horas por bombardeos de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, y los ataques de los kurdos en la provincia de Al Hasaka, en el noreste de Siria, informó ayer un responsable kurdo.
"Entre 170 y 200 integrantes del EI han fallecido por los bombardeos de la coalición y por la acción de las fuerzas kurdas y milicias cristianas sobre el terreno", dijo en declaraciones Naser Hach Mansur.
Critica oposición plan de Obama
El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, pidió ayer al presidente Barack Obama que dé un giro radical a su estrategia contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y renueve su solicitud al Congreso sobre sus poderes para hacerle frente.
Obama solicitó el pasado febrero al Congreso una nueva "autorización para el uso de la fuerza militar" (AUMF, por su sigla en inglés) para combatir al EI, que este fin de semana tomó la estratégica ciudad iraquí de Ramadi. El mandatario se apoya ahora en un documento similar de 2001 y en otra norma de 2002 que el entonces presidente, George W. Bush, usó para lanzar ataques contra terroristas en el extranjero. Sin embargo, la nueva propuesta que presentó en febrero para hacer uso de sus poderes de guerra contra los yihadistas no gustó ni a su partido, el demócrata, por considerarla demasiado laxa, ni a la oposición republicana, que piensan que el presidente debería tener más margen de maniobra.
"Con los nuevos avances logrados por el EI en Ramadi, sabemos que la esperanza no es una estrategia. El plan del presidente no está funcionando. Es hora de llegar a una verdadera estrategia global para derrotar la amenaza terrorista en curso", afirmó Boehner. Insistió en que Estados Unidos no tiene una estrategia sólida para combatir a los extremistas y que, pese a sus insistencias al mandatario durante los últimos dos años, "la amenaza ahora es creciente".