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Anécdotas familiares

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Mí hermana Chacha, era una mujer muy ocurrente, sobre todo cuando de lograr sus propósitos se trataba.

Su época preferida era la Navidad, aunque disfrutaba también otras fechas significativas del calendario.

Pero en Navidad le encantaba ir a las tiendas y ver los adornos y regalos que éstas ofertaban.

Su casa se transformaba en esa época, pues ponía mil adornos y hasta los cuadros de la casa cambiaba.

Lourdes, mi otra hermana, que vivía cumpliéndole todos sus caprichos, estaba con ella uno de esos días y Chacha le dijo: "Flaca, vamos a Sam's a ver los arreglos de Navidad", a lo que ella contestó: "Espérate a que me llegue el aguinaldo, gorda, luego vamos". "No, no, vamos de una buena vez". Lourdes no se pudo negar y ahí la lleva a la tienda.

Anduvieron viendo regalos y productos propios de la temporada y en uno de los pasillos, Chacha se topó con un hermoso pueblito de Navidad. "Mira flaca, que pueblito tan divino. Vamos a comprarlo".

"No gorda - le respondió-No tengo dinero": "Pero, ¿traes tu tarjeta?.. Ándale".

A base de terquearle, Lourdes le dijo: "Ándale pues, vamos a llevárnoslo": "Sí flaca, que al cabo yo te lo pago cuando llegue el cobro de la tarjeta". Y ambas salieron muy contentas de la tienda.

Ya en el estacionamiento y mientras subían el dichoso pueblito al coche, Chacha el dice a Lourdes: "Oye flaca, pues ¿en qué estaba yo pensando cuando te dije que yo te pago el costo del pueblito? Pos' de dónde agarro yo para eso". "No gordita no me friegues. Tú me lo pagas, a ver de dónde sacas". Pero para ese momento ya había cargado con el adorno y Chacha lo luciría después con mucho orgullo en su casa". Se salió con la suya e ignoro si se lo pagó o no a Lourdes.

Chacha siempre contó con ayuda en casa que además de hacer los quehaceres propios, la atendían con cariño y respeto, pues ella correspondía en iguales términos.

Tuvo una señora que actuaba curiosamente. Por ejemplo, le decía: "Señora, puedo salir temprano, porque tengo un "Beiby Cho y tengo que llevar un espagué": "Sí no hay problema, váyase temprano". Y cuando yo le preguntaba: "¿Por qué no la corriges?". "Para qué. Si me divierte oírla hablar así".

Otra de esas mujeres, que la ayudaban en casa, escuchó el timbre, salió a ver quién era y regresó y le dijo: "Señora. Le habla el alguacil":

Chacha se preguntó: "¿Para qué me quiere a mí un alguacil?". E intrigada salió a abrir.

Cuál sería su sorpresa que al alcanzar la calle le dijo un señor: "El agua Ciel, señora. ¿No necesita agua?". "No gracias, respondió ella". Pero regresó muerta de risa.

A Chacha le encantaba viajar a Laredo y McAllen. En ocasiones hacíamos viaje expresamente a petición suya, pues eran pocas las cosas que la emocionaban.

En uno de esos viajes, Claudia anduvo todo el día de compras sin descansar para nada y lógico era que en la noche se sentía mal.

Pasó una noche difícil pues casi no durmió, por lo que al amanecer dijo que quería ir a un hospital. No le hicimos mucho caso, pues la recomendación era que descansara un rato y se le pasaría el malestar. Pero ella se empeñó en ir al hospital.

La única que le hizo caso fue Chacha y la acompañó al hospital, en donde antes de ingresarla la hicieron todos los estudios pertinentes: presión, electro, glucosa, etcétera, y todo estaba bien. Pero para ingresarla necesitaba llenar una bola de papeles.

En ésas estaban, cuando Chacha, que con frecuencia estaba enferma, le preguntó: "Comadre, ¿pos' qué siente? Pos' mire comadre, me siento así y asá, le respondió. Y Chacha le dijo: "Comadre ¿usted me tiene confianza?". "Sí, comadre claro que le tengo confianza": "Pos' sabe qué, vámonos de aquí. Así como se siente yo me siento todos los días. No exagere". Y en efecto, la Chacha vivía con muchos malestares, por las múltiples enfermedades que había padecido durante su vida.

 ADDENDA II

Hoy no quise hablar de tristezas, no obstante la muerte repentina de mi amigo y compañero de muchos años Jesús Ochoa Cebrian. En alguna ocasión más delante hablaré de él y de lo mucho que trabajó durante toda su vida. Por hoy, diré solo: Descanse en paz.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano":

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