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Apuntes sobre el terror I

Periférico

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Tal y como ha sucedido después de los demás atentados de alto impacto registrados en países del llamado Occidente, luego de los ataques de París la agenda internacional ha sido copada por el tema del terrorismo. El temor se esparce. Los gobiernos de los Estados vulnerados y sus aliados reaccionan política y militarmente. La opinión pública discute, juzga. Se bombardean o invaden países. Se endurecen las leyes de seguridad y migración. Se suspenden garantías bajo estados de emergencia. Aumenta la xenofobia, principalmente la islamofobia. Con matices, el guión ha sido el mismo desde hace por lo menos 14 años. Estos días parecen un déjà vu de los días posteriores al 11 de septiembre de 2001. Entonces, como ahora, se declaró la guerra al terrorismo. Sobra decir que dicha guerra fracasó. El terror no sólo no ha cedido, sino que se ha expandido a más países y sigue sumando víctimas… y adeptos. ¿En verdad los gobiernos de Occidente poco o nada han aprendido en esta década y media? Difícil creer que es así. Pero, entonces, ¿por qué no actúan diferente? Un buen primer esfuerzo sería tratar de entender las raíces del problema, desechar los falsos debates, los prejuicios y hablar con la verdad a la hora de reconocer la responsabilidad de cada gobierno y sociedad. Hay que empezar por el principio y, en ese sentido, este espacio se propone hacer un acercamiento periodístico al problema que contribuya a la discusión sin el afán de agotar el tema.

Árabe no es sinónimo de musulmán como musulmán no es sinónimo de terrorista. Una buena parte de la opinión pública suele confundir los términos, lo cual, dicho sea de paso, sólo beneficia a los grupos políticos de ultraderecha en los países occidentales y… sí, también a los propios grupos terroristas. Los árabes son un pueblo originario de la península arábiga con una cultura particular. Conforme pasaron los siglos y su expansión llevó su lengua a otras latitudes en donde fue adoptada por otros pueblos, el factor lingüístico desplazó al étnico en la definición de qué es un árabe. Como los eslavos o los chinos, los árabes profesan distintas religiones, aunque ciertamente la mayoría de ellos se consideran musulmanes. Un musulmán es una persona que profesa la fe en el Islam que, junto al cristianismo y al judaísmo, es una de las tres grandes religiones monoteístas abrahámicas que existen en el mundo. Actualmente alrededor de 1,300 millones de personas se asumen como musulmanes, esparcidos en los cinco continentes, aunque concentrados principalmente en Asia Central y Occidental y África del Norte. Como el cristianismo, el Islam cuenta con distintas denominaciones (sunismo, chiismo, sufismo, jariyismo) y es practicado por personas de diversas razas y lenguas. Así como no todos los árabes son musulmanes, no todos los musulmanes son árabes. Es importante hacer esta distinción. Pero es aún más importante diferenciar terrorista de musulmán. Un terrorista es una persona, grupo o, incluso, Estado, que practica actos de violencia con el objetivo de infundir terror. Así, el terrorismo ha sido y puede ser practicado por personas, grupos o Estados con los más distintos fines políticos, religiosos o económicos.

La violencia no es uno de los principios del Islam. Como cualquier otra religión, ésta tiene sus fundamentos, llamados pilares, que nada tienen que ver con asesinatos o actos de terror, y que son cinco: la declaración de fe (que es el más importante); la oración (cinco veces al día en dirección a La Meca); la limosna (dar cada año ayuda económica a los más pobres); el ayuno (obligatorio en el mes llamado de Ramadán), y la peregrinación a La Meca (al menos una vez en la vida). Estos cinco puntos son los que definen a los musulmanes. Ahora bien, esto no quiere decir que no haya musulmanes violentos. Los hay, como los hay cristianos, judíos y hasta budistas. Pero los actos de personas o grupos no definen a la religión que profesan. Hay quienes dicen que existen versos en el Corán que pueden inspirar violencia o servir de justificación para cometerla. Es verdad, pero lo mismo se puede decir de muchos otros libros, incluida la Biblia. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los que profesan la fe basada en esos libros interpreten o asuman dichos versos para matar. Culpar al Corán, a la Biblia, o a cualquier otro libro, producto cultural o religioso, de la violencia que ejercen algunas personas es eximir a éstas de su responsabilidad. Que alguien arroje una bomba a una multitud diciendo que un verso así lo "ordena" es problema de la persona no del verso.

Uno de los puntos más controvertidos del llamado mundo musulmán es el islamismo, que no se debe confundir con el Islam. El islamismo es un conjunto de movimientos políticos que trasladan los preceptos del Islam a la vida pública con el objetivo de construir un orden social basado en los mandatos de la religión. Un musulmán no es necesariamente un islamista. Pero aquí sí todos los islamistas son musulmanes. Dentro del islamismo hay movimientos de características diferentes. Los hay moderados que se constituyen en asociaciones o partidos y que su método de acción es la lucha política. También los hay violentos que se asocian en grupos paramilitares insurgentes que, si bien conservan una esencia política, tienen en la lucha armada su método para alcanzar sus objetivos. El extremo del espectro de los movimientos islamistas lo ocupan las organizaciones terroristas, para las cuales la violencia es más que un medio para lograr sus fines políticos. La violencia tiene para estas organizaciones otras motivaciones, como el infundir miedo y el hacer propaganda. Ejemplos de ellas son el Talibán, Hamás, Al Qaeda. Es lo que en Occidente se conoce como yihadismo, un concepto que deriva de la palabra "yihad" que se traduce como esfuerzo en español y que en sus orígenes no tenía una connotación necesariamente violenta. El Estado Islámico de Irak y Siria ("Daesh", en árabe) es un híbrido entre grupo insurgente y organización terrorista. Pero de esto y de la "yihad" se hablará en el artículo de la próxima semana.

Twitter: @Artgonzaga

Correo-e: argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx

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