Satanizada en sus inicios, la industria maquiladora se convirtió a partir del Tratado de Libre Comercio en el sector de mayor crecimiento y empleo en México.
En la década de 2000 las maquiladoras alcanzaron su apogeo, especialmente en la franja fronteriza del país, ofreciendo alrededor de 1, 300,000 empleos, la mayoría de ellos para el sexo femenino.
La maquiladora se inició en los años sesenta gracias a la visión y empuje de empresarios tijuanenses que vieron la oportunidad de utilizar mano de obra barata y calificada para fabricar impresoras, ropa, televisores y todo tipo de equipos electrónicos.
El proyecto de ensamblar productos en México para la industria norteamericana recibió el visto bueno del gobierno federal y pronto se extendieron las naves industriales a lo largo de la frontera en donde la población subsistía gracias al turismo y el comercio.
En pocos años poblaciones como Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Reynosa, crecieron de manera vertiginosa y pronto la falta de servicios como vivienda, agua potable y luz eléctrica se convirtió en un terrible dolor de cabeza para las autoridades locales.
Pero la economía florecía de tal manera que miles de mexicanos emigraron a los estados fronterizos durante los años 80, 90 y los principios del siglo XXI en busca de empleos y de un mejor nivel de vida.
Sin este boom de la industria maquiladora seguramente la situación social y económica de los estados más pobres de México como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Morelos, habría empeorado y convertido aquello en bombas de tiempo difíciles de desactivar.
Es cierto que el flujo hacia el norte alentó también la migración de campesinos a Estados Unidos quienes buscaban un empleo mejor pagado y el progreso de sus familias. No se conformaban, pues, con los sueldos raquíticos, pero seguros de la plantas maquiladoras.
Al paso del tiempo y como suele ocurrir con las minas de oro, el sector maquilador no fue adecuadamente atendido y promovido tanto en el extranjero como en el interior del país.
Además de las crisis internacionales de 2001 y luego la de 2008, el sector se vio atacado por nuevos y peligrosos enemigos: desde las autoridades que vieron la oportunidad de exprimir fiscalmente a estas empresas hasta los sindicatos y mafias laborales que aprovecharon la derrama de salarios para exigir cuotas y prebendas.
Mientras en los países orientales como China, Corea e Indonesia se ampliaban los incentivos para la inversión en maquiladoras, en México optamos por cercarlas y explotarlas al máximo posible lo que frenó su crecimiento y expansión.
En Ciudad Juárez y Tijuana hubo años en donde las empresas reclutaban personal en Oaxaca y Chiapas país para poder atender las necesidades de producción. A su vez los empleados recibían aumentos constantes de sueldos y si la empresa no satisfacía sus expectativas cambiaban de empleo con una pasmosa facilidad.
Hoy que el dólar ha vuelto a encarecerse y cuando los países orientales sufren las complicaciones de una inminente recesión mundial, México podría posicionar de nuevo su industria maquiladora y retomar aquellos años de bonanza en empleos y en derrama económica.
Extraoficialmente son más de dos millones de empleos los que hoy ofrece el sector maquilador, pero podrían ser varios millones más si los gobiernos y los empresarios promueven en serio la inversión como sucedió con notable éxito en el pasado.
Entidades como Chihuahua ha empezado a hacer su parte, en el último año creó 18,886 fuentes de trabajo para acumular un total de 313,460 empleos en su industria maquiladora.
Y no se requiere viajar a Francia ni a Inglaterra para atraer las inversiones, sino a Estados Unidos en donde se encuentran las grandes corporaciones del mundo y también a países del oriente para aprender de sus éxitos y también de sus errores.
Con el gran mercado de compradores que tenemos allende del Bravo, sólo necesitamos aprovechar el ingenio y talento de la mano de obra mexicana para reposicionar al sector maquilador.
APUNTE FINAL
Otra vez de panzazo y sin convencer, el Tri pasó a la final de la Copa de Oro en donde los más contentos son la TV comercial y sus patrocinadores porque una final ente Jamaica y Panamá habría enviado los ratings por los suelos.
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