Cuestionable, polémico, ríspido, hoy vive una suerte de exilio dorado en Milán, Italia. Así el tiempo y el paso de Marisela Morales por la PGR. Marisela fue la primera mujer al frente de la dependencia, durante parte del sexenio de Felipe Calderón.
Extraviado el juicio, iracundo el ánimo, nublada por instantes la inteligencia que indudablemente tiene, Marisela explotaba con frecuencia y casi hizo explotar la dependencia a su cargo. Y es que no hay puesto tan ingrato en el gabinete como la Procuraduría; te haces de muchos enemigos, y terminas quedando bien con muy pocos, si acaso. Eso, eso Marisela lo aprendió por las malas y en el peor de los sexenios en lo que respecta a temas de seguridad.
La priista Arely Gómez González, fue ratificada ayer por el pleno del Senado de la República a partir de la designación de Enrique Peña Nieto y será la segunda procuradora en la historia de México. Pero aquí no se trata de una cuestión de género ni de pago de cuotas, sino de competencia.
Gómez lo es, y de sobra. Basta con leer lo que de la designación opinaron sus contrapartes en otros partidos, desde la izquierda recalcitrante hasta el panismo desdibujado que se siente de alcurnia. La llamaron cosas como: inteligente, preparada, entrona, seria… No es fácil que la clase política, tan dividida, se ponga de acuerdo en algo y menos a la hora de vitorear al contrario.
Pero Arely unifica criterios. De ella se habla bien y sus credenciales y paso por distintas instancias del Poder Judicial es amplio. Trae bríos, pues. Y además, dicen los que saben que no se anda con cuentos ni le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones.
Y no, no compremos la lectura simple y maniquea del parentesco de hermandad con Leopoldo Gómez, alto ejecutivo de Televisa pues en este caso, conflicto de interés no encuentro. Son trayectorias separadas que no se encaminan por ruta de colisión. Parece que ahora sí, Enrique Peña ya le atinó a algo con este nombramiento.
La pretensión del Presidente Peña, estimo, es darle nuevos bríos a una institución cansada, débil y puesta bajo escrutinio como pocas veces en su historia, gracias a los lamentables hechos ocurridos en Iguala, Guerrero y Tlataya.
Y bueno, que como dijo la propia Arely Gómez durante su comparecencia ante el Senado, ambos son asignaturas pendientes y no "verdades históricas" contundentes o casos cerrados según opinara en su momento Jesús Murillo Karam.
Menudo trabajo tiene la procuradora a cuestas si le sumamos la urgencia de que la PGR se convierta en una fiscalía con verdadera independencia y autonomía investigadora y ahora sí, de una vez por todas, se restructure en serio en sincronía con la reforma constitucional en material político-electoral promulgada en 2014.
También se encuentra entre los pendientes de Arely Gómez, la adopción del nuevo sistema de justicia penal en los que se incluyen los juicios orales, además de la reaprehensión del narcotraficante Rafael Caro Quintero, el caso Elba Esther Gordillo, y otros tantos.
Veremos si su trayectoria, pericia y experiencia bastarán para navegar las aguas turbulentas que se avecinan. Las grandes tareas de Arely Gómez, además de restituir algo de la enorme pérdida de credibilidad hacia el Gobierno de la República, implican convertirse en la fiscal capaz de disentir en público y en privado con el Presidente de la República y cercanos y en casos pertinentes que así lo ameriten, también el de investigarlos, abrirles expedientes y consignarlos.
Porque eso hace todo fiscal que se respete y no, como gustan algunos priistas, aplaudirle como focas al inquilino de Los Pinos.
Será entonces cuando la designación de Arely Gómez, habrá valido la pena. No necesitamos ya a la PGR; la urgencia es una fiscalía. Ahí el gran reto…
Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas: @patoloquasto
