En semanas anteriores, tuve la oportunidad de asistir a una mesa panel organizada por universitarios, como parte de una materia llamada "Cultura y Sociedad", que tiene el propósito de promover el estudio de las culturas del mundo y el compromiso de los universitarios en referencia a sus personas, amigos y conciudadanos. En otras palabras: crear sentido de responsabilidad social, solidaridad, subsidiaridad y motivar a los futuros profesionistas a descubrir sus competencias y capacidades de liderazgo comunitario.
Esas actividades académicas son desatendidas por muchos educadores, limitándose a enseñar ciencia y técnica; la consecuencia es que sobrepasen al humanismo y cultivemos personas insensibles, que aprovechan el conocimiento para servirse y no para servir. Piense en la generación de mexicanos que fueron educados así, muchos en el extranjero y que ahora son los promotores de la corrupción en nuestra sociedad. Recuerde a los "neoliberalistas" y sus teorías del sacrificio para el confort posterior.
Le advierto que en esa conferencia no se trató de establecer posturas utópicas, por el contrario, se orientó a promover el liderazgo positivo y propositivo de los universitarios. Sin duda que ese un buen camino para lograr el cambio en nuestro país.
La mesa panel contó con la participación de los arquitectos Jesús Armando Tovar Rendón, Amaury Pérez Soto y Gregorio Muñoz Campos, los tres, amplios conocedores del tema.
El arquitecto Muñoz, definió la ciudad moderna como caótica, sobrepoblada, con insuficiencia en sus capacidades de servicios públicos, etcétera, lo que la ha transformado en poco vivible y dañosa para quienes la integran.
Insistió en encontrar el cómo lograr ciudades que regresen al entorno saludable para sus habitantes, conceptos posmodernistas, casos de Robert Venturi, norteamericano, considerado el decano de la corriente; Philip Johnson, Frank O. Hebra, o Michael Graves, por citar algunos de ellos, que son secundados por los arquitectos más influyentes del mundo. "Reconciliarnos con el entorno", nos dijo el panelista.
El arquitecto Amaury Pérez, definió la importancia de aceptar el compromiso de mejorar las ciudades, incluyendo las de la Comarca, dónde debemos preguntarnos ¿qué hemos hecho para mejorar nuestras condiciones de vida?, y resaltar el compromiso de los profesionistas en atender esas necesidades con responsabilidad solidaria?
El arquitecto Tovar, incluyó en su participación el análisis del compromiso que tenemos los "más preparados académicamente" con los niveles socioeconómicos más desprotegidos: los pobres en sus colonias y barrios.
También insistió en incluir en las atenciones profesionales de la arquitectura a las comunidades rurales, que permanentemente han sido desatendidas y que no llegan a reunir las condiciones básicas necesarias para el buen convivir.
En todo momento, los panelistas resaltaron la responsabilidad social de los asistentes y la grave responsabilidad adquirida de ejercer el liderazgo para alcanzar el cambio; frases como: tener mayor compromiso, involucrarse en la problemática social, comprometerse con la comunidad, defender su ciudad, recuperarla, rescatar sus edificios históricos y otras más, fueron repetidamente mencionadas.
En el curso "Cultura y Sociedad" se incluye el propósito de desarrollar conciencia social y promover el descubrimiento de competencias humanas y profesionales, objetivos que señala la teoría educativa de vanguardia.
Me sentí muy contento al ver la reacción de los estudiantes, que aceptan el reto de buscar el cambio a través de su desempeño profesional y el desenvolvimiento social, lo que ratifica la fe y esperanza que muchos tenemos en que los jóvenes hagan retomar el rumbo a la sociedad mexicana.
Especial satisfacción confirmar la formación profesional de los organizadores: Bernardo López, César Alarcón, Valery Carranza, Carlos Ibarra y María José Rodríguez, una pequeña muestra de los laguneros que ocuparán el liderazgo regional de su área profesional y que se preparan con conciencia social, aprendiendo que la profesión no es una "patente de corso", sino el desarrollo de sus habilidades y competencias profesionales para servir, ser útiles en la sociedad en que se desenvuelvan y que ésta les retribuya su servicio con las ganancias materiales que les generen calidad de vida personal y familiar.
Ojalá que esas materias, que son consideradas en algunas instituciones educativas "de relleno" fueran promovidas, ya que no solamente es necesario facilitar el aprendizaje de las ciencias y sus técnicas, sino dimensionarlas por medio de la influencia en el desarrollo de la mayor conciencia humanista.
Hacerlo de otra manera es irresponsabilidad de quienes imponen programas de estudio en las escuelas de nuestro país.
Desde luego que debemos incluir en ese propósito a la "otra punta de la educación", que está representada por los profesores y desarrollar en ellos la conciencia de la importancia de trabajar en los valores trascendentes, sociales y humanos de cada uno de sus estudiantes; también prepararse, no sólo en su área de conocimiento profesional, además de ser capaces de dar, con su esfuerzo, el mejor servicio en el "arte ciencia de enseñar". ¿Qué le parece?
ydarwich@ual.mx