Cada vez se están acumulando más y más. Esta semana todos los días uno al leer El Siglo de Torreón encuentra una nota que versa sobre actuaciones ya sea de la policía preventiva, inspectores de alcoholes o agentes de vialidad que actúan sobre el mismo tenor: la soberbia.
El lunes pasado un reporte de robo con violencia de un vehículo movilizó a los preventivos de Torreón, que en el afán de atrapar a los maleantes y recuperar la unidad robada, se internaron en el Parque Industrial Lagunero, en Gómez Palacio donde presuntamente habían localizado la unidad sustraída.
Alrededor de las 7 de la tarde el pasado lunes se activó el código rojo por el mencionado asalto. El sospechoso fue descrito como un tipo rubio y alto, que en la intersección del bulevar Río Nazas y calzada Salvador Creel, había despojado a una persona de una camioneta Journey blanca con placas GBF-1302 del Estado de Durango (de esas que no tienen que pagar tenencias, a diferencia de las de Coahuila, pero esa es otra historia). La patrulla 35931 de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón ingresó a la vecina ciudad duranguense y presuntamente localizó la unidad reportada como robada. Fue en ese entonces que al sitio llegaron elementos de la Dirección Estatal Investigadora, del Gobierno del Estado de Durango y agentes de Policía Estatal y Mixta, las dos corporaciones son -como su nombre lo indica- dependientes del gobierno del Estado de Durango, porque hay que recordar que el ayuntamiento de Gómez Palacio no tiene capacidad para manejar una policía preventiva.
Al sitio del encuentro de las distintas corporaciones se apareció el mismísimo director de la policía de Torreón, el teniente Adelaido Flores, quien con determinación ordenó asegurar el vehículo que se pensaba era el robado, y ante las explicaciones que pedían los elementos policiacos de Durango, Flores respondió pidiendo más refuerzos de los suyos, generando tensión en el momento que llegó a los insultos y al alistamiento de armas.
Al final se llegó a la cordura y el hecho quedó ahí. El vehículo en cuestión resultó no ser el sustraído y el incidente quedó en el anecdotario.
Un día después, se da a conocer una información en la que el presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada, Agustín Arellano Saucedo, denunció que agentes municipales de Torreón acechan a comensales y parroquianos de los restaurantes y bares de Torreón con el fin extorsionarlos para evitar las sanciones que por ley les corresponde. Sin precisar cifras, Arellano dijo que esta práctica es llevada al Consejo que él preside, aunque también reconoció que el departamento de Asuntos Internos de la Policía de Torreón es ahora más confiable y que bien vale presentar las denuncias correspondientes.
El día de hoy surge una nota más. Rafael Saavedra, presidente del Consejo Consultivo de Vialidad, alza la voz para denunciar que los agentes de tránsito torreonenses han encontrado un gran negocio en la carretera Torreón-San Pedro para multar y sobre todo, "morder" a las automovilistas. Lejos de prevenir, los tránsitos se apuestan estratégicamente para sancionar legalmente o extorsionar a conductores que exceden los 60 kilómetros por hora, en una vía que por sus características es de sobra que esto suceda.
Así las cosas, tenemos a un envalentonado director de policía, conocido ya por sus excesos, que hasta en Gómez Palacio quiere mandar; otros agentes que saben que pescar conductores con aliento alcohólico les otorga pingües ganancias; así como tránsitos que saben que entre el Nudo Mixteco y el Territorio Santos Modelo, hay un espacio rico en oportunidades de extorsiones.
Sobrados andan pues quienes deben procurar la prevención y en su caso, actuar ante la flagrancia de la comisión de un delito, así como los agentes viales, que han afilado más sus colmillos para "morder". Quizá esto ha sido provocado por la firmeza que ha mostrado el alcalde en restablecer aunque sea parcialmente el orden, pero es evidente que se está cayendo en excesos, particularmente en extorsiones.
Sería afortunado que Miguel Riquelme, presidente municipal de Torreón y aspirante a la gubernatura de Coahuila, atemperara la voracidad de quienes se aprovechan de este intento de imponer más orden en la ciudad.