Oligarcas. Un millón, entre ellas Carlos Slim, de personas atesora el 43 % de la riqueza, mientras la pobreza no retrocede.
Los multimillonarios en México multiplicaron su fortuna en los últimos 18 años.
Mientras que la riqueza de 16 mexicanos aumentó en 7 mil 200 millones de dólares entre 1996 y 2014, las tasas de pobreza son prácticamente iguales a las de hace 20 años, concluye el estudio "Desigualdad extrema en México: concentración del poder económico y político", de Oxfam México.
De acuerdo con el documento, los 16 mexicanos más ricos del país tenían fortunas equivalentes a mil 700 millones de dólares, las cuales incrementaron a 8 mil 900 millones de dólares en 2014.
El rendimiento real de la riqueza de cuatro multimillonarios es equivalente al ingreso acumulado de 20 millones de mexicanos.
En el mismo período de tiempo, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita fue de un acumulado del 26 por ciento. Las tasas de pobreza patrimonial, de capacidades y alimentaria se mantuvieron constantes durante esos años.
"Estamos no sólo frente al fracaso de la política social como un instrumento capaz de reducir la pobreza en el País, también estamos frente a la concentración de los beneficios del crecimiento entre los segmentos más privilegiados de la población", advierte el estudio encabezado por el economista Gerardo Esquivel.
Son diversas las causas de la desigualdad extrema en México.
Según el estudio, el salario mínimo está por debajo de la línea de bienestar mínimo y es insuficiente para adquirir la canasta básica: quien percibe un salario mínimo y, además, debe apoyar a una persona, está considerada dentro de la pobreza extrema.
El crecimiento económico también es excluyente, puesto que la distribución del ingreso no llegó a los sectores más pobres del país. La desigualdad es más marcada en poblaciones indígenas y en mujeres.
Afecta también el gravar el consumo por encima del ingreso; la falta de impuestos a las ganancias de capital en el mercado accionario, y la tasa marginal del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
"La constante desigualdad y la captura política por parte de las élites tienen consecuencias económicas y sociales graves. El mercado interno se ve francamente debilitado. Ante la escasez de recursos, se recorta el capital humano y se pone en juego la productividad de los pequeños negocios", explica.
Para acabar con la desigualdad, el estudio recomienda adoptar una política fiscal progresiva, con impuestos que graven las fuentes de ingreso más comunes de las personas más ricas. Además, aplicar el impuesto predial, a la tenencia, a las herencias y al patrimonio global.
Para que toda la población acceda a un mínimo de derechos sociales, propone tener un gasto público focalizado y concentrado en la creación de infraestructura básica.
También llama a recuperar la capacidad de compra del salario mínimo, y a realizar un reforma laboral para balancear la negociación entre patrón y trabajador.
