Más migrantes. Los países de los Balcanes están preocupados, pues el número de refugiados ya batió nuevo récord.
La afluencia de miles de refugiados por la ruta de los Balcanes hacia el norte de Europa, actualmente a un nivel récord, continúa preocupando a los países más afectados un día después de decidir en Bruselas evitar el flujo descontrolado.
Lograr ese objetivo no parece fácil ante la dimensión que ha adquirido, justo cuando empiezan a dejarse sentir las temperaturas bajas, la llegada a Europa de miles de personas que huyen de violentos conflictos en países como Siria, Afganistán, Irak o Eritrea.
Así, los responsables políticos de la región han reaccionado con un muy cauteloso optimismo al resultado de la minicumbre de diez países de la Unión Europea y tres de fuera del bloque comunitario celebrada el domingo en la capital belga.
En esa cita se acordó, entre otras cosas, aumentar la capacidad de alojamiento, suministro de alimentos, agua, cuidado médico y servicios sanitarios a los refugiados.
Pese a los acuerdos de la reunión y otros acercamientos logrados en los últimos días, continúan las tensiones entre los vecinos de la ruta, especialmente entre Zagreb y Liubliana.
El primer ministro esloveno, Miro Cerar, expresó hoy la esperanza de que "Croacia respete el acuerdo" y aseguró que, de lo contrario, "Eslovenia actuará de forma autónoma", según informó la agencia de noticias eslovena STA.
El jefe de Gobierno no precisó qué medidas tomaría el país en ese caso, pero en días anteriores no descartó la construcción de una valla a lo largo de la frontera con Croacia.
Frente a esa postura, el ministro del Interior croata, Ranko Ostojic, reiteró su advertencia de que las vallas "no pueden detener a los refugiados, salvo que (se) dispare contra ellos".