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Beisbol Lagunero

ADIÓS A UN GRAN BEISBOLERO, ANTONIO RAMOS PARGA

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

Ayer en la mañana falleció en esta ciudad, donde nació el 6 de abril de 1932, don Antonio Ramos Parga, gran apasionado del beisbol.

Entre sus amigos y en general entre quienes lo conocieron, de la gran familia beisbolera, su deceso causó honda consternación, pues siempre será recordado como una persona de trato amable, de gran sencillez y honradez.

Fue originario de la populosa colonia Torreón y Anexas, semillero de magníficos deportistas e impulsores del deporte, en particular del beisbol, como su vecino de los años de infancia y amigo de siempre don Ricardo Acosta Mauricio, cuyo fallecimiento ocurrido recientemente él sintió mucho.

Fue don Antonio Ramos un hombre de trabajo. Y de un solo trabajo, pues toda su vida laboral de 42 años como empleado y funcionario bancario estuvo al servicio de una misma institución, que a lo largo de cuatro décadas tuvo sucesivas razones sociales, hasta su jubilación en 1994.

La gran pasión de don Antonio fue el beisbol, que practicó desde niño en su colonia y después en las diversas categorías hasta llegar a la mejor pelota amateur, casi siempre con el equipo de Bancomer, mientras físicamente pudo hacerlo. Fue lanzador y como jugador de posición cubría muy bien la primera base. Lo recuerdo hace todavía una década jugando ocasionalmente softbol, con una gran experiencia como pitcher.

Una característica personal de don Antonio Ramos, quien apenas hace nueve días cumplió 83 años de fructífera existencia, fue su memoria verdaderamente prodigiosa para recordar nombres, fechas, juegos, jugadas, todo tipo de datos y anécdotas que contaba con gran amenidad. Su conocimiento del beisbol, en particular del beisbol lagunero, era completo. Nadie sabía tanto de este tema como él.

Compañero de butaca en el Estadio de la Revolución, lo recuerdo llevando con todo cuidado el box score en la década de los 80s, que le permitía redactar la crónica para El Siglo que entregaba personalmente después de la medianoche, pues entonces no había otra forma de hacerlo, tarea que tuvo a su cargo durante varios años. Así como notas diversas sobre tópicos beisboleros, en especial semblanzas de peloteros de la Comarca.

En su domicilio, al oriente de la ciudad, en un espacio que al efecto acondicionó, fue dando acomodo a lo largo de los años a bats, pelotas, guantes y uniformes autografiados, carteles, libros, revistas y todo tipo de iconografía beisbolera.

Montó así lo que él a veces llamaba su "Saloncito de la Fama" y en otras ocasiones el Museo Beisbolero. Siempre lo mantuvo abierto a quien quiso visitarlo y él personalmente lo mostraba con gran satisfacción y orgullo. Merece un reportaje este salón, que ojalá pronto se haga. Así como dejar por escrito las anécdotas que contaba, algunas muy simpáticas.

Hoy a mediodía se oficiará una misa por el eterno descanso de su alma en la funeraria ubicada por el Periférico, para luego darle el último adiós al amigo inolvidable Antonio Ramos Parga. Afectuosas condolencias a sus hijos, hijas y demás familiares.

jagarciav@yahoo.com.mx

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