ANÁLISIS DE LOS EFECTOS DE LA NUTRICIÓN EN EL GANADO CAPRINO
Existen muchos parámetros para medir la producción láctea individual o de un hato; la mayoría pueden ser obtenidos a partir de los registros de control de producción.
I.- Forrajes: Consiste en la inspección de los forrajes, para ver calidad de la henificación, homogeneidad, olor, proporción de hojas y tallos, grado de maduración en que el forraje fue cortado, ausencia de materiales extraños (como alambres o pedazos de metal) o ausencia de hongos.
El análisis químico proximal permite conocer los nutrientes disponibles y revisar la ración balanceada. De ser necesario debe analizarse la presencia de toxinas, especialmente micotoxinas o herbicidas empleados en la agricultura.
II.- Inspección de la rumia: Al llegar a cualquier rebaño de ganado caprino debemos verificar que las cabras estén comiendo o estén rumiando. Del 50 al 70 por ciento de las cabras de ese hato deben estar rumiando en cualquier momento del día a excepción de la hora de ordeño, de lo contrario la ingestión total de materia seca (MS) puede ser baja. Aproximadamente la mitad del tiempo, las cabras deben estar rumiando.
Si la ración está finamente picada, el tiempo de rumia se reduce y por el contrario, forrajes de tallo largo o no tan finamente cortados, producen mayor actividad ruminal y potencialmente incrementa el consumo. Si las cabras están rumiando de pie, frecuentemente indica que los lugares donde se echan a rumiar no son cómodos o adecuados.
Si las cabras lamen o muerden paredes, bardas o comen tierra, es indicativo de baja fibra en la dieta, o bien, de pica por deficiencia de fósforo.
III.- Evaluación de la calificación de la condición corporal (CCC): La CCC permite observar a las cabras en forma objetiva y detectar cambios que puedan indicar deficiencias en las prácticas de alimentación, o bien, grandes diferencias entre las tres raciones que existen casi en todo establo que son: Ración balanceada o formulada que es la que elabora el Médico Veterinario o nutriólogo; ración suministrada que es la que se está proporcionando al ganado y la ración consumida, que es la que en realidad está siendo ingerida por el ganado.
IV.- Inspección cercana de la consistencia de las heces: La consistencia debe inspeccionarse de cerca al entrar al establo. De ser necesario las heces en bola deben romperse en busca de fibra y granos no digeridos. La consistencia de las heces provee información sobre la ración y el sistema gastrointestinal de la cabra. Así, heces duras y firmes indican alta fibra, poca agua, poca sal, baja ingesta de granos o niveles de proteína. Heces sueltas o acuosas indican muy baja fibra, excesiva alimentación con concentrados o proteínas (proteína total o degradable en rumen). Heces grasosas indican exceso de proteína degradada en rumen.
V.- El consumo de materia seca: La revisión del consumo de materia seca directamente en los corrales debe hacerse de ser posible diariamente, ya que al disminuir el consumo disminuye la producción lechera. La ración para cabras lecheras debe tener entre 55 y 65 por ciento de MS, a fin de lograr al máximo su consumo. El mínimo de MS debe ser del 50 al 55 por ciento, debajo de lo cual su consumo empieza a disminuir.
Por el contrario, en raciones con mayor proporción de MS y especialmente en climas calurosos, el consumo puede deprimirse, pero la adición de agua, puede mejorar el consumo, acortando, sin embargo, su vida en comedero.
Con el clima caluroso de la región se acelera la desecación, el desperdicio y la descomposición de los alimentos, por lo que es recomendable aumentar el numero de veces por día en que se provee el alimento en vez de una o dos alimentaciones grandes.
Asimismo, durante los períodos de clima caluroso, debe procurarse mayor palatabilidad proporcionando los forrajes de mayor calidad entre lo cosechado, lo comprado y lo almacenado durante los últimos 12 meses. También puede hacerse uso de algunos ingredientes como la melaza, para mejorar la palatabilidad.