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Bótox, la máscara del tiempo

Un método para retrasar lo inevitable

Bótox, la máscara del tiempo

Bótox, la máscara del tiempo

Jorge Enrique Espejel

Desde que se descubrió que la toxina botulínica podía ser empleada con fines cosméticos, su uso ha sido el más recurrente para miles de personas, que ante el paso de los años y la inevitable aparición de las huellas del tiempo, han optado por crear un antifaz, un método de sentirse mejor consigo mismos de evadir el destino de de hombres y mujeres; el envejecimiento.

¿Cómo no valorar cuando las resplandecientes mejillas lucen toda su vitalidad, cuando poseen ese envidiable color rosa que invita a admirarlas, presumirlas? ¿Cómo no lamentar el paso del tiempo cuando estos atributos se van desvaneciendo?¿Existe alguna alternativa o no hay más remedio que resignarse al implacable rastro de la vida? Para muchas mujeres el bótox se convirtió en una respuesta, aunque no permanente.

“La tóxina botulínica es una proteína producida por una bacteria llamada Clostridium Botulinum, la cual puede producir parálisis en los músculos”, comenta Víctor Carlos Hayakawa Dávila, cirujano plástico del Hospital Ángeles.

Como agente de intoxicación o envenenamiento esta toxina produce el botulismo y como arma química o biológica es considerada extremadamente peligrosa y de destrucción masiva, por lo cual está prohibida por las Convenciones de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas.

Sin embargo, la industria farmacéutica, aprovechando sus cualidades, la ha manipulado para emplearla como medicamento para el tratamiento de enfermedades neurológicas y como producto cosmético para tratamientos estéticos de rejuvenecimiento.

En el mercado cosmético, una forma diluida de la toxina botulínica tipo A es comercializada desde 2002 por la empresa Allergan, bajo la marca Bótox, su nombre más conocido en el mercado, pero no el único.

Como apunta el doctor Hayakawa, por su capacidad de paralizar los músculos, este material es utilizado especialmente en el rostro a fin de borrar o esconder las huellas de Cronos, los rastros que evocan a la experiencia y la sabiduría, la resaca del arduo camino por el que pasan las personas: las arrugas.

Según explica el especialista, el bótox tiene múltiples usos clínicos, entre los que menciona la corrección de estrabismo, el alivio de torticolis y dolores tensionales de cabeza, así como en otorrinolaringología. “Pero su utilización más difundida es la cosmética, en la que se emplea para mejorar la apariencia de las arrugas producidas por el movimiento de ciertos músculos como el entrecejo, el músculo frontal, y las famosas patas de gallo”, precisa.

Existen muchas sustancias multifuncionales que poseen diversas facultades para beneficio del cuerpo humano. La toxina botulínica es una de ellas. Anteriormente era utilizada para aliviar diversas dolencias, sin embargo, ahora su uso se ha concentrado en el sector belleza, pues la industria cosmética que ha explotado sus capacidades y ha conquistado un mercado de pacientes que buscan incansablemente mejorar su aspecto sin necesidad de ser lacerados por un bisturí.

RESULTADOS INDESEABLES

Como todo procedimiento médico, el uso del bótox conlleva ciertos riesgos que pueden provocar un resultado insatisfactorio para el paciente; los ejemplos de personas que han abusado de esta sustancia son muchos, personas que de haber tenido un rostro angelical fueron transformadas y alteradas hasta quedar irreconocibles.

A través de la televisión o de las páginas de los diarios podemos observar a algunos famosos cuya cara parece irse momificando poco a poco, lo cual afecta drásticamente su manera de sonreír, de llorar, de guiñar al ojo, toda su expresividad emotiva.

Sin embargo, eso no significa que el bótox sea una sustancia peligrosa. Lo que pasa es que en esos casos, los pacientes abusaron del uso de la sustancia, de modo que ante un mal asesoramiento y un equivocado aprovechamiento, el resultado fue dantesco y en algunos casos irreparable.

“Realmente los riesgos son mínimos, no hay posibilidad de una intoxicación por toxina botulínica a expensas de su aplicación cosmética, pero sí podemos tener malos resultados en la aplicación, cuando se administra en cantidades y lugares que no convienen, entonces podemos tener caída de los párpados o caída de la cola de la ceja, pero realmente no hay alergias, es muy raro pensar en complicaciones por la aplicación del bótox”, menciona Hayakawa.

El uso de bótox está muy extendido en todo el mundo; en Estados Unidos, donde tiene un costo promedio de 392 dólares (Casi 6 mil pesos mexicanos), es el procedimiento estético no quirúrgico más utilizado. La Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética (ASAPS, por sus siglas en inglés) estima que es el favorito de 3 millones 381 mil 476 mujeres y de 384 mil 672 hombres.

El furor que causa es tal, que ha propiciado la proliferación de estafadores, gente con nula preparación que sólo busca beneficiarse a través de la aplicación de sustancias adulteradas o diferentes a la toxina botulínica, ocasionando serios daños a la salud. Por lo que es importante que siempre que se considere usar bótox se haga en lugares y profesionales calificados y de prestigio.

La medicina plástica ha evolucionado con el paso del tiempo, y un verdadero profesional de esta área jamás permitiría la aplicación del bótox si no asegurara un buen resultado.

Para Víctor Carlos Hayakawa, el tratamiento con toxina botulínica no es peligroso, ya que no es permanente y su aplicación no es tan riesgosa como podrían serlo otras sustancias, además si el resultado no es satisfactorio, en cuestión de cinco meses el músculo volvería a retomar su movilidad convencional.

ADICCIÓN A LA JUVENTUD

Como toda adicción, la sustancia no es el problema, sino la persona que abusa de ella.

“Un buen resultado, que es agradable, que es justo en precio, probablemente se repetirá con cierta frecuencia, pero no consideraría que pudiera entrar en el concepto de adicción”, aseguró el especialista.

El debate, entonces, radica en otro aspecto, en la necesidad. Las manecillas del reloj jamás dejan de correr, la vida de un momento a otro revela que los años han pasado y las arrugas son la clara evidencia de la experiencia, de que el tránsito por este mundo ha valido la pena.

Así como el bótox es temporal, la vida también lo es, y si después de una reflexión se decide acudir a un especialista para aplicarse el tratamiento, habrá que tomar en cuenta que no será permanente, y que inevitablemente la vejez llegará en algún momento, y con ella las arrugas.

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