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Cambiar la narrativa y terminar el año

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE

El ánimo de la República no está para festejos y sin embargo, casi todo transcurrió con aparente normalidad durante la noche del quince de septiembre, fecha en la que conmemoramos el aniversario de nuestra Independencia.

La ceremonia del Grito, desde Palacio Nacional, resultó acorde a los tiempos que vivimos. Se notó la pesadumbre y lo que nos preocupa, nuestro desánimo colectivo, incluso hasta en el semblante del propio Enrique Peña Nieto y señora, para quienes la fiesta terminó desde hace mucho.

Se hizo a un lado el exceso y la pompa que han sido características en este sexenio, y se optó por un acto sobrio que no por ello perdió su emotividad y baluarte histórico pues está lleno de ritos, usos y costumbres que nos dan certeza, tradición y sentido de pertenencia.

2015 ha sido austero y para como pinta el panorama, 2016 lo será aún más no sólo para la administración pública federal con su nuevo presupuesto recortado, sino para millones de mexicanos que han tenido que hacer recortes desde siempre.

El Zócalo capitalino y su plancha, con todo y los acarreados o quienes se apersonaron ahí por voluntad propia, lució un tanto desangelado, lúgubre y semivacío. Diversas circunstancias, entre ellas lo ocurrido a un grupo de turistas mexicanos que vacacionaban en Egipto, enlutan el ambiente nacional y nos desaniman a celebrar en grande.

Si bien miles se han sumado a la voz a través de redes sociales y otros foros de opinión pidió no festejar y de ser posible, boicotear y expresar repudio frente a las acciones del actual Gobierno, otros tantos quisimos sentir si quiera un poco de alegría -yo lo hice como muchos, trabajando- y el que México y la identidad que nos define, es mucho más grande y compleja que cualquier mandatario o circunstancia en particular.

Pese a ello y tras un año en extremo complicado para el Gobierno -varios meses y un cúmulo de eventos trágicos y desafortunados que todos quisiéramos olvidar- en el aire se perciben los primeros atisbos de lo que podría significar un cambio de rumbo. Pareciera como si por primera vez en mucho tiempo, la actual administración comenzara a sensibilizarse con la opinión pública y a escucharnos. Estamos lejos, lejísimos de cantar victoria, pero Peña Nieto envía tímidas señales de querer hacer las cosas distintas.

En el marco del Tercer Informe de Gobierno, el presidente de la República no fue ajeno a los muchos yerros propios e inherentes a su equipo, al eximir una especie de disculpa pública que para su gen priista y manera de ver las cosas, representó un gran avance aunque se quede en el discurso y no en la praxis.

"El último año ha sido difícil para México. Nuestro país se vio profundamente lastimado por una serie de casos y sucesos lamentables. Los hechos ocurridos en Iguala o la fuga de un penal de alta seguridad nos recuerdan situaciones de violencia, crimen o debilidad del estado de derecho", indicó Peña Nieto.

En tanto, el 15 de septiembre por la noche, el presidente cumplió en tiempo y forma con sus obligaciones protocolarias y se retiró temprano a dormir, sin fiesta alguna de por medio.

Estoy seguro que para el mandatario también 2015 será un año al que le urge que se acabe para así darle la vuelta a la página.

El Grito fue sobrio, bonito, sencillo, pero careció de fuerza. Así andamos todos a la fecha, un tanto achicopalados, pero nos urge cambiar la narrativa. Ante los tiempos que se avecinan, es imposible tirar la toalla. Con o sin gobierno de por medio…

Nos leemos en Twitter y nos vemos en Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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